ELECCIONES Y LUCHA SOCIAL

Diálogo con Pietro Ameglio, Gerardo Cruz Esquivel, Héctor de la Cueva, América del Valle, José Luis Fernández, Francesca Gargallo, Joel Guerra, Mariana Niembro, Elia Silva y Marcos Tello 

En medio del proceso electoral, las voces de los movimientos sociales, de las organizaciones populares independientes, de activistas y militantes de diversas luchas parecen inaudibles para los grandes medios de comunicación. Todos, ellas y ellos, actores sociopolíticos que participan en numerosas formas de protesta, organización, defensa de los derechos humanos, resistencias y autonomías comunitarias, parecen desdibujados en las colosales batallas entre los partidos políticos registrados ante el Instituto Nacional Electoral.

El Comité Editorial de Memoria, pensando en que estos actores tienen los pies y la mirada en las luchas populares y de la sociedad civil, invitó a una decena de activistas, militantes, voceros, analistas e integrantes de organizaciones y movimientos de distinta índole a hablar y debatir sobre el proceso electoral, la situación de país y, en especial, su caracterización de la izquierda partidaria y los horizontes propios de sus luchas durante el 1 de julio y después de él.

Memoria convocó a mujeres y a hombres cuyo análisis y visión considera significativos y representativos, sin que necesariamente hablen en nombre de sus respectivos espacios organizativos. Se invitó a integrantes de la Asamblea General Politécnica (AGP); Borde Político (BP); Congreso Nacional Indígena, específicamente del Consejo Supremo Indígena de la Comunidad de San Francisco Xochicuautla; Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT; San Salvador Atenco); Movimiento Feminista; Movimiento de Liberación Nacional (MLN); Nueva Central de Trabajadores (NCT); Organización Popular Francisco Villa de Izquierda Independiente (OPFAII); sección IX de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE); y Servicio Paz y Justicia (Serpaj) México. Por el Comité de redacción de Memoria dirigieron la entrevista Joel Ortega y César Enrique Pineda.

El neoliberalismo y la derecha en el poder

Memoria: Desde su perspectiva de lucha, de organización, de colectivos, de movimientos que todo el tiempo militan, se movilizan, se organizan, ¿cuál es su balance de estos 18 años de gobierno? ¿Cómo caracterizarían el neoliberalismo y las derechas gobernantes?

Gerardo Cruz Esquivel (CNTE):1 Con estos gobiernos neoliberales, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación ha visto la pérdida acelerada de derechos constitucionales. Todos los derechos en que habíamos podido avanzar no eran dádivas de ningún gobierno sino producto de las luchas de los trabajadores. En el caso del magisterio, hay quien plantea que el sindicato como tal surge por decisión del Estado mismo, sin reconocer todas las luchas dadas por el magisterio desde principios del siglo XX. A partir de los tres últimos periodos presidenciales, con las “reformas estructurales”, se dedicaron a violentar los derechos constitucionales adquiridos; por ejemplo: la seguridad en el empleo, la cuestión salarial –la Constitución establece que a trabajo igual, salario igual–. Para ello implantaron una serie de medidas, como la carrera magisterial y, recientemente, la  “reforma educativa”. En ella no se plantea nada nuevo: sólo se recupera el discurso de los últimos 20 años de la “calidad educativa”. Han estado utilizando mucho el término calidad para justificar la privatización de todo, pues esto no es mero asunto de la educación.

Con la reforma de la Ley del ISSSTE, privatizan nuestro fondo solidario de pensiones y lo convierten en mera mercancía que, además, ponen en riesgo, pues al manejar nuestros fondos de pensiones se abrogó el derecho de hacer uso de éstas. Ello afecta no sólo al magisterio o a los trabajadores de la educación sino a todos los asalariados del país. Vemos que con los últimos gobiernos, tanto priistas como panistas, solamente profundizaron su esquema de sobreexplotación, quitando los recursos que habían forjado los trabajadores, sus derechos, y buscar la confrontación entre ellos. Por ejemplo, cuando en la carrera magisterial se establecen cinco categorías salariales, comienza una pugna interna entre los mismos docentes: ¿por qué si realizo el mismo trabajo que él o hasta mejor, le pagan más?

Marcos Tello Chávez (MLN):2 El año 2000 abre una apuesta muy grande por el régimen, consumar la transición a la democracia, recuperar la legitimidad política en la medida en que la legitimidad social se había perdido, y que tiene que ver mucho con lo dicho por Gerardo: el país entró en un nuevo modelo de explotación. Prácticamente todos los marcos legales, entre ellos la Ley Federal del Trabajo, habían quedado, por la vía de los hechos, descartados y se había introducido paulatinamente desde las década de 1970 el régimen de maquila. Todo el esquema de la vieja Constitución estaba montado en el trabajo como el puente para ejercer derechos sociales, y esto queda anulado con el neoliberalismo. La legitimidad social del régimen se desploma y opera a través de otros canales; la apuesta es la legitimidad política que, en los últimos 18 años, no progresó; transitamos no a la democracia sino a una nueva forma de controles políticos que no superan muchos de los viejos elementos que organizaban el viejo régimen, y se reformulan ciertos rasgos represivos. Es una especie de dictadura civil-militar, que se mueve en el marco de los planes de Washington.

Ha sido un fracaso la transición a la democracia; tenemos una a un nuevo régimen autoritario, que ha utilizado como señuelo algunas reformas menores que responden mucho a las necesidades populares, pero que han sido en lo fundamental medios para refuncionalizar el régimen. La alternancia de 2000 no implicó la relegitimación en términos sociales amplios del régimen y de quienes se benefician de él.

Mariana Niembro (BP):3 Por mi organización, Borde Político, y mi propia experiencia, en los sexenios panistas vimos un congreso que nunca tuvo funciones apropiadas de uno plural y democrático, pero la moneda estaba en el aire, pues se habían abierto ciertos contrapesos y funciones del Congreso frente al Ejecutivo. A partir de 1997, cuando hubo ya un congreso dividido, se mostraron nuevas dinámicas que no se tenían con el partido hegemónico.

A partir de que integramos Borde –lo fundamos porque estábamos muy preocupados de que regresara el PRI y que con sus aliados tuvieran al menos mayoría simple– formulamos la hipótesis de que el Congreso volvería a perder las leves funciones que tuvo; este reducido margen que tuvo durante los gobiernos panistas donde no hubo mayoría, y la verdad es que después de este sexenio, y los resultados en el Congreso, se comprobaron nuestra hipótesis y temor de que esto sucediera.

Durante estos seis años es lamentable cómo se dio un enorme retroceso. El Pacto por México fue una estructura impuesta encima de un Congreso débil, que no tiene poder, y que nos deja imposibilitados a la sociedad civil, a los movimientos sociales, pues nos cierra completamente las puertas para acceder e influir por ser un acuerdo extraparlamentario. Sufrimos estas reformas estructurales que nos cuestan mucho y que será bien duro revertir. Observamos una pérdida de sentido del propio partido y de la gente que está ahí.

Francesca Gargallo:4 Creo que para el feminismo en general en México, el parteaguas coincide no con las fechas electorales sino con las políticas del miedo contra las mujeres. Desde 1993 se da una serie de feminicidios en Ciudad Juárez que lanzan el mensaje de que a esta sociedad la vamos a callar, a través del asesinato contra las mujeres, que deviene mensaje para toda la sociedad de vulnerabilidad y sobre todo de impunidad de los actores de la violencia. Las mujeres constantemente somos agredidas cada vez que se da un cambio social. Estoy pensando en Atenco durante 2006 y la cantidad de violadas por protestar.

Pienso también en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, las defensoras de derechos humanos y las periodistas. Las periodistas están siendo asesinadas porque hacen investigación sobre mujeres en comunidades que tocan toda la estructura de expoliación de los bienes naturales y nacionales que no nos son necesariamente colectivos, pues lo nacional no es siempre colectivo. Las tierras son despojadas y ahí donde la comunidad se rebela, la represión va directamente contra las mujeres. Esto ha creado una situación ante la cual las feministas en México reaccionan frente la violencia en lugar de estar trabajando en la transformación de su condición de vida o la de toda la sociedad.

Pietro Ameglio (Serpaj):5 A partir de la última década, si se habla de México debe tomarse conciencia de que hay gran cantidad de hechos sociales de guerra –no de violencia sino de guerra–: según los territorios, las zonas, las formas, los sujetos, uno puede no captar el proceso del capitalismo y en qué etapa se encuentra; no es sólo el neoliberalismo. Si pensamos en la idea de guerra, es importante ubicar que hay formas de exterminio en el país similares a otras situaciones de crisis internacional que uno no puede creer que se realicen, una forma masiva de no menos de 150 mil personas asesinadas en los últimos 10 años, con un margen casi nulo de justicia, verdad o reparación. Son cifras de otros tipos de guerra.

Estuve en Bosnia, y esas cifras eran similares; el año pasado fue el de más homicidios en los últimos 20 en la historia del país; no hay además clase social ni persona con quien uno hable o interactúe conocer a alguien victimado en los grados mayores, o sea, secuestro, desaparición y asesinato, de su vecindario, de su trabajo, de su fuente familiar. Esa guerra atraviesa todo el país.

Por otro lado, es una guerra con formas, desde mi punto de vista, de exterminio selectivo; eso siempre ha existido en México, pero el piso que tiene ahora ha dado una vuelta de tuerca, y en este año electoral nos damos cuenta de que es de un nivel de gravedad complicado: sí, hay un exterminio selectivo hacia activistas sociales de la defensa territorial, de causas sociales. Repito: esa violencia siempre ha habido en México, pero el tema es si la curva crece; hay también exterminio selectivo hacia formas de periodismo, de medios, etcétera. En México hay una lucha territorial por el control del delito, como no se había visto, con un nivel de impunidad total.

El tema de la guerra contra el narco lo han logrado instalar a partir de una forma de infantilización brutal de la sociedad, pues no hay en lo absoluto una guerra contra el narcotráfico sino por el monopolio del delito en los territorios; y en cada banda hay socialmente el mismo tipo de gente: funcionarios, autoridades, empresarios lavadores de dinero, bandas delictivas, fuerzas armadas o policiales y grupos delictivos. Ésos están en una banda y otra, y pelean un territorio, el control ilegal. No son los mismos: en algún lugar serán más los zetas, en otros el cartel de Jalisco, pero la identidad social es la misma y pelean por el monopolio.

Esta forma de Estado delictivo, no fallido, delictivo, es una etapa nueva del capitalismo, donde se disputa quién se va a hacer cargo en los territorios, que es lo que explica la cantidad de autoridades y candidatos políticos que mueren porque de algún modo están en un bando u otro, o rechazan la dinámica.

Han logrado instalar profundamente en la sociedad la sensación de inseguridad. La sociedad mexicana ya no tiene miedo sino terror. Un porcentaje muy alto, y lo vamos a ver profundamente en esta campaña… cuando una persona tiene terror, deja de pensar. Entonces, han logrado instalar la idea de que la paz es la seguridad y no la justicia. En ese sentido, es un tema complicado en la guerra que tenemos.

Memoria: Estamos haciendo una caracterización de la catástrofe que vive el país. Como tal, hemos invitado a algunas organizaciones comunitarias para participar. ¿Cómo han evaluado los pueblos y las comunidades campesinas e indígenas esta década de resistencia o casi dos decenios de lucha?

América del Valle (FPDT):6 En el caso de Atenco, tenemos 17 años de resistencia, en defensa de la tierra, contra la construcción de una megaobra, el aeropuerto internacional. En ellos hemos aprendido muchas cosas: éramos un pueblo como muchos otros, prácticamente desconocido; se conocía más Texcoco por toda la historia milenaria que guarda.

Sin embargo, Atenco también tiene su historia, muy relacionada con el propio Texcoco: Atenco significa en náhuatl “a la orilla del agua”; era uno de los jardines predilectos de Nezahualcóyotl. Nuestros pueblos guardan una tradición oral, rica en costumbres, usos y costumbres, en prácticas, en sus relaciones como comunidades de toda una región. Hablo no sólo de la ribera de Texcoco sino de todo el valle de México. Antes de ese 2001, nuestros pueblos eran comunidades alegres, fiesteras y tranquilas dentro de sus carencias. Después llegó esta megaobra impuesta desde el Estado, en ese momento encarnado en el PAN, con una operación de imposición –como había ocurrido históricamente en nuestro México–, que expropió de manera autoritaria sin consultar, sin informar, y surgió la resistencia, enmarcada en un contexto que viene de una alternancia totalmente falsa porque, al final, las prácticas y la decisión política de imponer una mega-obra como es el aeropuerto que viene incluso desde los organismos internacionales.

Contra eso luchamos. Sobre esa marcha, ese proceso de lucha, de aprender y desaprender quizá y de aprender entre nosotros pero también con los otros, aprender de otras luchas, aprender y desaprender, entre nosotros y con los otros –es decir, de aprender de otra manera–, nos hemos dado tremendos golpes, hemos cometido errores, pero también tenido aciertos, en el sentido de que la visión de lucha y de resistencia de saber que estamos luchando contra un Estado, que se supone que nos tendría que proteger, en seguridad, alimentación, salud, educación y todos nuestros derechos sociales. Allí aprendimos, o se cristaliza, una conciencia para aprender que el Estado se convierte al fin en un operador de los organismos internacionales al servicio del capitalismo.

Entonces, no es una lucha sencilla, ya que no combatimos contra Fox en sí, o un gobierno, sino contra los operadores de decisiones capitalistas dictadas desde organismos internacionales. En nuestras comunidades, pueblos, los hombres y las mujeres, los niños y los ancianos, ello cobra el carácter prácticamente de una decisión de vida o muerte, pues la lucha se convierte en eso: en vida o muerte.

José Luis Fernández (Xochicuautla):7 Vemos la continuidad de la entrega de nuestros territorios por el Estado a empresas. Vemos cómo a las comunidades indígenas y campesinas vecinas constantemente se les violan los derechos indígenas y humanos. Y que han hecho todo lo posible por torcer las leyes y ponerlas a modo. Ponemos por ejemplo cómo la Ley Agraria la han usado únicamente para garantizar el despojo en las comunidades indígenas, cómo los decretos expropiatorios con que lo hacen son un patrón visto en todo el país, no sólo en Xochicuautla , sino que el modo de despojar, de violar los derechos, la forma de reprimir. Lo mismo ha pasado en Atenco, y pasando con los compas yaquis, los de Chiapas.

La ambición de ellos ahora son los bosques, donde hay agua; y eso es Xochicuautla: parte de la carretera donde, en efecto, han pasado dos gobiernos, que la propusieron; y esa carretera sigue sin pasar por nuestro territorio. Pero no sólo van por la carretera: van por los bosques que están a lado, y el uso de los recursos naturales. Tenemos agua, praderas, bosques; eso les interesa, pero también son las famosas casas Geo, de tipo residencial. Entonces, todo es un sinnúmero de despojos y violación de nuestros derechos.

Memoria: Ésta es la perspectiva de la lucha territorial de los pueblos, pero hay muchas más luchas; por ejemplo, las urbanas, donde se ve la ciudad de otra manera, y se llevan años en la organización. ¿Cómo se ve desde la Organización Popular Francisco Villa de Izquierda Independiente?

Elia Silva (OPFVII):8 Como decía el compañero, vemos una farsa en esta supuesta transición a la democracia, una destreza del gobierno para convencer al pueblo de que sí hay democracia, de que sí fue posible quitar a un partido que habitó en una dictadura, contra la voluntad del pueblo, y que éste lo cree. Vemos también a un gobierno sumiso ante los mandatos de los organismos financieros internacionales, completamente decidido a salvaguardar los intereses del capital.

Vemos pobreza, criminalidad, violencia, despojo, explotación; pero no sólo nosotros, creo que todos ustedes, todos los que están aquí vemos las desapariciones, los feminicidios, la pobreza, esta continuidad en los gobiernos, a partir de plataformas ilusorias que no se ajustan a la realidad del pueblo, que van de gente que no sabe, que no conoce la vida desde abajo, que no se entera cómo vive la gente, la que produce la riqueza.

En nuestras colonias, alrededor de nuestras comunidades, vemos la inseguridad, la muerte para los jóvenes, las drogas a la vuelta de la esquina. Esta tragedia en nuestro país va dirigida por cada uno de los gobiernos que llegan; se alternan y combinan porque, realmente, cada uno deja preparadas las condiciones para que cada uno de los que siguen dé continuidad a esos cambios para beneficiar sabemos a quién, pero no a nosotros.

En este sentido, vemos también el control ideológico de la población. Hemos reflexionado mucho con relación a la reforma energética; por ejemplo: decíamos ¿cuándo hemos sido realmente dueños del petróleo de México? ¿Cuándo recibimos en realidad un beneficio por eso? Si siempre estuvo en manos de la elite mexicana, que hoy se abre a la privatización. Nos interesa sobre todo la parte ideológica, cómo el pueblo está aletargado mientras se da todo este tipo de cosas.

Memoria: Finalmente, ¿cómo se ve esto desde los estudiantes, desde el Politécnico?

Joel Guerra (AGP-IPN):9 Como han comentado los compañeros, observamos que ha habido en los últimos tres periodos presidenciales un proceso de despojo, en este caso contra la juventud de su derecho a la educación pública. Sabemos que el Estado mexicano, desde el proyecto cardenista, crea instituciones importantes como el Politécnico para tratar de poner la ciencia, digamos, en las manos del pueblo y, a partir de entonces, tecnificar el país y modernizarlo. Pero desde el Politécnico hemos visto cómo, en los últimos años, las administraciones, vinculadas de modo directo con los presidentes de la República –porque el Poder Ejecutivo nombra al director general– han avanzado en el proceso de desmantelar el proyecto cardenista y despojar a la juventud de su derecho a la educación.

En primer lugar, a partir de los exámenes de admisión, que buscan en realidad ser un filtro y dejar a fuera a los jóvenes, orillándolos a ser rechazados y ver sus ilusiones frustradas año con año, se busca como opción recurrir a la educación privada. A tal grado, prácticamente 9 de cada 10 quedan fuera de la educación superior. Los conduce no sólo a una crisis sino, muchas veces, a desistir de su idea de formarse. Este proceso deriva en realidad en un proyecto de privatización indirecta, consideramos, pues aunque formalmente las instituciones siguen siendo públicas, en realidad se deja fuera a la mayoría de la juventud.

En las administraciones que han existido, como el Politécnico, hemos visto que a partir de las modificaciones de los reglamentos, la Ley Orgánica, distintas disposiciones de la institución, se ha abierto paso también a otras tendencias. Por ejemplo, retomando lo que decía el compañero de la CNTE, en 2006, por medio de un reglamento, el director –en ese tiempo Enrique Villa– intentó imponer el nuevo modelo educativo, la tecnificación de la educación y las “salidas laterales”: reducir la duración de las carreras a tres o dos años y medio y también disminuir el nivel científico, redirigir la educación superior en el sentido de hacerla adecuada para el mercado laboral neoliberal y centrarla en competencias. Vemos vulnerados tanto los derechos de la juventud a la educación como de los docentes a un trabajo digno.

Memoria: Parecen cuatro grandes ejes: desmantelamiento de todo tipo de derechos, gran oleada de despojo, fracaso de la democracia liberal y oleada de violencia y guerra letal. Podrían ser los de un vasto ciclo del capital avanzando sobre nuestros cuerpos, los territorios, la ciudad, las mujeres, el mundo mismo.

Marcos Tello (MLN): Creo que lo que introduce Pietro en el sentido de caracterizar esta fase es pertinente. En estos 18 años de alternancia ha habido una radicalización del proceso de ocupación del país, una nueva ocupación neocolonial. El régimen, pese a ciertas reformas, que tienen mucho que ver con la presión nacional e internacional, afianzó y profundizó sus rasgos oligárquicos, sus rasgos colonialistas, la violencia contra las mayorías nacionales, tiene que ver con esto. Han sido Estados liberal-oligárquicos, excluyentes de las mayorías, al servicio de una casta económica y racial. En México hay un profundo racismo y patriarcalismo.

La violencia contra las mujeres, la primera mayoría, tiene que ver con ello. La violencia contra la población indígena e indo-mestiza, que somos la mayoría del país, aunque nos reconocen como minorías (y hasta peleamos por leyes que nos reconozcan como minorías), tiene que ver con el afianzamiento de este proceso de neocolonización. Hay que hablar de manera clara y abierta: vivimos un nuevo proceso de ocupación de este país, que agudiza todos los rasgos presenciados a lo largo de 500 años.

Francesca Gargallo: En la misma línea, creo que debemos entender por qué sucede esto. Qué afán de control hay sobre la población general a través de implantar el terror a través de la muerte y el despojo, tan amplio y que toca todo, y va desde la escuela hasta el territorio, y pasa por nuestros cuerpos. Tenemos una porción del territorio americano, no sólo mexicano, del de todo el continente, en manos del capital canadiense invertido en la minería, incrementado con el dinero de los racistas sudafricanos, tuvieron que salir de Sudáfrica y lo invirtieron en las marcas y la minería canadiense. Esto pasa por una facilidad enorme de matar a la población y también por resistencias importantísimas. Pienso ahora en Guatemala o en la decisión en México de Cherán de separarse, de decir no a todos los partidos o, por ejemplo, en la recuperación del pueblo garífuna en Honduras, de decir volvamos al quilombo y construyamos entonces comunidades capaces de ser solidarias y donde, entre otras cosas, son las comunidades con menos violencia sexual, feminicidios y asesinatos en general: los asesinatos vienen todos de fuera. En Cherán, todos han sido asesinados por la gente contraria a la comunidad.

Eso también debemos tomarlo en consideración, pues este despojo de nuestro cuerpo y territorio a final de cuentas no se revela. Entre cuerpo y territorio hay relación. Esto se omite en el discurso político contemporáneo.

Gerardo Cruz (CNTE): En esta etapa se han agudizado las contradicciones de clase. Las imposiciones que el gobierno fascista mexicano ha logrado son por medio del terrorismo de Estado, por acciones contrainsurgentes de todo tipo y por buscar el desmantelamiento de todo tipo de organización. Para esto, lo más recurrente en estos últimos meses es la detención arbitraria. Por ejemplo, en el caso de nosotros, como coordinadora, en los dos últimos meses hemos tenido más de 200 detenidos, pero los sueltan rápido. Tenemos a los desaparecidos, pero finalmente son detenciones ilegales. Tenemos en este momento cinco desapariciones y cuatro asesinatos. Estoy hablando del último mes. Entonces, es meternos no miedo, imponer el terror para obligar a replegarnos.

Pietro Ameglio (Serpaj): Un tema que debe quedar muy marcado es el de los desaparecidos, la situación más inhumana que puede enfrentar una familia, una persona, alguien. Y la otra cosa inédita, pero en sentido positivo, es que tenemos el zapatismo, los procesos de autonomía de los pueblos, y eso encarna un signo tremendamente original –lo más original que tiene este país para mí– y aporte a la historia universal: los procesos de autonomía. Montón de límites, críticas, etcétera, pero en la especie humana sobran los dedos, y diría de una mano no de dos, de formas de vida y relaciones sociales en territorios de esa magnitud y con esa cantidad de personas.

América del Valle (FPDT): Creo que en los últimos 30 años, desde que se instauró oficialmente en el país el neoliberalismo, hemos vivido y sufrido una serie de atropellos, violaciones viles de todos los derechos sociales humanos. Y desde el movimiento social me parece que las resistencias si bien han logrado en distintos momentos de éstos parar y frenar reformas, ahora ya se imponen por la vía de la represión, por la imposición en madruguetes, literalmente. El movimiento social ha sido muy golpeado, mermado. Nos hemos tenido que replegar, y en muchos momentos de inercia ya no vemos para dónde y llega ese momento de repliegue cuando tenemos que volver a nosotros para revisar qué estamos haciendo y qué sigue, qué tendríamos que hacer, pues es un hecho clarísimo que esto va a continuar. El capitalismo en una fase salvaje, inhumana –bueno, no conozco un capitalismo humano [risas]–, la muerte misma. Y ahí los pueblos, justamente los pueblos, este tejido social, es lo que podría y lo que salva muchas veces, es la clave de cómo volver a hacer comunidad, cómo volver a la solidaridad. Pero está también el reto de cómo también nos preparamos y nos seguimos preparando políticamente ante un régimen al que, en efectivo, hay que nombrar: es el imperio, el capital.

La coyuntura electoral y las izquierdas vistas desde las luchas sociales

Memoria: Esta primera gran panorámica de diagnóstico nos sirve para pasar efectivamente al dilema de las salidas frente a este desastre. En las izquierdas, en los movimientos siempre hay una diferencia sustantiva, estratégica a veces, a veces táctica, a veces incluso de concepción de lo político en torno de qué hay que hacer, cómo enfrentar este régimen, cómo enfrentar a las derechas, pero sobre todo cómo enfrentar a la izquierda que hoy tiene probabilidades de ganar electoralmente. ¿Cuáles son su posición y diagnóstico respecto a la izquierda partidaria y el momento electoral?

Marcos Tello (MLN): No podemos hacer abstracción de la coyuntura: estamos en ella e influidos y bañados por el proceso. Objetivamente, hay una ruptura en la sociedad, más allá de las discrepancias de los tres bloques, más allá de estas discrepancias, de dos bloques oligárquicos uno representado por Andrés Manuel López Obrador y otro por el PRI y el PAN; o sea, más allá de esto hay una ruptura en la sociedad. AMLO va a ganar, a no ser que pase un accidente, pues hay una ruptura abajo. No es la vieja ruptura de 1986-87, donde la clase política tradicional se rompió; hay una ruptura en la población, y éste supone el elemento fundamental por considerar. Si examinamos las elecciones desde 2015, veremos los grandes corrimientos de la población, lo que está reconfigurando el norte electoralmente, pero tiene que ver con un movimiento más profundo que arranca de modo directo desde 1988; hay un sujeto democrático nacional surgiendo, y se ha extendido. Ya nadie cree a los críticos de Obrador –aunque muchas cosas son ciertas–, pues cierta población está rompiendo con una parte del viejo régimen. Obrador ahora capitaliza el descontento, pero esto nos habla de que entramos en una nueva época de protagonismo social. También en ese fermento hay un sector que no se encuadra en la política de las grandes opciones oligárquicas: no van con Andrés Manuel y plantean, lo hagan o no, perfilar un proyecto propio. Esto tiene que ver con ese magma que ha estado fluyendo. Entonces, ¿cómo nos situamos frente a la coyuntura desde una opción popular, de izquierda? A partir de definir el problema por resolver en este momento histórico. No es la corrupción, ése encarna un problema derivado. ¿Cómo resolveremos la gran crisis nacional? A partir de la lucha contra la ocupación nacional. Y aquí hay que hablar de imperialismo, de nuevos procesos de reconfiguración del capital en el marco de la neocolonización, de esta crisis de la hegemonía que tienen Estados Unidos y las oligarquías locales. Tenemos que hablar desde este sujeto democrático que está fluyendo, que es indio, que es obrero, que es clases medias, que son mujeres. O sea, es situarnos desde ahí y asumir la lucha; no sólo son los Caracoles zapatistas: la lucha del pueblo de México resulta variada, compleja. Y si lo vemos a escala internacional, no nos alcanzarían los dedos de las manos ni de los pies para contar estas experiencias de autonomía y, en fin, de nuevos aportes a la nueva sociedad.

Gerardo Cruz (CNTE): Tenemos compañeros con militancia partidista, y algunos de ellos están en los partidos con registro y en organizaciones sin éste. Debemos ir más allá de caracterizar una izquierda buena o una izquierda mala: romper con algunas cuestiones que hemos criticado mucho, como el corporativismo. La pregunta decisiva es ésta: ¿Cómo construimos por fin una propuesta diferente de nación? Porque para nosotros, la cuestión nacional va más allá de las meras elecciones. Pensamos que gane quien gane en éstas, ello no significa que cambiará el régimen actual. El cambio de quien entre en el gobierno no es el del régimen actual. Frente a los comicios, como CNTE, en nuestros espacios como el Congreso valorábamos ¿Qué haremos para no tener una fractura en la coordinadora? Pensamos que la única salida es no pronunciarnos por ningún candidato, pero sí deberemos sumarnos a las acciones que el pueblo convoque, pase lo que pase. Y de esta manera, como también contribuimos a construir un proyecto de nación diferente, porque parece que solamente hay el capitalismo y que hay que darle sus tonalidades y lo podemos humanizar; ¡no puede humanizarse, pues nació inhumano! Si se dan movilizaciones, si se da un fraude electoral y la gente decide salir a las calles, no podemos decir “se los advertimos”. Sabemos que habrá represión, y ante eso tendremos que dar una respuesta organizada. Y también nos queda claro que no hay en el país una organización suficientemente fuerte para enfrentar al gobierno actual en ninguna de las condiciones y triunfar. Finalmente, tendremos que contribuir con nuestros modestos esfuerzos a formar algo capaz no sólo de enfrentar al gobierno actual sino de construir una nueva forma de nación y estar seguros de que podemos triunfar.

Pietro Ameglio (Serpaj): Diré algo muy breve, pues se aludió al zapatismo y no quisiera que quedara una banalización fuera de perspectiva histórica como la que se hace. El zapatismo no son los Caracoles; eso es una caricatura. Es la vida en las comunidades. El que sabe historia sabe que en la experiencia de sociedades con esa magnitud de territorio, mayor que Holanda, que Bélgica, que parte de El Salvador, y con cientos de miles de personas tratando de vivir así, con la fragilidad de la experiencia, no hay en la historia humana tanta cantidad de gente. Por supuesto, hay toneladas de experiencia, incluso más radicales, más autónomas, pero de grupos pequeños, reducidos, en tiempos breves. De esa magnitud, de ese tiempo, en ese territorio y con tanta gente en la vida comunitaria, ya que se exalta lo indígena aquí, no existe históricamente. Entonces quiero que quede eso claro, que no se vaya a banalizar ni decir que sobran experiencias internacionales del nivel del zapatismo. Eso es no saber de historia.

Francesca Gargallo: La vida comunitaria tiene una importancia de transformación, y no es un hecho banal que en el zapatismo cualquier posición, decisión y trabajo debe ser de 50 por ciento de mujeres y 50 de hombres. No es un hecho cualquiera ni simple división numérica: representa una transformación profunda de la manera de tomar decisiones, pues ello no existe en ninguna otra propuesta política en México. De las derechas no me sorprende, pero también quisiera saber qué significa hoy derechas, pero tampoco creo que de las izquierdas. Por tanto, tampoco sé qué quiere decir aquí izquierdas. Porque si los diferentes, las diferentes que somos la mayoría, no estamos presentes, no hay sino un pequeño grupo siguiendo, imponiéndonos sus ideas, sus ideologías. Esto no quiere decir que crea, pues es falso, que cualquier posibilidad electoral en México signifique lo mismo, como mucha gente dice, que da igual, que gane quien gane, porque a final de cuenta la brecha económica entre quien tiene todo y quien no tiene nada seguirá incrementándose y el sistema capitalista no lo vamos a deshacer. Sí creo en las experiencias donde el respeto de la población lésbica, gay, transgénero existe. El respeto de la diferencia feminista y femenina existe en las sociedades. Eso es a escala comunitaria una enseñanza para partidos que nunca lo habían postulado como algo importante para ellos, y esto significa el respeto de la vida. No es casual que en el zapatismo, o en Cherán, no exista el feminicidio y que las violaciones sexuales hayan disminuido y pueda denunciarse el acoso sexual en la comunidad. También, por ejemplo, en las policías comunitarias y en los rondines.

Memoria: Hasta aquí vemos tres grandes posiciones ante el proceso electoral. El primero reconoce la emergencia de la participación popular, aunque con distancia crítica tanto del candidato como del partido; la segunda toma prevención ante una posible irrupción popular ante el fraude; la tercera hace mayor hincapié en la vida comunitaria y el proyecto zapatista, sin dejar de reconocer los matices existentes entre los grupos de la clase política, incluida la izquierda. Para las posiciones en el movimiento indígena y otras organizaciones populares hay otro balance. ¿Cuál es éste?

José Luis Fernández (Xochicuautla): Nosotros, primero, no creemos en las autoridades electorales. Segundo, tampoco confiamos ya en los partidos políticos. Hoy hay una izquierda más en camino hacia la derecha; toda su estructura tiene gente que ha estado de modo constante con el gobierno, que ha ayudado a las reformas estructurales. Vemos gente como Esteban Moctezuma, quien quiso desaparecer el movimiento indígena en 1994, y un sinfín de personajes que han infestado esa famosa izquierda. Y bueno, pues nosotros, comunidades indígenas, decimos que no puede ser esto. Vemos que es sólo entrar en el poder por el poder. Esto se viene desde lo local; hablamos por ejemplo en nuestro municipio. Conocemos al candidato a presidente municipal, quien cuando quiso ser regidor debió pagar con ciertos tratos para que lo hicieran regidor. Alguien que negoció constantemente con el gobernador, con Peña, con quien hizo negociaciones constantes. Y el candidato a diputado es también un reconocido priista y, ahora, uno de los representantes de la famosa izquierda. Entonces, en otras palabras: ¿cómo creer en una izquierda que en realidad no camina hacia la izquierda? Es una que, decimos, camina a la derecha.

Elia Silva (OPFVII): Como el compañero, mucho de lo que vemos es que esa izquierda es un fiasco y, en su mayoría, de extracción priista. También tenemos claro que si no hay un gobierno o un partido que plantee un proyecto económico distinto del capitalismo, nada resultará diferente. No vemos la diferencia a la izquierda institucional con la derecha. Pensamos que es una gran obra de teatro, donde cada uno tiene un papel importante que sirve al otro. Antes era la pugna con el PRI y el PAN, y después surgió el PRD con Cárdenas, y hoy Morena, y hoy, bueno, toda esta basura que van acumulando en las diferentes iniciativas o proyectos partidistas. No visualizamos ningún cambio. Tal vez las formas de hacer las cosas, que es un poco lo que hemos visto. Estamos de acuerdo en que tal vez sería terrorífico, a partir del rompimiento que hay, del enojo de la gente, de todo cuanto ha pasado con los últimos gobiernos, que no gane AMLO, pero tampoco advertimos un cambio decisivo si gana. Estamos en tres delegaciones de la Ciudad de México, y a partir de ahí vemos cómo se van moviendo quienes están como delegados y los que esperan turno: no de diferentes formas. Decían de esta parte que no hay capitalismo suave, como el de Andrés Manuel, desde que fue jefe del gobierno. Pensemos: cuando se habla de las prepas de López Obrador, los institutos de educación media superior, no se dice “las preparatorias del gobierno de la ciudad” sino “las prepas del Peje”. Y los apoyos a las madres solteras y los que el Peje da a los ancianos. Los tiempos electorales no definen ni marcan los de quienes estamos construyendo desde abajo. Sí vemos que esta coyuntura nos afecta, pues se legaliza, vienen gobiernos más duros, más dispuestos a proteger el capital. Algo que se da en esta coyuntura electoral son las reformas en el Instituto de Vivienda. Una de ellas, que está lista para implantarse a partir del próximo año, es que el Instituto de Vivienda no va a dar más dinero a organizaciones para compra de tierra. Y dará sólo a quienes tengan acuerdos o tratos con la Asamblea Legislativa. Eso significa que te vendas a un partido, que te etiquete recurso desde la Asamblea, y entonces respondes. Lo vemos más como etapas donde hay que valorar, resignificar lo que vamos generando y poder enfrentar la embestida que se viene a partir de los procesos electorales.

América del Valle (FPDT): La izquierda mexicana es tan compleja, en un país de millones de habitantes y con una historia tremenda. Es mucho más fácil ubicar a la izquierda institucionalizada; coincido plenamente en que es la izquierda de la derecha. Sin embargo, en este momento creo que distintos movimientos sociales, en estos momentos coyunturales, muchos definen participar como militantes o respaldar, o bien, estar sujetos a lo que va a pasar. En muchos otros casos nos mantenemos independientes del partido político, del que sea de izquierda, pues creemos que tal independencia nos permite mayor autonomía, mayor disposición y libertad incluso de construir, retomar y defender ideológicamente lo que creemos, con lo que vamos aprendiendo, con lo que vamos retomando de nuestra historia. En el caso de Atenco, por ejemplo, tenemos 17 años donde hemos tenido resistencia con distintos momentos importantes: por un lado, una victoria importante que es lo que nos da una trascendencia a escalas nacional e internacional cuando se echa abajo el aeropuerto y, sin embargo, existe el PRI en el municipio, y luego entonces hay una serie de contradicciones que los pueblos nos vemos obligados a revisar. ¿Vamos a permitir que continúe el PRI, ese poder que nos ha despojado y entregado nuestro patrimonio? Entonces, ahí viene un momento de contradicción para los pueblos.

Memoria: Vemos las posiciones frente a la izquierda que ya mencionamos, movimientos que rechazan abiertamente la vía partidaria por sus contradicciones y la defensa en distintos grados de cierta autonomía para mantenerse independientes de las lógicas, los tiempos y las formas partidarios. Pero sumamos la dificultad en que se encuentran algunos movimientos para asumir una contradicción entre independencia y continuidad de los partidos políticos dominantes. Sin embargo, en otras realidades, hay cierta complejidad para tomar una posición al respecto. ¿Qué opinan de esta situación?

Joel Guerra (AGP-IPN): En mi caso, tengo que hacer la diferencia entre mi perspectiva  y, en general, cómo lo percibo en la institución y entre estudiantes y docentes del Politécnico. Coincido con las posturas comentadas por mis compañeros: hay un fuerte escepticismo respecto a los partidos políticos, una gran desconfianza respecto a lo que se denomina izquierda institucional. Es una que camina a la derecha, da apertura a muchos personajes políticos ex priistas y ex panistas que practican las mismas formas de hacer política corporativa, una política que en muchos sentidos termina derivando en lo que han sido los gobiernos anteriores. Pero, por otro lado, está la expresión social del hartazgo. Entre la juventud que estudia en el Politécnico, y en los docentes mismos, los trabajadores, también parte de la sociedad, hay hartazgo respecto a los partidos políticos que han gobernado el país. Entonces, como hay ese hartazgo, y ellos están frente a la duda de votar o no, muchas veces la juventud quiere ejercer por vez primera el derecho al sufragio e intenta ver qué hacer; ve la historia y, al hacerlo, se dan cuenta de que ciertos partidos han gobernado el país y han sumido a la sociedad en las condiciones de que hablábamos, y recuerdan que en algún momento se enfrentaron a la posibilidad de ver limitada su educación. O que incluso fueron rechazados, después de no ser aceptados tras varios intentos, que incluso han tenido un proceso de lucha para ingresar en la educación superior. Porque también hay movimientos de rechazados que pelean y logran lugares. Es una juventud que está frente a la realidad y la duda de votar o no. Por lo que veo, un vasto sector de esa comunidad votará por AMLO y Morena. ¿Y por qué? Pues porque consideran que podría ser, sin tener la certeza, una nueva ruptura; no militan en el partido, tampoco son candidatos a nada ni mucho menos; simplemente es ése el sentido crítico, y ellos ven la posibilidad de expresarlo así. Por supuesto, también está el otro grupo, tanto estudiantil como académico, indiferente al panorama electoral o abiertamente reaccionario, porque también eso es cierto, también hay, incluso hasta el propio PRI y el PAN tienen sus bases en las escuelas haciendo campaña. Pero alcanzo a ver este sentido de disentir y hacerlo mediante la expresión del sufragio. Y por último, cabe también pensar en que el IPN tiene una vida muy vinculada al funcionamiento del Estado, pues finalmente es una institución de Estado, y depende mucho del presupuesto que se le asigne, depende mucho de quién esté en la SEP, en el Poder Ejecutivo para definir quién será el director general.

Héctor de la Cueva (NCT-Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical, CILAS):  Desde el punto de vista de lo construido en la Nueva Central de Trabajadores, donde hay un poco de todo, desde fuerzas que se comprometieron en las firmas para Marichuy, otros que van con Morena, etcétera, hemos ido logrando consensuar una posición. La izquierda y los movimientos sociales están en una situación muy diversa en el posicionamiento de la coyuntura político-electoral que se halla enfrente. Nosotros partimos de un hecho que nos parece clave; decimos: “No hay candidato ni partido de izquierda para estas elecciones”. Y eso no necesariamente demerita la opción AMLO, pero digan lo que es, un demócrata, un nacionalista, pero no es de izquierda. Para nosotros, en estos comicios no hay opción de izquierda; tan claro como eso. Tampoco hay una opción de los movimientos sociales, pues no es una candidatura surgida de los movimientos sociales. Eso no descarta el razonamiento táctico de quien desde los movimientos sociales o desde la izquierda diga: “Conviene apoyar a AMLO”. Como táctica, hay muchos que por supuesto no simpatizamos con esa opción. Hay gente de izquierda metida en esa apuesta y gente de los movimientos sociales, no movimientos sociales como tales porque, además, una de las características de Andrés Manuel estriba en que no le ha interesado hablar con ellos. Ha querido generar un movimiento ciudadano atrás de él, donde se han enganchado algunos movimientos. Al único movimiento que tiró el gancho fue a la CNTE y por ahí algunos se engancharon y luego ya se desenganchó la CNTE como tal, ya marcó su raya. Pero el hecho es que en la discusión táctica o en los escenarios pueden pasar muchas cosas. Tenemos una visión centrada no en este debate de AMLO sino en otra cosa que nos parece más importante, antes o después de las elecciones.

Horizontes poselectorales de los movimientos sociales y la sociedad civil

Memoria: Hasta aquí, hay dos dimensiones problemáticas sobre la fuerza política representada en López Obrador y Morena. Por un lado, existe cierta coincidencia en su caracterización como parte de un consenso neoliberal sin contar con un programa de izquierda pero, a su vez, ante las derechas recalcitrantes, destacan algunas de sus diferencias, aunque sean menores o de matiz. Y por el otro, hay una contradicción fuerte en los movimientos sociales para posicionarse ante esa fuerza política y, en especial, impulsar acciones propias en el marco de la coyuntura electoral. El debate de la caracterización de la izquierda electoral polariza con esa fuerza y el debate sobre el apoyo electoral estratégico o táctico tensiona en cada movimiento y entre movimientos. Parece que, en medio de ambas tensiones, la sociedad no está escuchando a los movimientos sino la propuesta electoral partidaria. ¿Esta forma de hacer política de los movimientos está rindiendo frutos? ¿Qué opinan al respecto?, ¿cuál es el horizonte poselectoral de lucha de los movimientos?

Mariana Niembro (BP): Tenemos que replantearnos nuevas formas de ejercer ciudadanía y hasta de participar en el plano político. Si un movimiento decide o no apoyar a un candidato, no deberíamos juzgarlo de forma perentoria, pues hay historias particulares. Si en su comunidad Morena pone a un candidato que es priista, es una cosa, pero otra es lo que les puedo decir con base en nuestra experiencia: vivimos la reforma de la Ley de Seguridad Interior, y sí hay diferencias. Lo vimos, y sí hay diferencia entre lo que se denomina derecha y lo que se dice izquierda. En el Congreso sí hay gran diferencia, y ahí se toman estas decisiones, que por supuesto que afectan hasta lo más bajo. Ahí debemos reflexionar si vamos a dejar que sigan en el poder quienes han robado, masacrado, violentado el país y la sociedad. Y en ese sentido, nadie en este país podría decir: “Voy por éste y creo fervientemente”, pero me parece importante decidir, ejercer el voto, pues al final gana quien tenga un sufragio más y ocupan esos lugares y deciden cosas que, evidentemente, nos afectarán.

Marcos Tello (MLN): En este momento hay una emergencia social, un cambio en el piso social, no del electoral, no de la partidocracia. Hay un proceso de emergencia resultado de un proceso acumulativo de resistencia, y esto abrirá una nueva etapa en el país. Pase lo que pase el 1 de julio, deberíamos –y ahí discrepo con Héctor de la Cueva– tener mucho cuidado de asumir este asunto de la lucha ideológica, de la precisión, de la caracterización de frente a quiénes estamos; habría que tener mucha cautela y asumirlo de manera responsable. Los señores que ahí ocupan este espacio son todos liberales. Ellos nos llevaron hasta acá, construyeron esta república que excluyó a las mayorías, pero no son iguales, son diversas propuestas de grupos oligárquicos. Hay dos expresiones de una sola postura: los grupos oligárquicos dispuestos a radicalizar el neoliberalismo; y el otro, orientado hacia el neoliberalismo social. Éstos se enfrentan junto a los independientes –con excepción de Marichuy–; todos son parte de este núcleo duro. Resulta importante explicar que el neoliberalismo ya no es una opción para resolver los grandes problemas nacionales ni del mundo; hay un desgaste de todo esto. No hay que pelearse con los seguidores de AMLO, pero también es relevante explicar sus límites y diferencias –¡y claro que resultan diferentes!–, y explicar que la única posibilidad de empujar en otra dirección es este sujeto, polimorfo, un sujeto democrático nacional, muy variado, complejo, que está más allá de las definiciones ideológicas y de los grupos de izquierda.

América del Valle (FPDT): Sí, justo eso: es un daño hecho a la izquierda o que nos hemos hecho en las izquierdas pensar en blanco y negro. Quienes nos asumimos de izquierda tenemos la obligación moral de prepararnos, conocer nuestra historia, la propia y la general, y hacer una constante revisión. Nuestra izquierda tiene un talón de Aquiles: no revisamos constantemente nuestros procesos. Nos resistimos y nos encajonamos en dogmas, en esquemas que alguna vez quizá funcionaron, pero después ya no funcionan parejo para todos ni todo el tiempo. Por otro lado, también hay que ver que, con todas nuestras contradicciones, estamos resistiendo a este capitalismo, y por ello somos golpeados, encarcelados, violados, perseguidos. En medio de esta persecución, ¿a qué hora damos la discusión y la reflexión?

Héctor de la Cueva (NCT-CILAS): La izquierda y el movimiento social deberían preocuparse más por el 2 que por el 1 de julio, y deberíamos construir algo para el 2 de julio. Eso no significa esperar a ese día y ver qué pasa sino hacer cosas desde hoy, pero con la perspectiva puesta en esa fecha, pues hoy lo que va a pasar pues va a pasar; y en cualquiera de los escenarios, el 2 de julio nos encontrará en un determinado lugar. Pero si es el escenario violento, porque hay un riesgo de salida violenta que hay que comentar y estar conscientes porque hay que prepararse… Sí hay un riesgo de salida violenta, pues hay una crisis que se profundizará si las opciones de la derecha no caminan. Una salida violenta o una salida fraudulenta que levante un conflicto poselectoral. O, en el mejor de los escenarios, que gane López Obrador. En cuanto esto suceda, la pugna real entre izquierdas y derechas empezará. Ahí tenemos que preguntarnos dónde estaremos, qué haremos. Y por eso hemos pensado que debe construirse desde hoy un polo social que se pueda mover en cualquiera de esos escenarios venideros. Si no somos capaces de construir eso, no vamos a influir en nada y sólo estaremos viendo qué hace éste y qué el otro. Decirlo es fácil; en la práctica es cierto que articular la izquierda en las luchas sociales, ya está tan manoseada la unidad… Sé que es difícil, pues en realidad hay varios referentes de unidad, y si hay seis procesos de unidad significa que no la hay. Además, se repiten los errores de años y los intentos de hegemonía, de manipulaciones y la manera equivocada de construir esa unidad, pero aun para quienes apoyan a López Obrador no hay garantía de que se cumplirán tales cuestiones laborables o democráticas. Entonces, vamos a tener que ir a pelear. Vamos preparándonos, y platicando cómo construimos desde hoy esa alternativa de izquierda y social para los escenarios venideros.

Marcos Tello (MLN): Debemos apostar a ese sujeto polimorfo que ya está luchando. Tenemos diversas posibilidades de influir, hablando de trabajo de base, de trabajo social directo. Hay que apoyar los procesos que se plantean el tema del gobierno. Por esta vía no institucional hay varios procesos; en Chiapas, 10 municipios plantean diversas perspectivas de cómo aprovechar la coyuntura: algunos sin renunciar a la estructura o a los procedimientos legales, otro, planteando incluso no dejar entrar a los partidos. Debemos asumir eso. Ésta es una lucha concreta por el gobierno, y la gente empieza a hablar de la lucha de por el poder en estos espacios. Cherán es otro ejemplo, pero los encontramos en Guerrero o San Luis Potosí. La CNTE está organizando una huelga en mayo, esto es otro proceso, muy concreto, desde el cual podemos partir y tratar de ir tejiendo un nuevo proyecto. El proceso de la unidad no puede ser igual al que hemos tenido. Hay otras luchas muy importantes, como las  encabezadas por las mujeres, que tienen diversas expresiones. En el tema de la lucha contra la violencia, los temas de la lucha por derechos civiles necesitamos plataformas amplias. La pelea ahorita no es contra los que están en el proceso electoral sino –desde nuestra perspectiva– por sentar las bases de un movimiento nacional amplio, que incluye a las mayorías, que no son solamente una clase; que se plantee el tema de la lucha contra la ocupación nacional y el de la lucha por el gobierno y el poder; y esté dispuesto a usar las formas de la resistencia y de la desobediencia civil pacífica. Y esto incluso nos permitirá articular luchas electorales, luchas no electorales, luchas que tienen que ver con un nuevo autonomismo, no propiamente el anarquismo. Apostándole a los sujetos, más que a los grupos de izquierda, que también hay que hablar con ellos.

Gerardo Cruz (CNTE): Reconocemos todas las formas de lucha. Sólo ponemos una condición: que eleve la conciencia del pueblo trabajador. Sabemos también que nadie, por iluminado que se crea, puede plantear cuál es camino, pues no hay camino único para la toma del poder. Y nuestra lucha es para tomar el poder, pero no por el poder mismo sino por la trasformación radical de la sociedad. Y para ello debemos construir un programa que vaya más allá de una lista de demandas, que plantee los instrumentos para recuperar lo que hemos perdido históricamente y para poder construir lo que llamaríamos una nueva forma de poder. Y nadie puede hacerlo solo. Tenemos que dar una lucha ideológica. Si para la izquierda llamada institucional las elecciones son el fin, para nosotros es un medio que nos da la posibilidad de socializar un programa que tenemos que construir. Si decimos todo lo que los partidos, tanto de derecha como de izquierda, no sirve; sería visceral de nuestra parte quedarnos allí. Tendríamos que decir: “Todo esto no sirve, es basura”. Y nuestra propuesta programática es ésta; y ésta la tenemos que construir, todas las organizaciones de izquierda. Ya hay un avance, tenemos próximas movilizaciones donde muchos referentes estamos de acuerdo. Y debemos demostrar al Estado nuestras fuerzas.

Elia Silva (OPFVII): Más allá de los procesos electorales, estamos convencidos de que no habrá gobierno con un planteamiento capitalista que cambie las cosas. Si no hay un cambio en el modelo económico, las cosas seguirán igual. El único camino que vemos es organización. Organizarnos y hacer realidad la visión del mundo que tenemos: la visión del mundo que soñamos a partir de todas las carencias, de todo el desprecio vivido en la historia del país. La perspectiva es la organización. Más allá de los tiempos electorales, de las campañas, nuestro proyecto no está determinado por lo electoral. Por supuesto, hay un efecto que nos atañe. Y quizás en nuestras comunidades haya gente que vaya a votar por uno o por otro. Pero todos hemos visto que las cosas que hemos mejorado las hemos logrado organizadamente. Los tiempos electorales no marcan la construcción de nuestros sueños ni cambiarán nuestras condiciones de vida, pues hay intereses que van más allá de nosotros y que solamente la organización del pueblo puede realizar.

Joel Guerra (IPN): Por lo que alcanzo a observar y también partiendo de nuestra experiencia como Asamblea General Politécnica, a los movimientos sociales les acontece en esta coyuntura electoral y después de ella seguir haciendo lo que siempre hemos hecho: luchar y persistir en nuestros ideales. En el caso de la Asamblea, el cumplimiento de los acuerdos de 2014 y la realización del congreso, pero un congreso proveniente de la comunidad, no impuesto desde la dirección general. Nuestra organización apunta hacia allá; sin embargo, también observamos que si la comunidad politécnica se manifiesta por medio del voto, es más que su decisión, es por supuesto su derecho; y si observan que ahí puede haber una ruptura, una crítica a lo que ha existido hasta ahora por diversas razones vistas, económicas, de seguridad, políticas, pues tendrán sus motivos y los estimularán para actuar. La Asamblea no se pronunciará por algún candidato o fórmula ni en apoyo de ningún partido, pero respeta las formas de expresión electoral de la comunidad.

América del Valle (FPDT): Al ver el reloj del 1 de julio, no vamos a poder hacer nada de lo que no hicimos, por falta de disposición, de visión, de proceso. Tenemos que revisar los últimos años de camino de esta izquierda. En el centro del país se concentra una importante fuerza política de esta izquierda, no porque en el resto del país no exista, pero es cierto que en el centro del país se ha concentrado la historia de movilización de izquierda. Y estamos vinculados y somos los que estamos dando una discusión de algún modo, y veo que hacia adelante el paso que demos tiene que estar pensando también en la reflexión de lo que hemos caminado y en lo que no nos ha funcionado. Nos da miedo decir qué no ha funcionado. La otra campaña fue un esfuerzo sumamente importante, donde muchos nos vimos llamados, nos sentimos convocados. Y, sin embargo, hubo momentos en que se dijo con quiénes sí y con quiénes no. Eso nos da miedo decirlo a las organizaciones, a los actores que estuvimos ahí siendo partícipes de procesos donde estamos intentando construir nuevas formas de hacer política. Y sin embargo también tuvimos retrocesos, cometimos errores, y digo: “El paso que vemos hacia el momento que está a la vuelta de la esquina tendrá que tomar en cuenta lo que ya hemos caminado”. De no hacerlo, seguiremos reproduciendo un montón de errores. En el punto de unidad es un tema de toda la vida desde que comencé mi militancia en movimientos sociales. El de la unidad siempre ha sido un tema por discutir; no dejemos de discutirlo. Pero retomemos todo el camino andado. Si no hacemos ese ejercicio y somos humildes y autocríticos, la derecha nos golpeará más de lo que ya lo ha hecho.

Mariana Niembro (BP): Coincido. Me parece que la derecha es pragmática, se pone de acuerdo mientras nosotros estamos discutiendo formas. Creo que debemos aprender a veces de ese pragmatismo para coyunturas específicas como las elecciones. Creo que dadas las desigualdades, la opresión y la violencia que se vive en el país, no podemos exigir a todos que seamos ciudadanos permanentes. Sin embargo, hay un sector de la sociedad apático y le viene bien a las derechas y al sistema; no siente empatía por los movimientos sociales. Trabajamos con ese sector, que intentamos que tenga información y participe, pues creemos que es el que puede darse ese tiempo de participar, y de ser ese control social, para estas instituciones, y poder generar canales efectivos de comunicación para quienes están en sus comunidades trabajando y haciendo labores. Se necesita despertar esta apatía y moverlos para que se involucren en esta lucha porque están completamente alejados. Hay una parte de la sociedad que no está y que es la que debería estar, la que tiene acceso a educación, la que tiene privilegios y la que tendría que estar impulsando estos cambios y ejerciendo lo que otros no tenemos tiempo de hacer. La verdad, temo al 2 de julio, al proceso. Tenemos un tribunal y un INE que ya sentaron precedentes el año pasado con las elecciones en el estado de México y Coahuila. No hubo suficiente control social. Debimos correr a los magistrados, hicieron fraude en Coahuila. Y no hubo reacción social, y tenemos a esos magistrados que van a calificar esta elección. Vienen momentos complicados, en los cuales debemos entender esta coyuntura con esta urgencia y construir desde los movimientos ese indispensable control social.

Francesca Gargallo: Me cuesta creer en partidos, en elecciones y en el Estado, en México y en el mundo, pues en este momento hay 40 guerras desatadas en el mundo. Algunas de ellas obvias que están en la televisión y todo, y otras tan ocultas como la mexicana. Son guerras con un nivel de letalidad enorme y que demuestran que los partidos ya no sirven para frenarlas. No hay fuerza organizada proveniente de una estructura vieja como la del partido capaz de detener. En este escenario, creo que si hemos sobrevivido hasta ahora es por la organización de los movimientos. Cierto: los grupos sociales organizados son los más duramente golpeados. Debemos ver un escenario global y, en éste, advertir la incapacidad institucional de exigir a algunos representantes que cumplan su deber porque son los representantes de la sociedad. Pero también es cierto que, en general, los movimientos han seguido actuando contra esos representantes, ya que no sirven. Y ahí han logrado cosas. Por supuesto, en este juego la ley de seguridad es un muy mal antecedente, un escenario nuevo de represión permitida y generalizada. Pensar cómo nos hemos organizado las mujeres para sobrevivir a la masacre de mujeres sirve a toda la sociedad. No es la igualdad lo que más nos ha ayudado más sino nuestras diferencias y reivindicar estas diferencias para seguir creando, pese a la destrucción física de nuestros cuerpos; es importantísimo y un aporte político fundamental.

José Luis Fernández (Xochicuautla): Tenemos la elección del 1 de julio y no sabemos quién ganará. Pero sabemos que los que estamos en resistencia en varias partes del país no estamos representados, y digo que si no estamos representados es porque políticamente así estamos. No nos queda más que organizarnos.