EL PENTÁGONO TRAS EL PETRÓLEO VENEZOLANO

Contexto: el Pentágono en defensa de la oligarquía financiero-petrolera de EUA

El Pentágono, a decir de la oficialidad del Departamento del Ejército, se despliega a escalas regional e internacional, con enorme costo al erario y, como demuestra Seymour Melman,1 a la competitividad misma del aparato productivo de Estados Unidos de América (EUA). En documentos oficiales se asienta (véase adelante) que el Pentágono no opera desde la perspectiva del interés público nacional de EUA sino en defensa del capitalismo mundial. Pero no de todo el capitalismo sino del situado “bajo dominio” de EUA. Así que no sólo combate a todo socialismo, el de Chávez, de Maduro y hasta el de Bernie Sanders, su probable contrincante, sino además a todo capitalismo que no esté bajo su dominio. Pero los costosos operativos terrestres, marítimos, aéreos y espaciales del Departamento de Defensa (DD, por sus siglas en inglés) se realizarían en función de dar seguridad al alto capital, a 1 por ciento (o menos), o lo que se conoce como “la oligarquía petro-financiera”, hoy a la cabeza del capital monopólico-financiero y omnicida dado el negacionismo climático imperante en ese epicentro imperialista.2

Éste no es un giro casual o de narrativa ideologizada. Resulta peor. Forma parte de deterioros institucionales, emocionales y legales observados en materia económico-social y político-electoral vinculados a la acentuada oligarquización detectada en la clase dominante/gobernante de EUA, en detrimento de todo viso democrático, tal y como en su momento advirtió Louis Brandeis en calidad de integrante de la Suprema Corte de Justicia (SCJ): “En EUA podemos tener democracia o bien podemos tener mucha riqueza concentrada en una minoría, pero no podemos tener ambas cosas”.3 Esta admonición también viene de Brandeis, autor de Other people’s money, and how the bankers use it 4 (El dinero de los otros: cómo lo utilizan los banqueros), un texto con crítica severa de los manejos, las colusiones y las zancadillas a potenciales competidores, en pos del enriquecimiento de la próspera “oligarquía financiera”, a la que dedica el primer capítulo en un libro de 1914 reeditado en 1933, bajo el peso de su análisis certero y al calor de la Gran Depresión. Es un asunto vinculado a la etiología de los grandes estallidos de crisis capitalistas de notable actualidad en los albores de los años veinte del siglo XXI.

La admonición de Brandeis fue ignorada de manera tajante por la SCJ al instaurar una ley conocida como “Citizens United” (abril, 2014), en verdad, como la califiqué en otra oportunidad,5 una desorbitada desregulación de los donativos electorales de grandes corporaciones y megamillonarios (01 por ciento o menos) antecedida de la temeraria abrogación en 1999, durante el gobierno de William Clinton, de la Ley Glass-Steagall de 1932 que, para evitar los abusos descritos por Brandeis, separó la actividad de la banca comercial con la de firmas de inversión. Prevaleció el interés oligárquico de fomento legal e institucional del capitalismo de cuates: en el caso de Clinton, por ejemplo dar cobertura legal a la fusión realizada un año antes por 70 mil millones de dólares entre la firma de inversión Travelers Group y Citicorp, el banco comercial sucesor del National City Bank, protagonista del corrupto capitalismo de la época dorada (gilded age) que en la década de 1920 desató el desenfreno especulativo-financiero hasta que todo estalló en la Gran Depresión (1929-1933), antecesora de la Segunda Guerra Mundial.6

Con la eliminación de la Ley Glass-Steagall se abrieron las compuertas a la corrupción en gran escala: negocios para megamillonarios y maquinaciones político-electorales especulativas para grandes firmas y magnates, en dirección de una acentuada “financiarización” de la economía mundial capitalista donde, como en los dorado veinte, hoy en Wall Street, la City de Londres y las bolsas europeas, los banqueros-inversionistas y otros de alto vuelo inversor asumen riesgos con calibre suficiente para mandar a millones de hombres, mujeres, niñas y niños fuera de sus casas y a la calle. Como las decenas de miles de desalojos por fondos o firmas al mando de quienes hoy encabezan los puestos de mando estatal en labores bancario-financieras, y de paso siguen sacando raja, ahora con la mira en la gran reserva petrolera y de gas natural de la RBV. El Pentágono dice que sus comandos operan en el mundo en defensa de esos altos cargos bancario-financieros, que pueden especular a su gusto ya que su rescate, con fondos públicos, estaría garantizado por ser too big to fail, demasiado grandes para dejar que quiebren, dado su efecto en la economía y no sólo eso: también sobre los riesgos mundiales de guerra.

No es casual que la desregulación bancario-financiera alentada con irresponsabilidad histórica por W. Clinton y su secretario del Tesoro, Robert Rubin (la mencionada Ley Glass-Steagal), se acompañase años después (2014), durante el gobierno de Barack Obama (2009-2017), de otra movida del alto capital, de gran –y devastador– calado político-electoral: la Ley Citizens United, que desregula los aportes a las campañas electorales de EUA, colocando en posición de aún mayor ventaja y poder político privilegiado a magnates y grandes corporaciones. La evaluación del ex presidente Jimmy Carter (1977-1981) no pudo ser más clara y contundente. Su mensaje es un poderoso recordatorio a sectores de la opinión pública y del Pentágono encarrilados en la defensa política y militar de lo indefendible: las transas del capitalismo de cuates, como se dio en el rescate mexicano articulado entre Salinas y Rubin.7

Cuando en el programa de Thom Hartman se preguntó a Carter sobre la Ley Citizens United, respondió que por esa vía, “EUA pasaba a ser un país regido por una oligarquía con poder ilimitado para el soborno político, en esencia para la nominación de presidente y para la elección de presidente, de gobernadores y legisladores”.8

Diseños clasistas del Pentágono

En un bien documentado artículo del analista de primera línea Nafeez Ahmed,9 el Pentágono (DD) “se prepara a favor del 1 por ciento, para un siglo de urgencias climáticas y guerras por el petróleo”. Dos documentos del Ejército estadounidense plantean estos asuntos a partir de hechos: una prevista desestabilización mundial por el calentamiento global antropogénico y por el desabasto alimentario y de recursos naturales estratégicos no renovables y renovables (petróleo, gas, minerales, agua, territorios), parte de la dinámica en curso.

Esos textos, a los cuales Ahmed ofrece acceso, muestran de manera fehaciente lo que revela la historia de EUA en México y el mundo: que su clase gobernante, como la del imperio británico, adora el “libremercado” y la “librecompetencia”, como narrativa pública, pero con el menor obstáculo para llegar al botín anhelado, como el chavismo venezolano que osó colocar la riqueza petrolera de la República Bolivariana de Venezuela (RBV) en función de las necesidades de la población, pronto recurre al ejercicio de los instrumentos estatales, en especial los militares y del espionaje, para asestar golpes de Estado (regime change). No es algo nuevo. Para el alemán Otto von Bismarck, “el librecomercio es la doctrina favorita de la potencia dominante, temerosa de que otros sigan su ejemplo”. Lázaro Cárdenas (1934-1940) estaba al tanto de esas argucias, no así sus sucesores “neoliberales”, históricamente desmemoriados y rapaces, por decirlo con generosidad. En el prefacio del informe del Ejército al DD “Energy security & sustainability (ES2) strategy” (Seguridad energética y –ES2– estrategia sustentable), de fácil acceso en internet,10 el subsecretario Brad Carson y el subjefe del equipo Daniel Allyn califican la nueva estrategia de la seguridad energética como un “punto de quiebre”. Ello, porque incluye el papel central de la energía, el agua y los “recursos territoriales” como fundamento para realizar misiones específicas que, además, demandan “amplia colaboración de las comunidades” avecindadas a las entre 800 y mil bases que EUA, con desbordada ambición de “hegemón planetario”, ha desplegado en el orbe. El nuevo diseño siempre opera en función de los intereses del big oil por su compromiso explícito de preservar los intereses y negocios del capitalismo de EUA y de sus socios como objetivo central. Así se consigna en el texto. Es una estrategia de “la guerra global de clase”, como bien la retrata Jeff Faux.11

El Pentágono dice que “se enfrentará a aumentos poblacionales concentrados en grandes urbes” de EUA y del mundo, repletos de “jóvenes adultos desempleados”; y, eso sí, su estrategia es para dar energía y recursos a la permanencia de su economía que observa enorme consumo per cápita de recursos naturales. En esta tesitura, EUA se inclina por desactivar Estados nacionales con jurisdicción sobre los recursos territoriales. Prefiere Estados fallidos con “regiones de sacrificio” que ya se presentan como “regiones de desarrollo”; o bien, como “depósitos de recursos naturales”.

Esta visión militarizada se corresponde con la creciente financiarización y militarización de la economía y la política de EUA en un contexto de colapso climático, que el aparato político de esa potencia no puede enfrentar por la hipertrofiada influencia del big oil. Éste es un giro novedoso agregado al deterioro del liderato moral e intelectual que le abate desde la irrupción de la crisis de acumulación detectada a mediados de la década de 1960 y de los desastres humanitarios de Vietnam, y luego del 11 de septiembre de 2001, en Irak, Afganistán, Libia, Siria, Yemen, etcétera.

Si bien el foco de atención del Pentágono es mundial, la base de operación es EUA continental con Canadá y México en una “América del Norte” como parte del TLCAN en versión T-MEC (convenio México, EUA, Canadá) y del perímetro de seguridad del homeland (suelo patrio) a cargo del Comando Norte, acompañado del Department of Homeland Security, instaurados ambos también al calor de los ataques del 11 de septiembre. Para el resto de las Américas está el Comando Sur, con comandos y operaciones en Asia Sudoriental y el Pacífico, Europa, África del Norte, Oriente Medio, Asia del Sur, África subsahariana y Océano Índico, ex Unión Soviética, EUA y territorios.

Los documentos del Ejército plantean como grandes fuerzas de mutabilidad la rápida promoción de tecnologías, las modificaciones en los centros de actividad económica internacional y el calentamiento climático, esto último objeto de prioridad junto a otros “problemas”, como los disturbios sociopolíticos y militares. Para el Ejército de EUA, la “resiliencia” es asunto de clase: es “la capacidad de anticipar, prepararse, aguantar y adaptarse a disturbios causados por fuerzas naturales o humanas y recuperarse rápido de ellos”. Ésta supone la base de un supuesto incuestionable: que (textual) “el capitalismo global dominado por EUA debe ser protegido”.

El Comando Sur, desde tiempos de Chávez, elaboró la Operación Venezuela Freedom 1 y posteriormente, ya con Maduro, la Operación Freedom 2.12

Trump contra Venezuela

En cuanto a EUA, para Trump la desigualdad extrema en la nación gobernada por él es asunto de demagogia política, aunque no parece darse cuenta cabal de lo que esto implica, pues la sigue explotando mientras desactiva cuanta regulación frene los impulsos a la megaespeculación en Wall Street. Desde antes de asumir la Presidencia anhelaba aún mayor desregulación bancario-financiera, tanto como para lanzar la magna reserva petrolera y de gas natural de la RBV al piso de remates de Wall Street.

A poco tiempo de asumir dejó manifiesto su interés en Venezuela. En Julio de 2017, en sesión con funcionarios de seguridad nacional preguntó: “¿Por qué EUA no está en guerra con Venezuela si tiene todo ese petróleo y están justo en nuestra puerta trasera?” Los medios no dieron difusión a sus interrogantes, pero Andrew McCabe, ex director –entonces “en funciones”– de la FBI, con una relación profesional y personal difícil y tensa con Trump, las dio a conocer en su libro The threat (St. Martin 2019), escrito con el lema “Entre un mundo en caos y otro en orden está la vigencia del estado de derecho”. Poco después, McCabe, entrevistado por Lawrence O’Donnell de MSNBC, amplió el dato: “Las palabras del presidente iban con el argumento de un ‘no entiendo por qué no estamos centrándonos en Venezuela y ¿por qué no estamos en guerra con Venezuela?’”

Trump, recuérdese, llegó a la Casa Blanca armado de su “negacionismo climático” y de su obsesión con la gran reserva de combustibles fósiles de Venezuela, todo al gusto del big oil; es decir, de las grandes firmas de los combustibles fósiles, tipo ExxonMobil, Shell, Chevron-Texaco, BP y Conoco Phillips. En julio de 2018, reforzando a McCabe, Jeremy Diamond, de la CNN, reveló que –según cierto testigo– Trump “había consultado la posibilidad de invadir Venezuela” en una reunión de 2017, esta vez con expertos en política exterior sobre las sanciones diplomáticas contra la RBV.

En 2018-19, John Bolton, entrevistado por Trish Regal, de Fox Business, en la misma línea y tono de su jefe, habló de “lo mucho que está en juego en la crisis política venezolana” y mencionó “el petróleo venezolano” y “los beneficios que podría derivar EUA. Ese petróleo significará una gran diferencia económica para EUA si lográramos que las compañías petroleras de EUA inviertan y gestionen las capacidades del petróleo en Venezuela” (textual: “It will make a big difference to the US economically if we could have American oil companies invest in and produce the oil capabilities in Venezuela”). Enseguida, EU pidió a sus lacayos, Grupo de Lima, Canadá y Unión Europea, “estrechar el cerco a Pdvsa”, la petrolera venezolana.

Trump, Pence, Pompeo, Abrams y Bolton, con el lema de “a Pdvsa como al Pemex neoliberal”, van por la desintegración de la petrolera venezolana y la explotación de la magna reserva de petróleo y gas natural.

¿Qué otra cosa sino un vil despojo es el plan, luego del golpe para que las petroleras de EUA, en palabras de Bolton, “inviertan y gestionen las capacidades del petróleo en Venezuela?” Se trata no sólo de la codicia de magnates por lanzar recursos naturales y activos de la RBV al piso de remates y apuestas de Wall Street. El “asunto” se agrava para EUA y lleva a Bolton a exclamar: “Ese petróleo significará una gran diferencia”. ¿Ante la crisis del capitalismo monopólico junto a la debacle del liderato moral e intelectual de un EUA bajo el nacionaltrumpismo y la aceleración de un catastrófico calentamiento global?

La debacle hegemónica se agudiza con el creciente efecto de los límites geológicos –y financieros– del gas en lutitas. En EUA hay gas natural para 95 años sólo desde una “supuesta y muy improbable reserva potencial”. Con mucha perforación y suerte, apenas hay un poco del recurso para unos 21 años (contados a partir de 2011) de la reserva “probable y probada” y cuando mucho hasta 2022 de la “reserva probada” sólo con una extracción de al menos 30 por ciento. El pronunciado declive y alto efecto invernadero del gas natural (en lutitas o no) es advertido y medido por el geólogo Arthur Berman y Anthony Ingraffea en materia de fugas de metano.

El fin de la burbuja shale

En los estudios de la prospectiva del gas natural de la Energy Information Administration (EIA) publicados en 2011 y que muestran una presunta abundancia del recurso, la EIA advirtió que sus cálculos contienen “un alto grado de incertidumbre, empezando con la proyección sobre la dimensión de lo que es técnicamente recuperable con relación al gas shale” y advirtió que “los cálculos contienen muchos supuestos que en el largo plazo pueden resultar falsos”.

El interés de Trump en Venezuela se acrecentó a través de los briefings de inteligencia que le fueron informado de las precarias y crecientes dificultades registradas en la explotación y producción de tight oil aplicando la técnica de la fractura hidráulica de alto volumen, o fracking, para la obtención del gas y petróleo en lutitas, proveniente de las cuencas shale de EUA.13

En 2014, en un informe de la Agencia Internacional de Energía, localizada en París, en su World energy investment outlook ya mencionaba que en EUA la extracción de petróleo-shale (tight oil), proveniente de las cuencas Bakken, en Dakota del Norte, y Eagle Ford, Texas, llegarían a su techo (peak) cerca de 2020 y luego empezaría a declinar. En ese documento se consigna que “la producción de América del Norte llega al techo (cerca de 2020) y luego declina de mediados del decenio de 2020 en adelante”. También se indica que entonces, EUA y los países europeos estarían dependiendo de las importaciones de crudo de Oriente Medio; “sin embargo, hay el riesgo de que la inversión no sea suficiente, por el clima de incertidumbre en varios países”.14

Esas advertencias fueron desoídas por el big oil, en su afán de cabalgar la ola shale, contra las energías limpias y desactivar toda regulación de los gases de efecto invernadero, un propósito del capitalismo omnicida endosado por una clase lumpenburguesa imperial y periférica en pos de ganancias vía la aniquilación biológica. Con “el largo plazo” encima, el big oil y secuaces buscan salidas ante un aterrizaje abrupto del “auge shale”. Con alta criminalidad de guerra, como la padecida con las ilegales sanciones y la que se perfila de parte de una derecha venezolana, el cierre sería trágico en todos sentidos. Los activos y las riquezas del pueblo venezolano son de ellos y sus dirigentes libremente elegidos. Ciertamente no los “ungidos” a cargos inexistentes, por obra y gracia de los omnicidas que hoy con su unilateralismo agresivo, comercial y bélico, o su negacionismo del colapso climático antropogénico en curso, infunden alto riesgo a la existencia misma de la vida en la Tierra.

Ciudad Universitaria, Ciudad de México, a 2 de marzo de 2019.

NOTAS

1 Seymour Melman, Capitalismo del Pentágono. Siglo XXI, México, 1972; Profits without produc-tion, Pennsylvania University Press, Filadelfia, 1987.

2 Omnicidio (del latín omnis, “todo”; y –caedere, “matar”) se refiere a la acción que desemboca en extinción total de la biosfera terrestre, incluida la especie humana, sea por una guerra nuclear o por una catástrofe ecológico-climática antropogénica. Véase wikipedia.org

3 Louis Brandeis, citado en John Saxe-Fernández, “Mecanismos financieros de extracción de ri-queza: de lo público a lo privado”, en José María Calderón Rodríguez y Alfonso Vadillo Bello, coordinadores, Capitalismo financiero, instituciones y tendencias en curso, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, DGAPA-UNAM, 2017, página 77.

4 Louis Brandeis, People other’s money, and how the bankers use it, Frederick A. Stokes, Nueva York, 1914, reimpresión de 1933. Publicado hace 105 años, Brandeis critica de manera severa a los banqueros-inversionistas que controlan, especulan y colocan en riesgo vastas sumas de dine-ro depositado en sus bancos por la entonces emergente clase media de EUA a principios del siglo XX.

5 Louis Brandeis, citado en John Saxe-Fernández, “Mecanismos financieros de extracción de riqueza: de lo público a lo privado”, en José María Calderón Rodríguez y Alfonso Vadillo Bello, Capitalismo financiero, instituciones y tendencias en curso, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, DGAPA-UNAM, 2017, página 77.

6 Obra citada, página 77.

7 Detalles en Jeff Faux, La guerra global de clase, UACM, 2008.

8 Daniel Kreps, “Jimmy Carter: US is an ‘oligarchy with unlimited political bribery”, en Rolling Stone, 31 de julio de  2015. URL: https://www.rollingstone.com/politics/politics-news/jimmy-carter-u-s-is-an-oligarchy-with-unlimited-political-bribery-63262/

9 Publicado en Information Clearing House, ICH, 8 de agosto de 2015.

10 www.army.mil/e2/c/downloads/394128.pdf

11 Jeff Faux, Guerra global de clase, UACM, México, 2008.

12 Detalles sobre esas operaciones en Saxe-Fernández, John. “El torrente militarista desde el 11/s: características y costos”, en Interdisciplina 6, número 15 (mayo-agosto de 2018): 17-39.

doi:http://dx.doi.org/10.22201/ceiich.24485705e.2018.15.63837

13 Nafeez Ahmed, “US shale boom is over, enery revolution needed to avert blackouts”, en The Guardian, 6 de junio de 2014. URL: https://www.theguardian.com/environment/earth-insight/2014/jun/06/shale-oil-boom-over-energy-revolution-blackouts

14 Informe de la AIE, en Nafeez Ahmed, obra citada, 2014. URL en cita anterior.