LOS COMUNISTAS EN LA MONTAÑA DE GUERRERO

Alcozauca, primer gobierno municipal

A principios de la década de 1970, los miembros del Partido Comunista Mexicano (PCM) debatían sobre las posibles vías de éste. Tras el movimiento del 68, algunos de sus sectores se habían radicalizado y buscaban mayor acción de la organización con los grupos guerrilleros, particularmente con la guerrilla de Lucio Cabañas en la sierra de Guerrero; otros, en cambio, sostenían la posición de buscar la legalización del partido para actuar de modo abierto y buscar la toma del poder a partir de los procesos electorales. En esos años, los partidos comunistas en el mundo discutían sobre su relación con el Partido Comunista de la Unión Soviética y algunos proponían mayor independencia de las directrices de este último.

Los gobiernos de esa época también se encontraban ante la disyuntiva de continuar las políticas del pasado y mantener el régimen de los partidos políticos.

Los comunistas de Alcozauca cuentan que desde los años del presidente Lázaro Cárdenas del Río, las ideas del PCM eran motivo de discusión de algunos hombres importantes de la cabecera municipal y, que durante años, las revistas de la extinta Unión Soviética llegaban al municipio y eran leídas por muchos. Aunque eran pocas las publicaciones, los comunistas las revisaban en pequeños grupos y, después, las prestaban para que las conociera el mayor número de habitantes.

Desde esa época de la educación socialista, aseguran los ex integrantes del PCM, las ideas comunistas habían formado parte del pensamiento de algunas personas importantes del municipio.

Sin duda, un personaje importante en la vida política de Alcozauca fue el profesor Othón Salazar Ramírez, quien durante su infancia abrevó de las enseñanzas de la escuela socialista. Contaba el profesor que al terminar su instrucción primaria habló con el profesor y le dijo que deseaba seguir estudiando y que tenía la esperanza de ser algún día como el presidente Benito Juárez. Sin embargo, las condiciones de pobreza familiares le impedían continuar los estudios, por lo cual acudió con el sacerdote del pueblo y le comentó su deseo de seguir estudiando; éste le contestó que podía entrar en el seminario, donde no se iba a preocupar por nada.

Para seguir estudiando fue a pedir ayuda a un pariente cercano, quien lo apoyó para que fuera a estudiar en el internado de Oaxtepec, Morelos. El profesor contó que ese familiar gozaba de cierta solvencia económica y que con el tiempo se convertiría en el cacique de Alcozauca.

No obstante que el profesor Othón Salazar pasó gran parte de su juventud fuera el municipio, mantenía una relación estrecha con sus paisanos, pues cada periodo vacacional o con cualquier pretexto regresaba a la región denominada Mixteca-Nahua-Tlapaneca. En esos años todavía no era conocida como La Montaña.

La figura de Ohtón Salazar empezó a crecer como dirigente sindical cuando comenzó su etapa como profesor en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), pero sobre todo cuando lideró el gremio durante las jornadas de 1958 como líder del Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), que obtuvo un triunfo importante en sus demandas.

Como dirigente del MRM se convirtió en gran activista, lo cual lo llevó a diferentes regiones del país y lo acercó a diversas experiencias de lucha, incluida la guerrilla. Su paso por ésta fue corto, pues se dio cuenta de que la transformación del país requería la participación de las masas, y ellos eran apenas un puñado de hombres y mujeres que leían y hacían entrenamientos guerrilleros en cierta localidad de Huejotzingo, Puebla.

Su actividad como dirigente del MRM y su participación en otras acciones políticas nunca fueron motivo para dejar de visitar su región y municipio para saludar a los paisanos. El profesor Othón aprovechaba cualquier reunión comunitaria o familiar, incluso donde había una fiesta, para platicar con los paisanos sobre política y su lucha por transformar el país.

Su incorporación al PCM en el decenio de 1960 y como parte de la campaña por la Presidencia le permitió abrir sus horizontes políticos y convertirse en un militante comunista, un hombre de partido.

Cuando en la década de 1970 el PCM discutía sobre acogerse a la nueva Ley Electoral y dejar de seguir en la clandestinidad, así como mantener el apoyo a la guerrilla, en particular la de Lucio Cabañas en Guerrero, o luchar por cambios democráticos y participar comicialmente, al mismo tiempo que convertirse en un partido de masas, el profesor Othón Salazar propuso desarrollar su trabajo político en la región de La Montaña para atraer a los pueblos y las comunidades al partido y dotarlo de las masas que requería para obtener el registro.

Con el apoyo de algunos profesores y jóvenes estudiantes universitarios, Othón Salazar se dio a la tarea de organizar a los pueblos indígenas de la región, y constituyó el Consejo de Pueblos de La Montaña, agrupación que aglutinaba a los pueblos mixtecos, nahuas, tlapanecos y amusgos.

A partir de esa plataforma y con el gran conocimiento que tenía de los pueblos indígenas de La Montaña, el líder del MRM se dio a la tarea de convencer a los alcozauquenses de afiliarse al PCM y buscar a un candidato para alcalde. Cuentan los habitantes de la cabecera municipal que el profesor primero propuso la candidatura del PCM a don Noyo, mimbro de la familia que lo apoyó para que fuese a estudiar a Oaxtepec, pero esta persona declinó. Posteriormente buscó al papá de Javier Manzano, quien tampoco quiso, hasta que convenció al profesor Abel Salazar, alguien conocido, pero también priista.

Abel Salazar aceptó ser el candidato del PCM, y dicen algunos paisanos suyos que él no hizo campaña política en las comisarías y delegaciones del municipio, en general habitadas por mixtecos y nahuas, población mayoritaria en Alcozauca. Como candidato comunista, el profesor Abel Salazar no hizo amplia campaña política en las comunidades mixtecas y nahuas, confiado en la costumbre priista de que el candidato de la cabecera siempre ganaba las elecciones; por tanto, las localidades indígenas sólo tenían que aceptar los resultados comiciales de los mestizos del centro de la localidad.

Contra lo que pensaban el profesor Abel Salazar y los comunistas, los militantes del Partido Revolucionario Institucional también esperaban que las autoridades de las comunidades indígenas mixtecas y nahuas actuaran como había sido “el costumbre” político y que solamente tacharan las boletas a favor del partido del gobierno o firmaran las actas de escrutinio llenadas por los funcionarios del organismo electoral.

Esas inercias políticas, que servían especialmente al partido oficial, fueron modificadas no tanto por la llegada de militantes comunistas a la región y algunos estudiantes que dejaron la escuela para perseguir un sueño sino, en particular, por el movimiento de los profesores indígenas bilingües que luchaban por su reconocimiento como parte del magisterio nacional, pero sobre todo por la democratización del SNTE.

El movimiento magisterial de La Montaña fue reprimido por el gobernador Rubén Figueroa Figueroa. Tal respuesta del mandatario acercó a los profesores con los militantes comunistas, especialmente con Othón Salazar, pues algunos de ellos reconocían su participación al frente del MRM, aunque no todos estaban con él debido a su militancia en el PCM. El apoyo brindado por Salazar a los maestros bilingües le permitió establecer puentes de comunicación con las comunidades indígenas mixtecas y nahuas donde aquéllos impartían clases y eran reconocidos por su labor docente o eran originarios de ahí y tenían cierta ascendencia en las estructuras comunitarias por su trabajo en las comunidades y su compromiso con la población indígena.

Con el apoyo de los profesores indígenas bilingües, que posteriormente integraran la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de Educación de Guerrero, Othón Salazar y un puñado de militantes comunistas se dieron a la tarea de recorrer las comunidades mixtecas y nahuas para convencer a los habitantes de votar por el partido de la hoz y el martillo. En pequeñas y grandes reuniones, con un lenguaje simple y llano, como el de los pobladores de las comunidades, les explicaba qué era el PCM, cuál ideología postulaba y, sobre todo, cómo cambiaría el municipio cuando ganaran los comunistas.

En esa labor proselitista, el líder del MRM se apoyaba en los profesores bilingües, quienes lo ayudaban a traducir a la lengua mixteca y nahua el sencillo pensamiento del paisano que, si bien era de la cabecera, se preocupaba y quería que las comunidades participaran en la política municipal.

Platican algunos pobladores que cuando oían hablar al profesor Othón Salazar, los conmovían sus palabras, aunque muchos de ellos no hablaran el español, pero sentían cómo les hablaba; y si decía “dignidad”, “pobreza”, “lucha”, varios lloraban. La traducción que hacían los docentes bilingües resaltaba la fuerza de las palabras del líder magisterial, cuya intervención era aplaudida por la mayoría.

La actividad de los profesores bilingües no se reducía a traducir los discursos del líder comunista. Ellos sabían bien cómo los pueblos indígenas hacen política y, aparte de reunir a la población para los mítines del PCM, realizaban un trabajo subterráneo que consistía en hacer labor con las estructuras de gobierno de las comunidades, pero sobre todo con los tatas, los mayores, y todos los personajes clave del pueblo.

De esa manera, cuando los comunistas llegaban a las localidades, los recibían las autoridades visibles y, además, tenían la aprobación de los tata mandones. Así se esparció el discurso comunista en el municipio, pero sobre todo mediante el convencimiento de las autoridades comunitarias para que votaran en colectivo por el candidato del partido de la bandera roja, de la hoz y el martillo.


Nota

* Investigador titular del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.