“EN BUSCA DE VERDAD, JUSTICIA, MEMORIA”

ENTREVISTA CON EUGENIA ALLIER

Entrevista a Eugenia Allier Montaño respecto a los trabajos de la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas de 1965 a 1990, y la instrucción del Presidente de abrir el Campo Militar No. 1 y los archivos de Sedena

Lissette Silva (LS): Hola Eugenia, muchas gracias por esta entrevista. Tú que has estudiado a profundidad otras experiencias de comisiones de la verdad, en comparación ¿cuáles consideras que son los alcances, objetivamente hablando, de esta comisión?

Eugenia Allier (EA): Hola Lissete. Muchas gracias por la invitación para platicar sobre los trabajos que se han emprendido. Es muy importante para nosotros el acompañamiento que nos dan desde los medios de comunicación.

Vale la pena recordar cómo está conformada la comisión: tiene cinco mecanismos internos, es algo muy novedoso, muy diferente con respecto a otras experiencias en el mundo. En general se trata de comisiones que tienen como misión el esclarecimiento histórico, casi siempre ese es el objetivo de cualquier comisión de la verdad. Las personas que trabajan, trabajan haciendo el informe histórico. Esta comisión (que integramos cinco personas: Abel Barrera Hernández, David de Jesús Fernández Dávalos, Aleida García Aguirre y Carlos Alonso Pérez Ricart)[1] cuenta con un Mecanismo de Esclarecimiento Histórico y, por supuesto, tiene el objetivo de esclarecer lo más posible lo ocurrido entre 1965 y 1990, respecto a la guerra sucia y las graves violaciones de derechos humanos.

Los objetivos de la comisión son (aparecen en el mandato presidencial): la desaparición forzada, la tortura y las ejecuciones extrajudiciales. Pero nosotros decidimos ampliarlos. También tenemos exilio (que normalmente siempre está marginado); prisión política (que tampoco suele incluirse); violencia contra la infancia y la juventud (también es un tema que casi siempre se deja de lado), de hecho se lo dije a Micaela[2], el miércoles [22 de junio de 2022][3], pues es justamente de lo que ella habló, de lo que ella vivió estando en el Campo Militar número 1, como niña, la tortura y la violencia; tenemos también violencia sexual, particularmente contra la mujer; desaparición forzada transitoria, y quizá se me olvida algo, pero seguro luego lo retomamos.

En esta comisión, como [sucede en] cada comisión siempre hay algo diferente (y ésta es muy a la mexicana) tiene también un Mecanismo de Impulso a la Justicia que está representado por tres personas independientes: Ángela Buitrago, Fabián Sánchez Matus y Carlos Pérez Vázquez. Ellos tres ven cómo proceder respecto a la justicia. Normalmente, ninguna comisión suele tener vinculada la justicia. En los pocos casos que existió como, por ejemplo, en Sudáfrica se trasmutaba. Si tú hablabas se te quitaban las penas, ya no ibas a juicio, entonces en lugar de justicia se prioriza conocer la verdad. Casi siempre ese es el sentido de las comisiones: conocer la verdad y dejar de lado la justicia.

Luego tenemos otro Mecanismo que es el de búsqueda, en donde está Javier Yankelevich, ahí está básicamente la Comisión Nacional de Búsqueda, que ya tenía su propio programa sobre búsqueda de desaparecidos de la guerra sucia llevado a cabo por Javier. Ellos llevan trabajando desde antes y continuarán trabajando una vez que acabe la comisión.

Pero todos somos parte de la comisión y tendremos que entregar un informe de labores al final, todos colaboramos juntos o así debería de ser.

Luego está el Mecanismo para Reparación, en parte reparación simbólica, pero sobre todo reparación económica, eso es algo que suele no existir tampoco en las comisiones. Normalmente, la reparación llega hasta el final de toda una serie de procesos y de pasos. Con este mecanismo se pretende alcanzar a todos en poco tiempo, y para esto está la CEAV (Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas), también ya tenía algún departamento dedicado a guerra sucia, estaban trabajando las reparaciones sobre todo con Atoyac. Es un tema muy complicado porque muchas veces se pretende que sea una reparación económica internacional, lo cual genera grandes problemáticas porque no sólo se trata de reparar lo que ocurrió en México, lo que ocurrió en la guerra sucia, sino lo que sucede desde hace 15 años, lo cual es insostenible económicamente. Eso es una realidad. Se están analizando los mecanismos que puedan servir, pero tomando en cuenta esta situación.

Entonces están esos cinco mecanismos integrados a la Secretaría de Gobernación, ese también es un punto importante porque no es una comisión del todo independiente, aunque algunos de los que trabajamos al interior de la comisión sí somos independientes, no sólo no laboramos en el gobierno, bueno podríamos decir que sí trabajó en el gobierno, por trabajar en la UNAM, pero no somos funcionarios públicos.

LS: No son funcionarios públicos ni dependen del ejecutivo ni de ninguno de los poderes, digamos.

EA: Y no nos están pagando por este trabajo. Entonces tenemos esta situación un poco extraña de que somos independientes, pero al mismo tiempo no somos independientes. Creo que el miércoles [22 de junio] se demostró esa ambivalencia, porque finalmente quien preside la comisión es Alejandro Encinas quien sí es un funcionario público y la Secretaría técnica está a cargo de Félix Santana, que también es un funcionario. Todo esto para explicar que igualmente tenemos un tiempo muy acotado, ya no son tres años, ahora son menos los que nos quedan porque eso tiene que ver también, no siempre ocurre, pero suele ir asociado al gobierno que pone en marcha estos mecanismos.

 LS: El hecho de si habrá continuidad o no.

EA: Exactamente, bueno, pues frente a eso se pone un plazo. Tiene un término medio, no es que sea de las más acotadas en el tiempo, pero tampoco tiene mucho más, y no sabemos si vamos a poder pedir un poco más de tiempo, aunque eso suele ocurrir en otros lugares. Yo creo que sí es importante señalar, incluso a nivel público, que hay que tener cuidado con lo que podemos esperar de una comisión de este tipo.

Pero resaltar que no conozco ningún país, ninguno, en el cual haya comenzado un proceso en torno a la justicia, la memoria, la verdad… ah, y al respecto, se me olvidó mencionar el mecanismo de memoria en el cual están Gabriela Pulido y Fritz Glockner, de Memórica[4]. Ellos están coordinando los sitios de memoria, los archivos; son algo intermedio, ni son completamente independientes ni son realmente funcionarios.

Primero, creo que es una comisión ambiciosa porque busca abarcar los distintos rubros ligados a la violencia en el pasado: verdad, justicia, memoria, aquí incluso se suma reparación, y búsqueda. Por todo ello, yo siempre he pensado que lo que logremos, lo que realmente logremos será un paso fundamental.

Una cosa incluso que parece paradójica del miércoles [22 de junio] es que en cierto sentido se posicionó públicamente, eso no había ocurrido. Yo creo que uno de los más graves problemas que tenemos en México es el desconocimiento sobre este periodo, si hiciéramos una encuesta a mexicanos y mexicanas sobre qué conocen de la guerra sucia, de los movimientos armados, de los movimientos sociales, el desconocimiento sería realmente muy amplio. No creo que haya ni un 10% de la población que sepa sobre este periodo. Considero que lo importante ya ni siquiera sería que logremos los grandes hallazgos, porque nunca se logran, esa es la realidad. Respecto al esclarecimiento, a la búsqueda, hay países, por ejemplo Uruguay, que tienen 200 personas desaparecidas y se han logrado 5 localizaciones de personas desaparecidas. Es muy difícil, pero yo creo que ponerlo en el debate público, hacer que esto llegue a más personas es un paso muy relevante. Si lo queremos todo nunca lo vamos a lograr y nunca, en ningún país del mundo, los colectivos quedan satisfechos con ninguna comisión y tampoco quedan satisfechos con lo que se ha hecho. Si tú te vas a los países más avanzados respecto a estas temáticas, Argentina, Uruguay siempre te dirán que no se ha conseguido nada, que esperan más. En esos países ya hubo juicios, sentencias, han localizado personas desaparecidas, han encontrado hijos de desaparecidos. Y aún así no se considera suficiente.

Pero además de eso, si le sumas que también existieron reparaciones a exiliados, a prisioneros políticos, a hijos e hijas de personas desaparecidas, a familiares, y aún así la gente cree que no es suficiente… y está bien, porque nunca va a ser suficiente. El dolor que se vivió no te permite pensar que será suficiente. Si vas a Alemania, tampoco se han terminado ni las memorias ni las demandas en torno al Holocausto. Pero yo creo que cualquier avance, cualquier paso significativo es importante. Ahora, probablemente eso lo vemos distinto quienes estamos en la comisión, los comisionados, que los colectivos.

LS: Una pregunta sobre lo que pasó el miércoles 22 de junio, específicamente. Ese día, además de esta apertura histórica a un espacio emblemático, hubo una serie de discursos… ¿Cómo los verías tú desde dentro de la comisión? que tiene justamente este papel tan difícil, articulador. El de la comisión es un expediente que tiene que ver con la memoria, con lo sucedido hace 30 años, pero hay expedientes abiertos y estas dos cosas se están manejando al mismo tiempo en una relación entre el Estado y el Ejército. En este contexto tan complejo, la comisión logra entrar y sí, es una apertura importante, sin embargo creo que esa es una de las cosas, pero otra cosa fueron los discursos, en mi opinión.  

EA: Mira, yo creo que en todo esto lo fundamental es la voz de las víctimas, de los sobrevivientes, de los familiares y de los colectivos. Realmente ellos y ellas sí son quienes tienen la legitimidad de decir qué pasó el miércoles [22 de junio] y cómo hay que reaccionar. La mayoría de las reacciones de ellas y ellos es de mucho enojo y molestia por lo que pasó. Entiendo que es una situación complicada y que parte de todo este trabajo es una cuestión de negociación, pero sí es importante decir que si yo, Eugenia Allier Montaño, estoy en esto, acepté participar y acepté lograr algún avance con respecto a esta temática, es por la gente que conozco, por los colectivos y porque creo, primero, puede darles o no una respuesta a ellos, porque quizá no logremos la respuesta, pero sí acompañarlos y acompañarlas en sus decisiones y sus discursos. Además, permitir lo que te decía, permitir que esto llegue a más personas en México. Dicho esto, desde el principio pensé que acceder al campo militar número 1 era una cuestión importante. Por qué decidí que sí había que ir y traté de convencer a algunos colectivos de ir, fue porque creía que era un hecho simbólico muy importante.

Igual que ocurrió en Argentina cuando se entró a la ESMA, entrar al campo militar número 1 era una forma de decir: aquí sucedió algo. Mucho nos han preguntado, y sí me gustaría aclararlo, qué tanto sabíamos nosotros cómo iba a ser: y no lo sabíamos. Creo que es importante decirlo, imagino que no lo sabía ni el equipo técnico que lo hizo, no lo tenían claro. Quizá no preguntamos, pensamos que íbamos a entrar, pero no me quedaba claro que sería esta escena con gente sentada, mitad civiles, mitad militares, la plana mayor al frente.

Sabíamos que no sería un recorrido, que no íbamos a poder entrar a hacer una inspección ocular como se quiere hacer. Eso sí lo sabíamos y conocíamos que eso tenía sus desventajas, pero yo creía que entrar era una apuesta simbólica por decir que entramos y ellos están aceptando que ahí ocurrió algo y por eso están aceptando que entremos como comisión con todos los colectivos.

El discurso de Alejandro Encinas me pareció muy propio, muy necesario y muy congruente con lo que se está haciendo en la comisión y con su papel como presidente de la comisión, me gustó mucho. Evidentemente lo que dijeron Micaela Cabañas y Alicia de los Ríos es no sólo congruente, sino lo esperable y lo que había que decir.

El discurso del general me parece más controvertido, yo creo que no hay ningún país en el mundo en el cual los militares hayan querido motu proprio decir lo que ocurrió. En algunos casos ha ocurrido por problemas de conciencia, como el caso de Adolfo Scilingo en Argentina, pero en términos generales los militares son una institución vertical y cerrada que no va a permitir decir o criticar ni siquiera a los que ya murieron, aunque parecería más fácil. Entonces me parecía que era un discurso más o menos esperable. Lo que sí no me pareció que fuera esperable es que dijera que ahí estaban los familiares de los soldados caídos y que ellos también serían inscritos en un monumento (a los militares caídos) porque eso sí equipara, también un poco, a esa famosa teoría de los dos demonios en Argentina: demonios los militares, demonios los movimientos, particularmente los armados.

Ahora, es bien importante decir que en México este periodo de la guerra sucia aplica de 65 a 90 e incluye muchos militantes políticos de distinto tipo y un enemigo político construido desde el gobierno y las fuerzas militares muy diferente. No vamos a decir que la gente masacrada en 68 o 71, de ninguna manera se le puede considerar una fuerza beligerante y podríamos discutir si los movimientos armados lo fueron o no, pero el Estado, ésa es la gran diferencia, tiene que respetar los derechos humanos de sus ciudadanos. No quieres que haya una fuerza beligerante, pero suponiendo que existió, en ese caso detienes a las personas, las puedes enjuiciar, pero no las puedes desaparecer, no las puedes torturar y no puedes, bajo ninguna circunstancia, hacer ejecuciones extrajudiciales.

Los militares, incluso si los hubo como él lo planteó, agraviados, heridos en Tlatelolco, lo fueron por sus propios compañeros, no por los estudiantes, no por el movimiento, entonces el ejército no puede considerarse una víctima en todo esto. También respecto al discurso del presidente, que por supuesto creo que se encuentra en una situación muy complicada (no es el primer presidente que está en esa situación, ni el primero en responder así, es algo entendible), tiene que negociar con los colectivos, con las víctimas, pero tiene que negociar también con sus militares.

Sí creo, dicho eso, que este tampoco sé si es un proceso de reconciliación. Siempre es un problema el perdón, la reconciliación, en todo caso, eso no nos toca a nosotros sino a las víctimas, los sobrevivientes, los familiares y los colectivos, ellos y ellas dirán si quieren reconciliarse o dar el perdón. Yo escuché a personas… Alicia de los Ríos[5], a Tania Ramírez[6], después dando entrevistas y decían eso: no hay forma, no es posible equiparar a las organizaciones político militares y a las fuerzas armadas: si tenemos esta comisión, y tiene que ver con lo primero que te decía, es porque hay personas que llevan 30, 40 o 50 años exigiendo que se conozca la verdad, que haya justicia y memoria.

LS: Pero, no es un regalo. 

EA: No es un regalo: los reclamos fueron escuchados, está muy bien, y se creó la comisión, pero ¿vamos a equiparar ahora a los militares que nunca han tenido ningún movimiento y vamos a crearles un monumento y ya está? Los colectivos lo ven como un regalo que ni siquiera se han ganado. Vuelvo a lo mismo: yo creo que son ellos y ellas quienes tienen la voz cantante en esta historia, quienes tienen que decir qué no se hace, cómo entendemos o no estos procesos, pero además es por ellos y ellas que estamos aquí. Yo no sé si puede haber reconciliación, o si ese es el objetivo, pero en todo caso sé que ellos y ellas no lo quieren. Si no, tendrán que decirlo ellos y ellas.

LS: Cómo se ha vinculado este ejercicio y esta experiencia con el trabajo teórico que tú venías desarrollando.

EA: Voy a darte un ejemplo que me gusta mucho, que fue muy significativo para mí. En algún momento, teniendo pocas semanas de empezar a trabajar en la comisión estaba explicándole a mis alumnos por qué yo podía estar ahí, por qué yo debía estar en la comisión. Les dije “hace muchos años que he trabajado en comisiones de verdad, sobre procesos de memoria, justicia. Conozco lo que es eso.” Y uno de ellos me dijo: “pero en el fondo tú no sabes lo que es trabajar en una comisión.” En efecto, no lo sabía. Tenía todo el bagaje teórico, incluso empírico de los casos, he trabajado mucho sobre Uruguay, México y justamente estas temáticas: violencia de Estado, derechos humanos, procesos de memoria, de justicia, pero la experiencia de estar en una comisión, no. No tenía ni idea, pasa por cuestiones políticas que muchas veces los académicos no forzosamente sabemos cómo manejar. Sabía que sería mucho trabajo, que había que negociar, pero no tenía realmente una idea de lo que significaría este encargo. Te diría que está siendo por igual apasionante, cansado, estresante y complejo. Hasta ahora es más político que otra cosa, no sé si en todos los casos, esa es otra cosa, no creo que por haber trabajado aquí yo pudiera irme a Chihuahua para trabajar en una comisión y pensar que ya lo sé. En parte sí, pero cada ejemplo, cada situación es distinta. Por ejemplo, hablé con Álvaro Rico quien fue el coordinador del informe histórico sobre desapariciones forzadas en Uruguay y él me decía que se pasaba 16 horas al día encerrado en un archivo buscando información. Yo paso una gran parte del día hablando y negociando.

LS: ¿Será también la naturaleza diferente de la comisión?

EA: Probablemente y creo que es el tipo de caso nacional también, probablemente había mucho más apoyo o por lo menos por parte de los colectivos también había más claridad sobre lo que significaba en el caso uruguayo. Creo que los colectivos en México tienen mucho más recelo hacia el gobierno en general, lo que los lleva a pensar que no se llegará a nada. No están tan seguros de que realmente deba hacerse la comisión. Mucho cuestionamiento… es entendible, llevan mucho tiempo luchando casi sin ser oídos, es uno de los países en donde menos se ha conseguido algo respecto a todo esto. Cuando escucho, por ejemplo, esta teoría de la cascada de la justicia, que es cuando los organismos de derechos humanos y los propios colectivos son muy fuertes se logra la justicia, como el caso argentino, yo digo: eso está muy bien para el caso argentino, pero deja muy mal parado a los mexicanos, es como si el Comité Eureka, el Comité 68 pro Libertades Democráticas, H.I.J.O.S. y todos los demás no hubieran hecho nunca nada, es decir, “como no se movieron fuerte, no lograron nada”. En realidad, también tiene que ver con el acompañamiento de la sociedad, medios de comunicación y la voluntad política. Es un caso complicado, se tiene que negociar constantemente.

LS: Retomando lo que pasó el miércoles 22 de junio, ¿qué cambia?, ¿qué percepción tienes de cómo se han comportado estas instituciones que son las responsables (SEDENA y SEMAR)?, ¿Cómo están apoyando? ¿Cómo están participando con el proceso de la comisión? y qué opinas de su posible participación en el caso de los normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, Guerrero.

EA: Tiene que ver con todo lo que hemos hablado, con que todo en realidad son procesos de negociación, quien crea que llegó y está servida la mesa y sólo se trata de sentarse a comer, pues no entendió nada. En realidad, esto es estar continuamente viendo cuáles pueden ser los alcances. Tal vez eso puede ser agotador, una como académica no está acostumbrada a tener que hacer esta negociación constante. Están en juego muchas cosas, un Estado que no sólo no ha cuestionado a sus fuerzas armadas, sino que las ha vuelto muy fuertes en los últimos años. Evidentemente eso tiene que ver, pero al mismo tiempo las fuerzas armadas también tienen que ceder precisamente por la posición privilegiada que tienen respecto a otros países. Pienso que desde ahí se entiende que estén dando por lo menos cierta información, por ejemplo, con respecto a Ayotzinapa, como tú lo decías. Hace unos meses hubo revelaciones importantes sobre lo que ocurrió y cómo, quiénes estuvieron vinculados.

Mi esperanza con respecto a la comisión es un poco eso, que en el ejército si haya, de alguna forma, negociado con el poder ejecutivo, primero para que se creara esta comisión y segundo para dar informes. El discurso del general no parece dejarlo en claro. Él hizo referencia de alguna forma a que van a dar algunos materiales, pero materiales que se supone ya se habían dado a la fiscalía y no sirvieron mucho. Yo sigo con la esperanza de que sí darán algo, pero no podemos estar esperando solamente que sí den algo de eso, nosotros tenemos que seguir trabajando, buscando otras fuentes documentales y testimoniales. Es así.

LS: Pero sí consideras que esta negociación que se está haciendo después de 50 años de la guerra sucia y después de 8 años de Ayotzinapa, en la que el ejército esté dando un paso, aunque sea medio paso, es histórico, porque ni siquiera se había aceptado lo más mínimo. Siempre había un negacionismo, en otros casos como Argentina, Uruguay, Chile, no se podía tampoco negar que eso sucedía. Era otra la relación con la responsabilidad. En ambos casos la creación de la comisión, la apertura o la entrega de más documentos al GIEI por parte de la SEDENA y de SEMAR responden a un cambio político, que como dices tú no sabemos hasta dónde llegará, pero que al menos está posicionando estos temas. En ese sentido, cómo ves esta relación de negociación, de desequilibrio-equilibrio sobre el papel que han jugado las fuerzas armadas y aunque ahora les puedan poner su monumento, pues están aceptando que algo hicieron. 

EA: Por eso te digo, creo que tienen un papel privilegiado, si lo comparas con muchos ejércitos de América Latina, en todo, a nivel económico y de todo tipo, eso me parece que hace que tengan que negociar en algunos puntos y eso es lo que me parece que están haciendo. Aceptaron que entrara la comisión al campo militar, eso es aceptar que algo pasó aunque al mismo tiempo digan bueno, pero en realidad fue una cosa entre dos bandos. Por eso, yo tengo la esperanza de que sí vayan a dar más información, como en el caso Ayotzinapa.

LS: ¿Y cómo ves a los colectivos? ¿Crees que esto que está sucediendo los fortalece, fortalece su lucha? Esta nueva posición frente a los medios, dar luz sobre lo que sucedió, ¿cómo crees que repercuta en los propios colectivos?

EA: Tengo la esperanza de que también a ellos les sirva, esa fue la esperanza desde el principio de entrar en la comisión y de alguna manera también poder dialogar con ellos y darles voz. Sí noto que sí hay más interés desde los medios de comunicación, no es un interés desmesurado ni va a ser el centro del debate nacional, pero tiene un lugar que no tenía; por lo mismo se les está dando un espacio a las víctimas. Creo que se puede hablar, se puede escuchar, eso es muy importante. Yo hablaba hace poco con Gabriela Pulido y me decía por qué no organizamos, conozco mucha gente que nunca ha hablado ni de su participación política ni de la violencia que vivió, por qué no organizamos 30, 50 entrevistas a todas estas personas que no van a escribir su testimonio. Les ayudamos a escribirlo, que sean entrevistas trabajadas con ellas y ellos, no sólo hacer la entrevista, sino una narración que dé cuenta de las historias de vida. Ella estaba encantada, entonces es eso, echar a andar este tipo de iniciativas, es el momento, podemos criticar muchas cosas, pero existe la posibilidad de hacerlo. Está la coyuntura disponible. Hagámoslo.

LS: Además eso genera un cambio político, un cambio en la episteme de cómo se contemplan las propias víctimas, pero también su propia lucha, no sólo como víctimas sino como luchadores.

EA: Claro, la idea, por ejemplo, que recuperaremos en el informe (para mí era lo fundamental) es la historia de los colectivos. En el mismo informe tenemos que dar cuenta de la historia de los colectivos. No decir “El comité Eureka se fundó…”, no, decir cuál es la historia de los colectivos, cuáles son los hitos de la lucha, cómo fue que llegamos hasta aquí. Es super ambicioso lo que queremos hacer, no sé si lo vamos a lograr, pero hay que intentarlo.

LS: ¿Qué sabes tú de cómo va (aunque sé que eso no es tu tema) este tercer informe del GIEI? ¿Qué alcances tú le ves a esta investigación y a lo que se pudiera conseguir a corto o mediano plazo respecto a esta terrible situación de luchadores sociales desaparecidos en este país?

EA: A mí realmente me sorprendió mucho lo que se dijo hace unos meses en el segundo informe. El trabajo del GIEI ha sido muy relevante, en el caso mexicano, para dar luz sobre lo ocurrido. Uno puede pensar, sólo por poner un ejemplo, en Tlatelolco, en la cantidad de años que tuvieron que pasar para que se pudiera conocer mínimamente lo ocurrido. Podías medio saber por fuera, pero no se podían tener realmente las fuentes gubernamentales. Lo que se ha logrado en este tiempo para Ayotzinapa es increíble. Me parece que tiene que ver con toda la lucha de todos esos colectivos previos. Lo que ocurrió hace unos meses, lo que dieron a conocer es fundamental, es muy importante porque el hecho de que estén negociando para dar por lo menos algunos avances sobre lo que sucedió, no lo van a dar todo, en ningún lugar lo dan todo, pero ya me parece que es muy revelador y relevante, tanto para lo que podamos o no conseguir con respecto al pasado como para la repercusión política de los colectivos. Hay una cosa que siempre me preocupa sobre Ayotzinapa y la violencia en México en el presente, respecto a que cien mil desapariciones se concentran en 43, me preocupa que cuando nos concentramos en 43 olvidamos las otras cien mil. Por echar luz en unos cuantos, dejamos de ver el resto: no quiere decir que no sea importante lo ocurrido con los 43 de Ayotzinapa, pero quiero decir que no debemos perder de vista que tenemos cien mil desapariciones[7]. Entonces, eso que se está sabiendo respecto a lo que está ocurriendo con los 43 tiene que echar luz para lo que sucede en el resto del país. Eso tendría que servir, no sólo para Ayotzinapa, no sólo para el pasado, sino también para el presente.

 LS: Muchas gracias, Eugenia 

EA: Al contrario, muchas gracias a ti y a Memoria.


[1] El 22 de septiembre de 2022, Aleida García presentó su renuncia al Mecanismo de Esclarecimiento Histórico.

[2] Micaela Cabañas Ayala, hija de Lucio Cabañas Barrientos, el fundador del Partido de los Pobres que fue asesinado hace 48 años. Siendo una niña, Micaela Cabañas estuvo presa en el Campo Militar Número Uno, junto con su madre. 

[3] El miércoles 22 de junio de 2022, por instrucciones del Presidente Andrés Manuel López Obrador la Secretaría de la Defensa Nacional abrió las puertas del Campo Militar número uno “para cumplir con el esclarecimiento de los hechos pasados, la dignificación de las víctimas y el acceso a la memoria histórica”.

https://www.gob.mx/presidencia/prensa/presidente-instruye-abrir-campo-militar-no-1-y-sus-archivos-que-se-conozca-la-verdad-y-cero-impunidad

[4] Memórica. México, haz memoria es un espacio que contiene una variedad de recursos digitales –documentos escritos, fotografías, videos, audios, libros, testimonios orales, tradiciones, entre muchos otros— provenientes de distintos archivos, bibliotecas, acervos federales y municipales, colecciones privadas y familiares, recuerdos personales, con el fin de difundir la riqueza de la memoria histórica y cultural de México. 

https://memoricamexico.gob.mx/es/memorica/Haz_memoria

[5] Es hija de Alicia de los Ríos Merino, militante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, detenida desaparecida en enero de 1978.

[6] Es hija de Rafael Ramírez Duarte, detenido desaparecido en junio de 1977.

[7] Comisión Nacional de Búsqueda, Versión Pública Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas (RNPDNO) (consulta: 9 de agosto de 2022).