En 1922, Ricardo Flores Magón pasó de ser un ideólogo aislado, en prisión, enfermo y prácticamente ciego, a precursor de la Revolución Mexicana. El regreso de su cadáver, un cuerpo que había permanecido en el exilio los últimos años y encerrado los cuatro previos, representó la instalación del personaje en el panteón de la historia oficial posrevolucionaria. En México obtuvo el estatus de preámbulo del movimiento revolucionario, mientras que en Estados Unidos se le construyó como proemio del movimiento chicano. En ambos preludios, el personaje fue despojado de su lógica internacional; su red revolucionaria, eliminada; y su proyecto político, minimizado.
En El Regreso del camarada Ricardo Flores Magón nos encontramos con la reconstrucción transnacional del proyecto revolucionario del Partido Liberal Mexicano (PLM) y los activistas alrededor de la revista Regeneración. La investigación y el libro mismo son un ejercicio transfronterizo. La versión en inglés, The return of comrade Ricardo Flores Magón –publicada por mit Press en 2014–, recibió el Mexico Humanities Book Award, de la Latin American Studies Association; en la edición en español participaron la Universidad Autónoma de Nuevo León, el gobierno de Coahuila y Ediciones Era; y la traducción fue realizada por el escritor mexicano radicado en Maryland Jorge Aguilar Mora. Claudio Lomnitz apunta al inicio su experiencia transnacional norteamericana: nacido en Chile, estudiante en México, y desde hace décadas radicado en Estados Unidos, se compara, en un derroche de autoconcepto, con exiliados verdaderos como José Vasconcelos o los hermanos Flores Magón.
Especialista en análisis sobre la ideología de la Revolución, el libro es un ejercicio que combina antropología política a un nivel micro con análisis de discurso. La biografía está excelentemente escrita y traducida, lo cual permite una lectura fluida y asequible para público especializado y no especializado. La investigación, bien documentada y detallada, empuja los límites del interés público, pues utiliza como fuentes principales los archivos personales de Jesús y Ricardo Flores Magón y de Ethel Duffy Turner, algunos números de Regeneración y prensa de la época.
La prisión y el exilio, como instituciones de expulsión y reclusión, y sus contrapartes, la liberación y el retorno, articulan la tensión narrativa central del libro. Las prisiones de los Flores Magón, desde la primera de Jesús en 1892 y la última de Enrique y Ricardo en 1918, permiten al autor introducirnos en la sociedad capitalina porfiriana de finales del siglo XIX, las redes liberales mexicanas y estadounidenses de las primeras dos décadas del XX, y los derroteros del movimiento internacionalista durante los años posteriores. La historia central de la red tiene lugar en el retorno de Ricardo Flores Magón a la prisión en el exilio. El libro inicia en 1907, con el movimiento por la liberación de los presos mexicanos –Ricardo Flores Magón, Manuel Sarabia, Librado Rivera y Antonio Villareal– de la penitenciaría de Los Ángeles, y finaliza en 1922 con la muerte de Ricardo, en la cárcel de Leavenworth, Kansas, donde había sido recluido cuatro años atrás con su hermano Enrique. Entre ambos confinamientos, Lomnitz muestra la construcción, movilización y destrucción de una red de activistas internacionales por la causa mexicana alrededor del plm, antes y en el transcurso del evento central de la historia: la Revolución Mexicana.
El libro aporta elementos novedosos para comprender la red revolucionaria en dos sentidos. Por una parte, en contraposición a la negación de la historia transnacional, el autor muestra la transformación de la frontera, sus flujos y bloqueos, durante la Revolución Mexicana y la Primera Guerra Mundial. Con la estabilización de los gobiernos revolucionarios, los límites entre México y Estados Unidos, entre mexicanos y estadounidenses, fueron crecientemente controlados en función de las relaciones bilaterales en términos nacionales. La mutación de la frontera económica y social permitió a los actores redefinir los linderos entre lo mexicano y lo estadounidense. Entre Los Ángeles y Leavenworth, los Magón y su red, los seguidores del plm y del Partido Socialista se vieron crecientemente confinados a accionar en el marco de los Estados nacionales, además de que su activismo los llevó de manera sistemática a la reclusión penitenciaria. Cárceles, exilios, exclusiones y expulsiones sucesivas aparecen como la historia del movimiento del plm y de Regeneración. En el tránsito de lo transnacional a lo internacional, la red fue delineando un discurso en coherencia con la ruptura y el sectarismo del grupo, y con el vuelco de Ricardo sobre sí mismo, anterior a la prisión donde finalmente murió.
En segundo lugar, a diferencia de muchos estudios biográficos, individuales o colectivos, el énfasis de Lomnitz en las relaciones personales de la red de revolucionarios no lo conduce a esconder el papel de dichas relaciones en la toma de decisiones políticas ni a reducir la agencia política de los actores a un pragmatismo personal. La observación de la red y sus autorrepresentaciones, de las interacciones individuales y de las trayectorias particulares le permiten desdibujar la barrera entre las decisiones políticas y las relaciones íntimas. El texto no sólo dota de carne a los personajes políticos sino que describe lo político en lo personal. Al lado de los análisis del discurso respecto a la nación, la raza, el origen, la familia, el matrimonio o el honor, se describen las prácticas y representaciones de las relaciones fraternales, interraciales, sexuales, militantes y burguesas, entre otras. Sin temor a las contradicciones ni descargos, pero evadiendo la simplificación y el juicio, describe las prácticas machistas, racistas, homofóbicas, lesbofóbicas y clasistas de la red revolucionaria. Y, aun con resbalones, la politización que hace de los cuerpos revolucionarios contribuye a refrescar los estudios biográficos tendentes a la descalificación o a la idealización de los sujetos.
El ejercicio de Lomnitz es al mismo tiempo una biografía personal y colectiva; la historia de una revista y de la formación de una ideología. Esta multiplicidad y complejidad narrativa, su flexibilidad entre métodos y definición de problemas, es –no obstante– también el origen de sus principales flaquezas. La biografía colectiva de la red y su trasfondo cultural casi no logra trascender al primer círculo, lo que implica una atribución excesiva de las decisiones políticas por las prerrogativas personales de sus miembros. La explicación culturalista de la movilización de la red llega a ser simplista y poco sustentada empíricamente: atribuye la construcción de la solidaridad estadounidense con México a simpatías basadas sólo en estereotipos; sitúa, sin evidencia empírica, a Jesús y Ricardo como parte de los dandis capitalinos de los últimos años del xix; identifica el exilio y la persecución de los activistas con una pasión libertaria y autosuficiente de “andar a los rieles”.
Ya encarrilados: el texto no escasea en suposiciones, especulaciones e inferencias libres, lo que abruma por momentos sus cualidades científicas: se pregunta si Lázaro habría dejado “su estilo romántico y poético de vestir” para cruzar la frontera; diserta sobre las conversaciones imaginadas que podían tener los personajes en sus trayectos de tren, se los imagina viajando en primera o en segunda, compartiendo el camino con hombres de negocios u obreros; supone soberanamente que María Brousse recurrió a la asociación espiritista Hermanos del Espacio, tras la muerte de Lucía y Ricardo; sin evidencia especula por páginas los arreglos del matrimonio Flores Magón con sus hijos previos; analiza una foto de Alfred Sanftleben y considera que cargar a un gato “revela la sensibilidad de un romántico”.
Más grave es lo limitante, para la explicación empírica, del énfasis en el pequeño círculo de Flores Magón. Por un lado, esto implica que el autor preste atención excesiva a la cultura de las elites del país en la discusión política revolucionaria, contraponiendo a Regeneración los escritos de actores en el periodo, principalmente, del grupo de Los Científicos. Por el otro, la historia del militantismo de la red cercana a los Flores Magón termina obviando la construcción de las redes militantes de masas, las cuales, a ambos lados de la frontera, proporcionaban potencia y acción al discurso de Regeneración. Dicho vicio le impide explicar buena parte de la movilización liberal, anarquista y sindical que pudo desencadenar la revista, impactando en huelgas y levantamientos en 1906 en México; el fenómeno transnacional y multiclasista de la invasión de Baja California en 1911; y la implicación en la defensa de la libertad de expresión en la segunda década de 1920 en Estados Unidos, entre otros fenómenos relevantes.
Pese a sus limitaciones, el libro es de excelente calidad, claro y provocador, además de refrescar la escena historiográfica sobre la Revolución. El retorno de la figura de Ricardo Flores Magón se opone a los muchos retornos que ha tenido Porfirio Díaz en la historiografía, el imaginario político y la cultura de masas. El año pasado, a 100 de su muerte, entusiastas alrededor de los descendientes de la familia reavivaron la demanda de repatriación de Estado de los restos del dictador oaxaqueño desde su sepulcro parisino. El porfirismo y sus prácticas, con todo y la represión política y la coerción de la prensa que transformó a los Flores Magón de periodistas en revolucionarios, aparecen ahora con toda vigencia. Su legitimidad, largo tiempo enterrada, opaca a la de quienes lo combatieron.
Al recordarnos un pasado complejo y una forma alterna de integración norteamericana, distinta del nacionalismo liberal y del revolucionario, el trabajo de Lomnitz hace volver una vez más de su exilio a Ricardo y a su red. Walter Benjamin advertía la necesidad de arrancar la tradición del conformismo, de tomar la verdad presente del pasado, sobre todo en los momentos de peligro: “tampoco los muertos estarán a salvo del enemigo si éste vence. Y este enemigo no ha cesado de vencer”.1 El regreso del camarada Ricardo Flores Magón recupera a estos revolucionarios, sin simplismos ni idealismos, del ostracismo a que habían sido relegados durante décadas de revisionismo neoliberal. Esta defensa crítica del panteón revolucionario nos permite a los lectores nuevas formas de volvernos hacia nuestros regímenes y futuras revoluciones.
Lomnitz, Claudio. El regreso del camarada Ricardo Flores Magón. Ediciones Era, México Distrito Federal, 2016.
1 Benjamin, Walter. Tesis sobre la filosofía de la historia (goo.gl/aUmYhu), página 22.