#ELENÃO EN LA BALANZA

La movilización feminista en la coyuntura electoral

La movilización feminista #EleNão es clave básica para el análisis coyuntural de las elecciones brasileñas de 2018. Expresa el posicionamiento crítico de las mujeres frente a la restauración conservadora que pretende imponerse en América Latina mediante un Estado capitalista y patriarcal que, en este caso, estaría dirigido por un ex militar de ultraderecha con fuertes antecedentes misóginos y machistas en su carrera política. En esta adscripción moral, el candidato presidencial Jair Bolsonaro ha manifestado que continuará la denigración social de las mujeres, radicalizando la violencia que hoy padece la sociedad brasileña y empoderando a los grupos conservadores –machistas, racistas y contrainsurgentes–1 para el mantenimiento del status quo vigente.

La lucha feminista latinoamericana del presente siglo logró escribir en la agenda política temas como los derechos laborales y reproductivos, y la violencia contra las mujeres, especialmente el acoso sexual, que ha tomado gran impulso desde las movilizaciones feministas en todo el mundo. En este marco, la emergencia de Mulheres Unidas contra Bolsonaro adquiere potencia, surgiendo en el seno de la sociedad brasileña para agremiar a millones de mujeres que convergieron en una consigna: #EleNão.

La novedosa expresión feminista se forma de diversos estratos sociales y demandas políticas, congregados contra un candidato representante del autoritarismo de ultraderecha y el conservadurismo patriarcal.

En contrapeso del monopolio y la cooptación de los medios de comunicación en Brasil y contracorriente de las fake news producidas intencionalmente para favorecer la candidatura de Bolsonaro, la movilización feminista fue convocada vía internet para salir a las calles a manifestarse, logrando colocar su consigna en boca de todos los candidatos a la presidencia, quienes no tuvieron más opción que asumir el protagonismo feminista en el proceso electoral.

No obstante, tal protagonismo ha incitado a culpabilizar a las feministas de polarizar la elección y conceder la victoria a la ultraderecha, que efectivamente ve en las mujeres un blanco central por esquivar para imponer la restauración conservadora.

Ultraderecha y restauración conservadora

La mujer como blanco de ataque comenzó de hecho en la campaña sucia contra la presidenta Dilma Rousseff, durante la cual se develó la ultraderecha infiltrada en las instituciones del Estado, expresada en la sombra militar en el parlamento cuando legisladores votaron en el nombre de Dios, la familia y los militares en favor del impeachment, incluido Bolsonaro, quien votó en nombre del torturador de Dilma durante la dictadura.2 Encima de ello, la ultraderecha mostró el lugar conferido a las mujeres en la sociedad brasileña, mediante el encabezado “bella, recatada y del hogar” en la portada de Veja –revista más influyente en Brasil–, con la cual publicitaron la figura de Marcela Temer, esposa del apócrifo ex presidente.

Posteriormente se eligió la candidatura de Bolsonaro, cuya carrera política estaba marcada por su ideología conservadora, por ejemplo, cuando declaró en el pleno que la diputada Maria do Rosário “era muy fea para merecer ser violada”, colocando además el problema de la violación sexual contra las mujeres en términos de merecimiento. También expresó públicamente que no les pagaría el mismo salario que a los hombres, pues quedan embarazadas, aunque “hay mujeres que son competentes”3, frase que repitió en la campaña electoral.

A esos ataques de género abonó el asesinato de Marielle Franco, luchadora feminista y defensora de derechos humanos, representante de los sectores sociales más vulnerables de Brasil. En palabras de Jessé Souza:

La lucha de las mujeres muestra que las tiranías privadas son la otra cara de la moneda de las tiranías públicas. La apología de la violación sexual, el sometimiento y la humillación permitidos contra la mujer, es tan sólo el otro lado de la apología de la tortura y de la deshumanización del pobre transformado en bandido a ser matado impunemente. Uno es inseparable del otro y vienen siempre acompañados.4 

Sumado a esto, los poderosos grupos evangélicos defienden la moral conservadora desde su bancada en el parlamento y sus concesiones en radio y televisión. Edir Macedo, promotor de la transnacional Iglesia Universal del Reino de Dios y dueño de la Red Record, entrevistó a Bolsonaro en televisión abierta, al mismo tiempo que se transmitía el último debate presidencial, donde no participó.

El influyente líder teleevangélico Silas Malafaia hizo repetidos llamados masivos a votar por Bolsonaro, abusando de la permisividad religiosa de la estructura política y funcionalizando los numerosos adeptos brasileños que el neopentecostalismo ha ganado recientemente.

Antipetismo y antifeminismo

En el actual contexto de precarización del tejido social, de proletarización de la “clase media” y de masificación de la pobreza que se vive en el mundo, no ha sido difícil fomentar el odio a los pobres. En la sociedad brasileña ganó la creencia de que el Partido de los Trabajadores convertiría a todos en pobres, por lo que se debería evitar y apoyar al candidato que llevaría adelante la restauración conservadora “de la riqueza y la moral”, cobijada en un discurso nacionalista que posibilitó hablar de las armas, los militares y la violencia como medios para combatir la pobreza. Tal creencia se encarnó en un antipetismo abigarrado, alimentado por la ignorancia y la desinformación generadas desde los medios de comunicación y las fake news.

Además del antipetismo, el proyecto de ultraderecha consideró el odio a las mujeres y el rechazo al feminismo como discursos que engrosarían las filas en las urnas a favor de Bolsonaro. De hecho, lograron sumar 20 por ciento de aprobación entre mujeres de estratos medios y altos, según las principales encuestadoras del país. Así se expresó el antifeminismo como reacción conservadora al movimiento #EleNão, por mujeres y hombres que suscriben la moral de derecha, pugnando contra el aborto, los homosexuales, las madres solteras, las negras e indígenas y en favor de la familia tradicional, aclamando el término ideología de género para atacar la movilización feminista.

De esa manera, ganaron adeptos los discursos contra los trabajadores y  las mujeres, con la creencia de que impondrían el comunismo y la ideología de género –respectivamente– como fundamentos de la sociedad brasileña.

Como dijera Sonia Corrêa en entrevista, “pienso que ni nosotras hemos evaluado el grado de antifeminismo que estaba instalado y cómo eso se podía utilizar. […] No evaluamos antes que las condiciones electorales eran tales, así como el PT no evaluó el antipetismo, nosotras no evaluamos el grado de antifeminismo. De cómo eso podía ser instrumentalizado con todos los mecanismos y estrategias y maquinarias, la forma de operación de la campaña electoral de Bolsonaro”.5

#EleNão en la balanza

Aunque no se logró presionar con suficiencia para vencer a Bolsonaro, la movilización feminista expresó masivamente un posicionamiento político frente a los males que representa dicho personaje. Habría de analizarse lo que este hecho significa en la historia de una sociedad como la brasileña, que vivió 21 años bajo un régimen militar profundamente autoritario y represivo, cuya experiencia democrática ha sido impedida mediante dos golpes de Estado en los últimos 50 años.

En esa coyuntura, las mujeres salieron a las calles a manifestarse contra la dictadura, los militares, las armas, la misoginia, el conservadurismo y la ultraderecha, representados por él.

Sabemos que ni el antipetismo ni el antifeminismo son invenciones de esta coyuntura electoral; sin embargo, la ultraderecha conservadora los puso a su servicio para ganar la batalla, tanto contra los trabajadores como contra las mujeres. Una pregunta queda abierta: la consigna #EleNão pudo incidir más en el antifeminismo y la derecha que en el feminismo y la izquierda brasileña, o si se cae en culpabilizar a la movilización feminista por la derrota electoral, sin asumir responsabilidades. Valdría más la pena reflexionar críticamente sobre las fallas del petismo y la izquierda en su conjunto, frente al monstruo de la derecha transnacionalizada y de moral conservadora que logró imponerse en las elecciones de 2018.


* Licenciada y maestra en estudios latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Feminista y especialista en estudios brasileños y análisis socio-espacial.

1 Véase la intervención de Ruy Mauro Marini en el debate “La cuestión del fascismo en América Latina”, publicado en Cuadernos Políticos, número 18, Ediciones Era, México, 1978.

2 Este momento puede constatarse vía Telesur, en www.youtube.com/watch?v=7lQULX7-7WU

3 Entrevista de Zero Hora a Jair Bolsonaro, el 10 de diciembre de 2014. Véase en www.gauchazh.clicrbs.com.br

4 Traducción propia del portugués. Publicado en Carta Capital, el 1 de octubre de 2018. Véase en www.cartacapital.com.br/sociedade/a-forca-das-mulheres

5 Publicado en Nodal el 25 de octubre de 2018. Véase en www.nodal.am/2018/10/asi-como-el-pt-no-evaluo-el-antipetismo-nosotras-no-evaluamos-el-antifeminismo-por-sally-burch/