LAS ROJAS. BIOGRAFÍAS DE MUJERES COMUNISTAS

Casi una década atrás, Barry Carr expresó en su escrito “Hacia una historia de los comunismos mexicanos: Desafíos y sugerencias” el potencial de explorar el registro biográfico para elaborar estudios históricos capaces de aprehender la profundidad del fenómeno comunista.1 Aunque el género biográfico ha sido cultivado por periodistas e historiadores, en tiempos recientes ha privado la publicación de biografías sobre personajes notables, como Karl Marx y su compañera de vida, Jenny,2 lo cual ha mostrado su pertinencia para la problematización histórica.

En el campo que compete al estudio del comunismo mexicano, la lectura del registro autobiográfico ha sido obligada. Valentín Campa, Benita Galeana y José Revueltas fueron militantes que, en distintas épocas y por diversos motivos, asociaron su vida con la del Partido Comunista Mexicano (PCM), lo que convierte sus relatos en fuentes para estudiar el partido y sus experiencias personales.3 Ahora bien, y como atinadamente señaló Carr, el ejercicio biográfico permite un examen más profundo del vínculo entre las trayectorias individuales y los avatares del partido. Además, el carácter periférico del comunismo posibilita una ampliación de la perspectiva hacia quienes, sin ser figuras centrales de la dirigencia, fueron artífices de una experiencia de construcción política inédita.

Hay avances. Hoy se cuenta con la obra Arcángeles, de Paco Ignacio Taibo II, quien reconstruyó los trazos de personajes irreverentes como Juan R. Escudero o Librado Rivera, quizás el primer ejercicio de escritura novelada sobre revolucionarios anarco-comunistas.4 Igual importancia reviste la publicación de diccionarios biográficos como el de Víctor y Lazar Jeiffets, América Latina en la Internacional Comunista, 1919-1943, sustentado en un intenso trabajo de archivo en Moscú.5 Y por supuesto, la versión de Óscar de Pablo en La rojería, que elabora brújulas para situar un horizonte compartido por militantes y organizaciones.6

Biografiar mujeres requiere un doble esfuerzo pues, se ha reiterado, la historiografía ha destacado los nombres de los militantes hombres sobre los de las mujeres. Este trabajo histórico exige precisión en el tratamiento de las fuentes –memorias, declaraciones, correspondencia y fotografías– y en el aspecto interpretativo. A continuación se reseñan tres biografías recientes de comunistas mexicanas: Cuca García, Consuelo Uranga y Benita Galena. Estas contribuciones permiten identificar los entramados simbólicos, políticos e ideológicos de mujeres que, en ejercicio de su politicidad, emprendieron una praxis que contribuyó a la emancipación femenina.

Cuca García. Por las causas de las mujeres y la revolución

La historiadora Verónica Oikión presenta la biografía de Cuca García,7 una de las mujeres que se sumó a las ideas revolucionarias y en su andar transformó y adoptó las corrientes de avanzada en su época, vinculándose en la práctica política a las reformas educativa y agraria. El relato de Oikión sigue el itinerario de Cuca. Primero, como educadora “vasconcelista” y precursora feminista. Luego, durante la década de 1930, como lideresa política e intelectual en la convergencia entre nacionalistas-revolucionarias y comunistas, a fin de diseñar un programa de reivindicación que inscribiera el voto femenino en un marco amplio para la conquista de derechos.

El despliegue de la narrativa presentada por Oikión hace hincapié en las dificultades que tuvieron las mujeres por ganarse un espacio en el entramado simbólico y programático de la revolución en general y de la izquierda comunista en particular: en un primer momento, en la búsqueda de su autonomía; y después, inmersas en el conjunto de experiencias políticas del país. De entre todas éstas, el cardenismo atrae más la atención de la autora, pues condensa un conjunto amplio de contradicciones nacionales e internacionales. El Frente Popular, el Partido Nacional Revolucionario, el corporativismo y el ascenso del PCM como fuerza significativa son abordados desde la perspectiva de una de las activistas más connotadas, Cuca García.

El PCM, espacio político por excelencia de Cuca, es recurrente en el despliegue de su biografía, pues ella, junto a sus compañeras y compañeros militantes, lo construyó en medio de la marea de transformaciones que sacudían a la nación. Las vicisitudes del partido, por momentos marginal y limitado en su accionar, otros adelantado y progresista, hacen parte de la semblanza. Así, Oikión muestra que la biografía de estas mujeres –quienes lucharon en los años más complejos de la vida política del México posrevolucionario– es también la historia del PCM en su búsqueda por dotarse de una identidad revolucionaria. No sin contradicciones ni pocas dificultades, las comunistas lograron avanzar en la formación de un programa que las incluyera como sujeto autónomo, capaz de enunciar un discurso que las considerase parte del todo social.

Esta obra permite visibilizar las contradicciones, los conflictos y los límites de una época. Por ello es preciso ubicar con claridad el marco en que crecieron los frentes, consejos y asociaciones, donde este sector social encontró la manera de plantear su autonomía. Su punto máximo se encuentra en los intentos por obtener una diputación en Michoacán, en medio del fortalecimiento del partido estatal y del inicio del fraude como práctica política.

De igual forma es preciso identificar las coordenadas de discusión, pues Cuca y las comunistas dialogaron e intercambiaron posicionamientos con los feminismos de su época, entre los que destacaron el igualitarista y el sufragista, cuyos centros de irradiación fueron Estados Unidos de América, Europa y, por supuesto, la Unión Soviética. Las preocupaciones de aquella generación a escala mundial se batieron en dos frentes: por un lado estuvieron las que pusieron el acento en la obtención del derecho al voto; y, por otro, las que, como Cuca, plantearon un horizonte ligado a la abolición de la explotación, aunque sin abandonar la perspectiva táctica de la conquista de espacios y derechos que permitieran superar las condiciones desfavorables.

Oikión retrata los altibajos de la vida de Cuca. Así, se refieren momentos de penuria económica y de hechos extraordinarios, como su experiencia de vida en la Unión Soviética y sus viajes por Europa. Para Cuca, sus ideas florecerían con plenitud cuando las mujeres conquistaran su autonomía en un marco ideológico universalista, en el que la particularidad de la situación femenina no fuera un elemento subordinado ni el único catalizador de la intervención pública de las mujeres.

Figuras como Cuca permiten observar el devenir de las vicisitudes de una comunista –en pie de lucha revolucionaria y resuelta por la causa de las mujeres– que no podían sino topar con un contexto sumamente complejo. Así, la salida de Cuca de las filas del PCM la enfrentó con las condiciones ideológicas del poscardenismo, tironeadas hacia la derecha. Pese a que su postura tuvo modificaciones, no dejó de insistir en la reivindicación femenina como paso obligado para cualquier política de izquierda.

Oikión coloca la palabra en la protagonista, con lo cual muestra que la biografía de mujeres como Cuca es también la historia de los primeros feminismos del siglo XX y de la relación entre feminismo y comunismo. Ello supone una urdimbre donde mujeres organizadas armaron un número importante de organizaciones que abrieron paso a la participación decidida y clara de las generaciones futuras. De manera consecuente, el esfuerzo de la autora se inscribe en un proyecto que considera tres líneas de trabajo: a) la historia de la participación de las mujeres; b) la historia de las mujeres comunistas del siglo XX; y c) biografías de mujeres en ambas historias.

Consuelo Uranga. La roja.

El reconocido historiador Jesús Vargas redactó una biografía concisa de la comunista chihuahuense Consuelo Uranga.8 Como a muchas otras mujeres, el impulso del inicio de la década de 1920 permitió a Consuelo vincularse con experiencias educativas de la mano de las reformas ilustradas del vasconcelismo. Asimismo, la proximidad con connotados comunistas como David Alfaro Siqueiros le permitió acercarse al comunismo y lograr su adhesión plena, que la llevó a salir de su estado natal.

Vargas relata la manera en que Consuelo se instaló en la Ciudad de México cuando la urbe se convirtió en un polo de atracción para militantes nacionales e internacionales, además de ser un hervidero de movilización política donde a diario nacían y fenecían organizaciones. Consuelo tomó parte del trabajo sindical con los petroleros de Veracruz, a partir de la fundación de su sindicato.

Siguiendo a Consuelo, Vargas trasmite con nitidez las ambigüedades de la década de 1930, signada por intensas movilizaciones –animadas por la demanda del sufragio y el reconocimiento de la participación política de las mujeres– en las que convivieron los esfuerzos de las comunistas y los de mujeres unidas a otras formaciones políticas, particularmente las de carácter oficial. La confluencia entre las comunistas y las nacionalistas-revolucionarias se dio de manera previa a la política de Frente Popular, por lo que fueron las organizaciones de mujeres las que produjeron los primeros intercambios; ello, pese a sus evidentes diferencias.

Consuelo, como muchos comunistas, vivió la cárcel. Vargas relata la primera ocasión en que cayó presa, con motivo de una manifestación en demanda del esclarecimiento de la muerte del dirigente comunista de origen cubano y exiliado en México Julio Antonio Mella. Para el historiador, la manera alegórica y jocosa en que Consuelo imagina su procesamiento a las Islas Marías contrasta mucho con la proyección que hizo Revueltas en sus novelas, pues ella no es triste ni sombría sino radiante y plena.

La trayectoria de Consuelo es la de una comunista fuertemente comprometida con la lucha social y no sólo con su partido. Esto explica que formara parte del grupo expulsado en 1939, cuando el aparato partidario dirigió sus armas contra líderes como Valentín Campa y Hernán Laborde. Años después, Consuelo participó en la fundación del Partido Obrero Campesino de México, una organización que operó como espejo del PCM. Vargas reconstruye algunas de sus batallas y apoyos en los años posteriores, entre ellas la huelga minera de Nueva Rosita, la resistencia armada de Rubén Jaramillo, el movimiento estudiantil de 1968 y su regreso a la órbita comunista en la campaña del Frente Electoral del Pueblo.

Benita Galena. Una comunista

Benita es la comunista que más atención ha recibido. Su temprana autobiografía redactada, según Óscar de Pablo, a instancias de la intervención de Mario Gill –su esposo, quien le ayuda cuando se decidió a escribir–,9 se convirtió en fuente obligada para quienes se han empeñado en rescatar la historia de las comunistas.

La biografía que presenta Marcelo González Bustos apuesta por movilizar la memoria.10 Por ello es menos un intento académico de reconstrucción histórica y más un esfuerzo militante por sintetizar y preservar la presencia de una mujer atípica en su actuación, aunque se apoya en documentos y bibliografía. A diferencia de otras comunistas, la guerrerense Benita se esforzó por construir un relato en torno a su vida. De forma desparpajada y con mucho brío, Benita construyó las líneas por las que suelen trascurrir los relatos que hablan de ella.11

A causa de esto, el libro de González ofrece la síntesis de piezas dispersas, las más de las veces en la voz de la propia biografiada. Con una intención política abierta –hablar de las comunistas–, el autor se apoya de la autobiografía novelada de Benita para reconstruir el ambiente: la persecución de los comunistas en los últimos años de la década de 1920, el ascenso del cardenismo y el giro represivo después de este último periodo. Se trata de una épica de las comunistas cuya representación es legada a Benita. No hay un recuento de detalles; por ejemplo, de las 58 veces que la protagonista declaró haber estado presa. La épica militante de este retrato apuntala la lucha contracorriente que las comunistas y en especial Benita llevaron a cabo. Sin matices, se asume que su papel es doblemente relevante en esta situación.

Biografía y comunismo

Tres mujeres, tres biografías, tres itinerarios tejidos de manera independiente en una basta geografía que desde su compromiso social –asentado en Chihuahua, Michoacán y Guerrero– llegaron a converger en el espacio político que el PCM representaba y, de forma particular, en su apertura para el despliegue de figuras femeninas. Ello, sin embargo, no desconoce las tensiones, pugnas y diferencias surgidas entre las mujeres y los hombres del partido.

Las tres biografías se sitúan en una temporalidad crucial para la historia del comunismo e informan sobre sus acontecimientos, sea porque las protagonistas vivieron las coyunturas, sea porque heredaron los procesos. A su manera, estas tres comunistas enfrentaron el curso de los acontecimientos siendo militantes, madres, compañeras y agitadoras. Ello dio pauta a los autores para destacar elementos distintos –la militancia feminista en el caso de Oikión, la recuperación de la memoria por parte de González y la historia de la izquierda en Vargas.

De esa forma, las biografías ensalzan no su labor y entrega individual sino el comunismo cual forma de abordar la emancipación femenina.


Notas

1 Barry Carr, “Hacia una historia de los comunismos mexicanos: Desafíos y sugerencias”, en Elvira Concheiro, y. otros (coordinadores). El comunismo: otras miradas desde América Latina, México: UNAM, 2007.

2 Mary Gabriel. Amor y capital: Karl y Jenny Marx, el nacimiento de una revolución, Barcelona: El Viejo Topo, 2014.

3 Valentín Campa. Mi testimonio: memorias de un comunista mexicano, México: Ediciones de Cultura Popular, 1986; Benita Galeana. Benita. Autobiografía, México: Imprenta Mels, 1940; José Revueltas. Las evocaciones requeridas: memorias, diarios, correspondencia, México: Era, 1987.

4 Paco Ignacio Taibo II. Arcángeles: cuatro historias no muy ortodoxas de revolucionarios, México: Alianza Editorial Mexicana, 1988.

5 Victor Jeifets y Lazar Jeifets. América Latina en la Internacional Comunista, 1919-1943: diccionario biográfico, Santiago: Ariadna Ediciones, 2018.

6 Óscar de Pablo. La rojería: esbozos biográficos de comunistas mexicanos, México: Debate, 2018.

7 Verónica Oikión. Cuca García (1889-1973). Por las causas de las mujeres y la Revolución, México: El Colegio de Michoacán, 2018.

8 Jesús Vargas. Consuelo Uranga: la roja, México: Nueva Vizcaya Editores, 2017.

9 De Pablo. La rojería, obra citada.

10 Marcelo González Bustos. Historia de una mujer comunista: Benita Galeana Lacunza, México: Universidad Autónoma Chapingo, 2017.

11 Galeana. Benita, obra citada.