El 24 de noviembre se cumplen 100 años del día en que varios de los socialistas recién unificados decidieron adoptar el nombre de comunistas e integrarse a la Internacional Comunista, creada en Moscú pocos mese antes de aquel 1919.
Durante buena parte del siglo XX, el Partido Comunista Mexicano actuó en difíciles condiciones para abrir camino tanto a un proyecto de transformaciones sociales profundas como a la lucha de los trabajadores de la ciudad y el campo por lograr el reconocimiento de sus derechos y su autonomía. En ese esfuerzo, los comunistas impulsaron, sobre todo durante su último periodo, un amplio programa democrático que contribuyó al desarrollo de una fuerza unitaria de las izquierdas que es base de la poderosa corriente que hoy ha emprendido el cambio en el país.
Hay por tanto mucho que conmemorar en este centenario y muchas experiencias que recuperar, no sólo como ejercicio de recordación sino como impulso a la comprensión de nuestro presente y sus posibilidades.
En este número, Memoria dedica la mayor parte de sus páginas a ofrecer un mosaico que quiere mostrar la riqueza de la historia de los comunistas mexicanos; el valor de sus militantes y dirigentes, comprometidos con la lucha social y política; y los rasgos de un proyecto de gran alcance que puede aún alumbrar el camino, en particular el de los trabajadores. No se trata de un ejercicio nostálgico ni se pretende agotar una rica historia: se rinde homenaje, con compromiso, a los hombres y las mujeres comunistas que pese a los riesgos que padecieron, mucho es lo que aportaron al país.