AGENDA FEMINISTA Y AVANCES LEGISLATIVOS DE LAS MUJERES EN LA 4T

Estamos viviendo un momento de transformación
que se constituye también como el tiempo de las mujeres.
La Regeneración

México llega a la segunda década del siglo XXI como una nación libre, independiente y soberana gracias a los alzamientos emancipatorios que despertaron conciencias y movilizaron al pueblo para combatir sistemas de opresión y desigualdad.

La nación mexicana hunde su raíz en el sustrato de las grandes civilizaciones prehispánicas. En 1521, tras la conquista de extensos territorios en Abya Yala por parte de la monarquía española, se instauró una sociedad colonial dividida en castas, un sistema estamental que colocó a la población indígena en el basamento de la pirámide social, mientras que, en la cúspide ubicó a la recién llegada población española –sólo por su origen peninsular–. Un sistema basado además en el expolio, la esclavitud y el sometimiento de los pueblos originarios.

Tres siglos después, en 1810, inició el levantamiento de quienes no nacieron en España para derrocar ese sistema y establecer uno nuevo, uno basado en la igualdad. Al concluir la Guerra de Independencia, el 28 de septiembre de 1821 se declaró: “La Nación Mexicana que, por trescientos años, ni ha tenido voluntad propia, ni libre uso de la voz, sale hoy de la opresión en que ha vivido.”

Esa fue la Primera Transformación con la que México se convirtió en un país independiente, libre del yugo extranjero ejercido por la Corona Española.

Las dificultades de la nueva nación, menguada por más de una década de cruentos enfrentamientos, disminuida su población, con la hacienda pública en bancarrota, el comercio trastornado por la destrucción de caminos y rutas comerciales, igual que la producción de bienes de consumo, favorecieron que en las décadas posteriores a la consumación del movimiento independentista algunos grupos sociales y poderosas corporaciones -como la Iglesia y el Ejército- concentraran riqueza y poder. Estos grupos, formaron una élite política conservadora erigida en clase dominante, confrontada con el sector liberal en su oposición sobre el modelo político, social y de administración económica que debían seguirse. Mientras que los conservadores propugnaban por reinstaurar la forma de gobierno aristocrática y conservar sus privilegios, los liberales tenían por ideal la instauración de un Estado moderno y de derecho y la forma de gobierno republicana, en favor de la igualdad y la justicia social.

Esta confrontación dio paso a la Guerra de Reforma o Guerra de los tres años, que empezó 17 de diciembre de 1858 y terminó el 1 de enero de 1861 con la victoria de los liberales ante la oligarquía conservadora, con la que se logró la afirmación del Estado laico y el fin de los privilegios del clero y de la élite militar.

Esa fue la Segunda Transformación con la que México logró separar, antes que en otros países, el poder clerical del poder civil y se definió por un proyecto en favor de la soberanía, la libertad y la igualdad social.

En menos de un siglo, al amparo de la política de porfirista, surgieron nuevas oligarquías de industriales y terratenientes vinculadas a la explotación primario-exportadora y con una fuerte influencia de capitales extranjeros; en el panorama político, la respuesta ante las necesidades de estabilidad y pacificación degeneraron en una hiper centralización del poder, autoritarismo, represión y control profundamente antidemocráticos. Bajo la primacía del imperativo de progreso económico, se dio pábulo a la esclavitud y la explotación humana, principalmente de la población campesina e indígena, y el saqueo voraz de los recursos naturales por parte de las empresas extranjeras; el anhelado progreso y modernización del país se dio a costa de Los de Abajo, como en Yucatán donde “el progreso del henequén se debía a la esclavitud de los mayas”.[1]

En 1910, luego de 35 años de dictadura, los múltiples descontentos sociales encontraron cauce en las demandas de apertura política y democratización de la causa maderista, a la que pronto se sumaron las reivindicaciones de esa sociedad marcada por profundas y dolorosas desigualdades, las germinales luchas obreras, campesinas y de las clases medias se unieron ante el llamado para el levantamiento en armas que inició la Revolución Mexicana.

Esta fue la Tercera Transformación, la más profunda y la más popular hasta ahora, una auténtica lucha del pueblo por su emancipación que hizo posible crear un nuevo orden social con mayor movilidad y justicia y se recuperó el dominio de la nación sobre las riquezas naturales, quedando plasmadas en la Constitución de 1917 las principales demandas populares: derecho a la tierra, salario mínimo, jornada laboral, derecho a la organización sindical, a la seguridad social y a la educación.

Hoy nos convoca a luchar nuevamente, esta vez de forma pacífica, la voluntad de desmontar el sistema de privilegios y división social asentado en la estructura de dominación y desigualdades que agudizó el neoliberalismo y la crisis multidimensional que hoy vivimos, pero que es también una herencia colonial y patriarcal. Por eso, las mujeres estamos llamadas a ser vanguardia y motor de la Cuarta Transformación, porque nuestras causas no se agotan en nosotras ni se dirigen a constituirnos como una nueva élite, no queremos convertirnos de oprimidas en opresoras; por el contrario, aspiramos a construir un mundo donde haya lugar para todos, animadas por sumar a un proyecto civilizatorio emancipador, con auténtica vocación democrática y popular, libre de todas las formas de opresión.

Somos herederas de las corregidoras, de las espías oaxaqueñas que en la Reforma cayeron en manos enemigas y fueron torturadas, de las adelitas y de las encarceladas en la Revolución por el delito de abastecer al ejército enemigo.

Abrazamos el feminismo popular, comunitario y de clase, entendido éste como una apuesta decididamente anticapitalista, antisistémica y antipatriarcal, como herramienta de lucha para transformar radicalmente la matriz de opresiones.

Bajo esta óptica reconocemos en los logros para el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres y la agenda feminista un aporte fundamental a la construcción de un mundo igualitario y valoramos que es importante hacer una recapitulación que permita visualizar que vamos avanzando.

LAS MUJERES EN MORENA PARTIDO

Desde su creación como partido político en 2015, Morena incorporó en sus estatutos instrumentos para la organización de las mujeres: por una parte, la Secretaría de Mujeres del Comité Ejecutivo Nacional y las Secretarías de Mujeres en los Comités Ejecutivos de las entidades federativas como “responsables de promover el conocimiento y la lucha por los derechos de las mujeres, encomendándole la vinculación con organizaciones afines y la organización de foros, conferencias y otras actividades públicas en defensa de los derechos de las mujeres y para promover su participación política”; asimismo incluyó criterios de paridad para la elección de consejerías distritales y para la integración del Comité Ejecutivo Nacional y de los Comités Ejecutivos Estatales, así como para la designación de candidaturas a cargos de representación popular.

En su primera declaración de principios, que data de 2014, morena se definió como una organización política que “lucha por el reconocimiento de los derechos plenos a las mujeres, reconociendo su aporte al desarrollo y bienestar de los hogares, la necesidad de igualdad económica, derechos que concilien el trabajo remunerado y la vida familiar, la paridad y participación social, la necesidad de seguridad y vida libre de violencia en todos los ámbitos, la justicia expedita, la educación, salud y calidad de vida y que las decisiones sobre la vida y el cuerpo sean respetado”.

En 2018 con la creación del Instituto Nacional de Formación Política se emprendieron importantes trabajos para elaborar contenidos formativos sobre la importancia de la lucha de las mujeres encabezados por compañeras de amplia trayectoria militante como doctora María Elvira Concheiro Bórquez y la maestra María Haydeé García Bravo. Asimismo, hay importantes esfuerzos a nivel local como la Escuela Itinerante de Formación Política para mujeres en la Ciudad de México.

Con la reforma estatutaria del año pasado se reforzó, haciendo explícita en los documentos básicos, la obligación de promover y observar “el principio de paridad, tanto en los cargos del partido como en la postulación de candidaturas a cargos de elección popular”; incluimos en el estatuto el objetivo de consolidar el “liderazgo político de las mujeres, así como la erradicación de la violencia política en razón de género”; integramos en la declaración de principios el mandato para que el partido establezca “mecanismos de sanción para quienes ejerzan violencia política” y proyectamos en el programa de acción la tarea de “emitir la reglamentación y protocolos correspondientes para establecer parámetros que le permitan atender, sancionar, reparar y erradicar la violencia política contra las mujeres”.

PRESENCIA DE LAS MUJERES EN EL GOBIERNO DE LA 4T

Con la 4T y el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, tuvimos el primer gabinete paritario de la historia de México. Actualmente, de las 20 entidades federativas que gobernamos, 7 son encabezadas por mujeres siendo también la primera vez en la historia nacional que más de 2 mujeres encabezan al mismo tiempo la titularidad del poder ejecutivo de una entidad federativa. También por primera vez, la Ciudad de México, Quintana Roo, Campeche, Baja California y Guerrero tienen mujeres electas como titulares del Poder Ejecutivo. Y por primera vez, seguramente, una mujer gobernará el Estado de México y será por morena.

En las legislaturas de la transformación, por primera vez, alcanzamos la paridad total, por eso, la LXIV legislatura fue registrada como la “Legislatura de la Paridad”. En la Cámara de Diputados 104 de las 250 mujeres que ocupan una curul son de morena y somos el único grupo parlamentario en el que la representación de las mujeres es significativamente superior a la de los hombres. En el Senado de la República, la proporción entre senadoras y senadores es de 50 – 50 y prácticamente la mitad del total de senadoras, 30 de 64, somos de morena.

FEMINISMO Y DERECHOS DE LAS MUJERES EN LA AGENDA LEGISLATIVA EN LA 4T

Reiterando que nuestra aspiración es construir un mundo apuntalado en el reconocimiento de la igualdad humana intrínseca, donde las condiciones sociales, culturales, de clase, biológicas o de cualquier tipo, no justifiquen opresiones, ni perpetúen el sistema de privilegios afianzados en las ventajas estructurales o históricas de las que gozan determinados grupos, reconocemos la validez y vigencia de las principales demandas históricas del feminismo:

  • Trabajar a favor de la igualdad.
  • Ampliar los espacios de poder que ocupamos las mujeres y personas de la población LGBTI+.
  • Liberar las vidas de las mujeres y personas de la población LGBTI+ de las violencias machistas.
  • Construir autonomía plena a través de la redistribución de la riqueza y la renta, alcanzar el pleno reconocimiento social y económico de los trabajos de cuidados, con salarios dignos y derechos laborales.
  • Alcanzar el pleno goce de todos los derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos, incluida la libertad de elección sobre la maternidad y la legalización del derecho al aborto.

Bajo esta concepción, hablamos de los logros de la agenda feminista en las legislaturas de la transformación:

Aprobamos dos reformas constitucionales de importancia trascendente para el ulterior desarrollo de ajustes normativos en consecución de la causa del feminismo antirracista y para la aplicación del principio de paridad de género y para la igualdad sustantiva: 1) reconocimiento constitucional de los pueblos y comunidades afromexicanas como parte de la composición pluricultural de la Nación y 2) reforma constitucional para garantizar la aplicación del principio de paridad de género en cargos públicos de los tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) y tres niveles de gobierno (federal, estatal, municipal) con la instrucción a las legislaturas de las entidades federativas a que realicen las reformas correspondientes en su legislación para procurar la observancia del principio de paridad de género.

Para dar cumplimiento a la reforma constitucional de paridad de género reformamos una diversidad de leyes para integrar el principio de paridad de género para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres en el acceso a puestos de representación política y toma de decisiones, en diversas entidades y organismos públicos.

Reformamos la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres para sustituir el término de -participación equilibrada- por el de -representación paritaria- con relación a la participación y representación política de las mujeres y los hombres en la toma de decisiones políticas y socioeconómicas; en los cargos de elección popular; en las estructuras de los partidos políticos; en los altos cargos públicos; y, en los procesos de selección, contratación y ascensos en el servicio civil de carrera de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Establecimos que la constitución de los consejos directivos de la banca de desarrollo deberá ser paritaria; y, que las instituciones de banca de desarrollo, fideicomisos públicos constituidos por el gobierno federal para el fomento económico que realicen actividades financieras, y la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero, deberán procurar y priorizar programas y proyectos que atiendan las necesidades específicas de las mujeres en materia de ahorro, inversión, crédito y mecanismos de protección.

Hicimos reformas al Código Civil Federal para derogar el matrimonio entre personas menores de edad.

Hicimos reformas a las leyes General de Salud, General Para la Igualdad entre Hombres y Mujeres y de los Derechos de las personas Adultas Mayores para promover e incorporar enfoques con perspectiva de género a las estrategias, campañas de información y demás programas en materia de salud para contribuir a la igualdad entre mujeres y hombres en el acceso al derecho a la salud; para puntualizar que la política nacional deberá considerar la igualdad entre mujeres y hombres en todos los ámbitos de la vida y para integrar la definición de igualdad sustantiva, como el acceso al mismo trato y oportunidades para el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Aprobamos reformas a la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres para regular que las autoridades garanticen el principio de igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, en el ámbito del empleo, a la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad para fomentar el pleno desarrollo de las mujeres con discapacidad. A la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres para fomentar el desarrollo, participación y reconocimiento de las mujeres en la ciencia y tecnología.

Hicimos ajustes a la Ley General de Cultura Física y Deporte para facultar a las autoridades competentes de los tres niveles de gobierno para promover, formular y ejecutar políticas para garantizar la participación en igualdad de condiciones entre mujeres y hombres en las actividades físicas y deportivas y para establecer que las asociaciones deportivas nacionales deberán de observar el principio de igualdad sustantiva.

Adecuamos la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente para incentivar el cumplimiento de los objetivos de la política ambiental con perspectiva intercultural y de género. En materia del derecho a una vida libre de violencia aprobamos reformas para mejorar los mecanismos para el otorgamiento de órdenes de protección, adecuamos el mecanismo facilitar la declaratoria de la alerta de violencia de género, se explicitó en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que los principios rectores para el acceso de todas las mujeres a una vida libre de violencia sean: la igualdad sustantiva, el respeto a la dignidad de las mujeres, las libertades de las mujeres sobre derechos humanos y la debida diligencia; tipificamos el delito de Violación a la Intimidad Sexual (basado en la Ley Olimpia); incorporamos dentro de la definición de violencia física el uso de sustancias corrosivas y/o tóxicas y realizamos reformas a diversos ordenamientos en materia de violencia política en razón de género

En cuanto a derechos reproductivos y conciliación de la vida familiar y laboral, se aprobaron reformas para reconocer el derecho de las mujeres para amamantar a sus hijos en lugares públicos y para garantizar que el ramo de guarderías cubra los cuidados, durante la jornada de trabajo, de las hijas e hijos en la primera infancia y para que el personal militar femenino tenga la posibilidad de ajustar los periodos de descanso de los que gozan al dar a luz para después del parto y, en el caso de tener hijas o hijos con cualquier tipo de discapacidad o requerimientos de atención médica hospitalaria puedan tener hasta medio mes adicional de descanso posterior.

Hicimos sendas reformas a la Ley del Seguro Social y a la Ley Federal del Trabajo para modificar diversas disposiciones a efecto de garantizar los derechos laborales y de seguridad social de las personas trabajadoras del hogar.

Asumiendo que el patriarcado no sólo oprime a las mujeres, sino que es todo un sistema en el que se sostienen las otras opresiones, nos asumimos feministas y con la convicción de impulsar la revolución de las conciencias, entendida ésta como una profunda transformación cultural y civilizatoria emancipadora, afirmamos que la 4T no sólo es la opción de las mujeres sino de todas las personas y grupos sociales que luchan contra las desigualdades y las opresiones, por la profundización democrática y para que todas las vidas sean plenas de derechos.


* La autora es Senadora de la República.

[1] El Universal, cit. en “Discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador en el 111 Aniversario del inicio de la Revolución Mexicana”, https://lopezobrador.org.mx/2021/11/20/discurso-del-presidente-andres-manuel-lopez-obrador-en-el-111-aniversario-del-inicio-de-la-revolucion-mexicana/