En memoria del Prof. Dr. Enrique Domingo Dussel Ambrosini
Estado de la cuestión
La idea de que en la obra de Enrique Dussel yace una filosofía económica no exige elaboradas conjeturas hermenéuticas para su corroboración. Dicha idea es la sencilla declaración de un asunto que se nos presenta, por decirlo así, “ante los ojos”. Con los libros sobre la “relectura” de las “cinco redacciones” de El Capital de Karl Marx (Dussel, 1984, 1985, 1988, 1990, 1993) y, aún más, la publicación de 16 tesis de economía política (2014) el tema de una filosofía económica dusseliana resulta ser una cuestión relativamente consabida que, sin embargo, todavía aguarda estudios pormenorizados sobre su origen, despliegue y consolidación. En otras palabras, aunque se reconoce que una tal filosofía económica “está-ahí”, lejos nos encontramos de descubrir su sentido tanto para determinar el “lugar” que ocupa en la totalidad de la obra de Dussel como para dar cuenta del “servicio” que brinda para emprender una doble tarea más ambiciosa: la “de-strucción” de la historia del discurso económico y la “creación” de un nuevo modo económico de pensar.
A diferencia de los análisis en torno a la ética y la filosofía política dusselianas, la mayoría de las aproximaciones a la filosofía económica dusseliana adolecen de una perspectiva medianamente reductiva, a saber, se adentran al análisis de los textos filosófico-económicos no por su contenido económico en cuanto tal, sino por la tematización que hay en ellos de algún aspecto del pensamiento de Marx. Privilegian como objeto de estudio la relación Dussel-Marx (ya sea de manera comprensiva o crítica), pero no se da el siguiente paso de examinar “en sí y para sí” la filosofía económica de “Dussel mismo”.
Así pues, en lo que sigue se sugieren tres hipótesis que buscan dar apertura a un camino interpretativo distinto, esto es, un camino que nos oriente hacia el descubrimiento del sentido del discurso de “Dussel mismo” desde un punto de vista filosófico-económico.
Primera hipótesis: Una lectura “complexiva”
La obra de Dussel se clasifica en tres campos de estudio: la filosofía, la historia y la teología. Sin embargo, los contenidos teóricos y la densidad temática correspondientes a cada campo de estudio no se encuentran separados de manera absoluta respecto a los demás. En efecto, el discurso dusseliano se caracteriza desde sus primeras publicaciones de los años sesenta del siglo pasado por una toma de distancia frente a la hibris burocratizante de la “disciplinarización” y la “especialización” del pensar.
El rasgo interdisciplinario e, incluso, transdisciplinario del discurso dusseliano no ha pasado desapercibido para quienes publican análisis sobre el mismo. Empero, esta situación no se ha traducido en un esfuerzo interpretativo que coloque los textos históricos y, sobre todo, los textos teológicos a la misma altura que los textos filosóficos.
Siguiendo entonces la propuesta de González (2020) se aboga por establecer una “lectura complexiva” de la obra de Dussel, o sea, “un abordaje que prioriza el tratamiento conjunto de la producción textual, sea que ésta se refiera a la filosofía, a la historia o a la teología” (p. 23). Descubrir el sentido de la filosofía económica dusseliana pasa por examinar no sólo los textos explícitamente filosóficos, sino también los textos históricos y teológicos. Si ampliamos nuestro horizonte de comprensión, podremos caer en la cuenta de la relevancia de, por ejemplo: el dilema ético-económico de los “misioneros hispanoamericanos” del siglo xvi ante la relación social de producción de la “encomienda” (Dussel, 1969); o bien, los reiterados análisis sobre la relación entre las realidades de la “eucaristía” y la “economía” (Dussel, 1983, 1986, 2011a).
Segunda hipótesis: El sentido de la Económica
La filosofía económica de Dussel habla sustantivamente de “Económica” y no de “economía”. En Filosofía de la liberación (2011b) dice: “La económica no es la ‘economía’, sino que es la parte de la filosofía que piensa la relación práctico-productiva, la relación ‘persona-el otro’ mediada por el producto de la relación ‘persona-naturaleza’” (p. 215). Es “una economía con sentido meta-físico” (p. 217), esto es, un modo económico de pensar distinto al convencional que se propone de entrada superar los límites “ontológicos” tanto del economicismo de ciertos marxismos como del idealismo de ciertas corrientes puristas de filosofía política.
La Económica no es, digámoslo desde ya, una “teoría económica” en el sentido académico-universitario del término. No brinda un teorema económico que venga a facilitar a las(os) economistas la proposición de nuevos modelos económico-matemáticos, la pericia de las regresiones econométricas o la gestión de data. El horizonte de comprensión ético-crítico de la Económica está por fuera del “orden del discurso” de la economía moderna (Economics) ya que, suspendiendo el “pensar calculador” de la tecnociencia, se entrega a pensar meditativamente la cuestión de “lo económico” desde un ámbito más originario: lo que Dussel (1993) denomina la “Económica ideal”. Expliquemos.
De acuerdo con Dussel, para pensar radicalmente “lo económico” hay que partir de los dictum de un par de autores clásicos. La “Económica ideal” es entonces el punto de partida de una “economía con sentido meta-físico” porque en lugar de adentrarse de manera directa a escudriñar los fenómenos mundanos de la industria, el comercio o las finanzas, para en mientes sobre el ámbito trascendental “desde-donde” puede comprenderse críticamente el “estado defectivo” de toda relación, institución y sistema económicos. La “comunidad ideal de productores” o el “trabajo vivo indeterminado en general” (Dussel, 1993), en cuanto sujeto de la “Económica ideal, es el “postulado” o la “idea regulativa” que define una nueva racionalidad económica orientada por una “pretensión económica de justicia” (Dussel, 2014).
Bajo esta distinción conceptual se sugiere interpretar el desarrollo de la filosofía económica de Dussel, pero también observar retrospectivamente los primeros pasos que abrieron la posibilidad del planteamiento ella.
Tercera hipótesis: Una cronología categorial de la filosofía económica
Bajo la pauta metódica de la “lectura complexiva” de la obra de Dussel y la dilucidación del sentido de la Económica, se abre la cuestión analítica de cómo organizar los textos cuyo contenido se juzga relevante para una interpretación filosófico-económica. En ánimos de esbozar un primer intento de esquema sobre el origen, el desarrollo y la consolidación de la filosofía económica de Dussel, se privilegia seguir una organización cronológico-categorial de los textos.[1]
Partimos de los indicios “proto-económicos” de los años 1957-1970. Aunque en las primeras publicaciones del joven Dussel no hay reflexiones que ni siquiera programáticamente se ocupen de menesteres económico-políticos, existen algunas pocas huellas que indirectamente sugieren un acercamiento hacia esa dirección. Por ejemplo: el análisis de las nociones hebreas de “pobreza” y “servicio” (Dussel, 1969b); la descripción de los “instrumentos de civilización” de las “seis columnas culturales” (Dussel, 2018 [1966]); o el “juicio ontológico del capitalismo” (Dussel, 1972).
El primer momento de la filosofía económica lo denominamos la “Económica meta-física”, de 1971 a 1980. En un comienzo se intenta pensar “meta-físicamente” el ámbito de “lo económico” con la categoría de “lejanía” por oposición dialéctica a la de “proximidad originaria” o “cara-a-cara”. En Filosofía ética latinoamericana Dussel (1977, 1979, 1980) formula los momentos de una “económica erótica”, “económica pedagógica”, “económica política” y “económica arqueológica”. Al final, reconoce la exigencia de construir toda una “económica de la liberación” (2011b [1977]).
El segundo momento es la “Económica teologal”, de 1977 a 1993. Corresponde al descubrimiento, gracias al diálogo con Franz Hinkelammert, de la relación entre la economía, la religión y la teología. A partir de las nociones de “pobre”, “culto”, “materialismo sacramental”, “ateísmo antifetichista” y “religión infraestructural” Dussel (1986, 1993) define la “crítica de la teología” como mediación ineludible para todo esfuerzo teórico que apunte hacia la edificación de una economía crítica.
El tercer momento es la “Económica trascendental”, de 1981 a 1993. Corresponde al periodo de estudios marxianos de Dussel (1985, 1988, 1990, 1993). La definición de que el “núcleo racional” de El Capital de Marx es “ético” y su “matriz generativa económica” es el concepto de “trabajo vivo” conducen al resultado, gracias ahora al diálogo con Karl-Otto Apel, de la ya mencionada “Económica ideal”.
Luego, hay un largo interludio de dos décadas, de 1993 a 2013, que denominamos “la suspensión ética de lo económico”. Se trata de la consolidación del sistema filosófico del “Dussel definitivo” (1998). La idea de una “económica trascendental” más originaria que la “pragmática trascendental” de Apel es dejada de lado para encaminarse a la fundamentación material de la ética con la noción de “vida humana”. Es el tiempo de los “principios” de la ética y, luego, de los “principios normativos” del campo de la política.
El cuarto y último momento es el de la “Económica de la liberación” con 16 tesis de economía política (Dussel, 2014), antecedido por un breve indicio (Dussel, 2001). Al menos indicativamente se muestra la siguiente estructura: 1) la “arquitectónica”, “descripción fundamental” u “ontológica” de la economía mundial (tesis 1-4); 2) la “crítica negativa” o “deconstructiva” de las estructuras del sistema económico vigente (tesis 5-11); y 3) la “crítica positiva” o “creadora” de un sistema económico alternativo (tesis 12-16). A diferencia de lo que se podría pensar, aquí Dussel no da planteamientos definitivos, se limita a sugerir algunas nuevas hipótesis para el desarrollo de una filosofía económica inspirada en su Ética.
Con Dussel, más allá de Dussel
A modo de reflexión final, quisiera apuntar un par de perspectivas que proponen qué significaría continuar el proyecto de la “Económica de la Liberación” guardando fidelidad más con la posición ético-crítica originaria de Dussel que con el seguimiento estricto de su último “sistema de categorías”.
Decimos que habría que ir “con Dussel, más allá de Dussel” porque la doble tarea que aludimos al comienzo (i.e., la “de-strucción” de la historia del discurso económico y la “creación” de un nuevo modo económico de pensar) está sugerida en algunos pasajes de 16 tesis de economía política, pero de ninguna manera está planteada con el detalle que sí encontramos análogamente en la Ética definitiva (Dussel, 1998) o en los tres tomos de Política de la liberación (Dussel, 2007, 2009, 2022).
La primera tarea sobre la “de-strucción” de la historia del discurso económico debería seguir al menos un doble camino. Por un lado, como en Para una de-strucción de la historia de la ética (Dussel, 1972), habría que examinar críticamente los límites teóricos de las típicas cabecillas de la historia eurocéntrica del discurso económico desde la antigüedad hasta nuestros días. Por otro lado, como en la introducción de Ética de la liberación o el tomo I de Política de la liberación, habría que intentar reconstruir una historia de la economía desde un horizonte mundial para “des-ocultar” todos esas prácticas y saberes económicos de los que no tenemos debido reconocimiento.
Un caso de estudio para la “de-strucción” de la historia del discurso económico puede ser el de la expulsión del ámbito de “lo doméstico” como elemento constitutivo de la economía. Si con Aristóteles el saber sobre el oikos resultaba demasiado restrictivo para el entendimiento de los fenómenos económicos, con los modernos la ciencia económica dejó en el olvido ese resquicio nuclear donde se realizan los trabajos domésticos y de cuidados que hacen posible la reproducción del “sujeto” del sistema económico: el “trabajo vivo”.
Por su parte, la segunda tarea sobre la “creación” de un nuevo modo económico de pensar debería comenzar con el establecimiento de un ejercicio que tentativamente denominamos “diálogo inter-económico” (Desentis, 2023). En analogía con la propuesta dusseliana del “diálogo inter-filosófico” (Dussel, 2017), el “diálogo inter-económico” apela a la conformación de “comunidades de comunicación” de economía a nivel mundial con pretensión de “simetría” entre las partes argumentantes. La finalidad del diálogo no consistiría en edificar una (otra más) “teoría (crítica) general” del funcionamiento del sistema económico vigente, sino en abrir nuestro horizonte de comprensión a la pluralidad de perspectivas económicas para deliberar si es posible llegar al planteamiento de problemáticas compartidas que, por tanto, puedan ser solucionadas de manera conjunta.
Una propuesta temática para deliberar en un “diálogo inter-económico” es la pregunta por el sentido mismo del discurso económico, es decir, el cuestionamiento sobre el alcance de su horizonte de comprensión, el estatuto científico de sus metodologías y la finalidad teórica y/o práctica de sus investigaciones. Ante la desmesura calculadora, cuantitativa y computable de los modelos matemáticos, las estimaciones econométricas, la ciencia de datos y el diseño de experimentos cabe reflexionar si éste es “el” modo que debe seguir el razonamiento económico contemporáneo. Preguntemos: ¿no conllevan ya tales perspectivas una opacidad irreductible para descubrir matices cualitativos, inconmensurables yeconómicos que siempre han estado allí?
El sendero que comienza a esbozarse ante nosotros sugiere que, en último término, la cuestión fundamental del discurso económico no ha sido, no es, ni será un problema de información (esa “tiranía de los datos”), sino de interpretación.
Bibliografía
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Desentis, J. F. (2023). Elementos para un diálogo inter-económico. Una propuesta desde Enrique Dussel. Pares. 3(1), 64-84.
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González, M. y Maddonni L. (2020). La explosión liberacionista en la filosofía latinoamericana. TeseoPress.
* Profesor de la Facultad de Economía de la unam.
[1] Este esquema cronológico-categorial de interpretación de la filosofía económica de Dussel es resultado de la investigación doctoral, aún en curso, del autor.