El movimiento estudiantil de 1968, ha sido objeto de múltiples lecturas. Algunas de ellas basadas en las experiencias personales de quienes vivieron los acontecimientos, y otras tantas entremezclando las vivencias y la memoria colectiva con fuentes documentales. Pocos son los trabajos reflexivos dedicados a los documentos que se produjeron y circularon en el movimiento, así como el contexto cultural y político en el cual estos objetos fueron una herramienta de propaganda. Vistos de ese modo, los documentos no son solo una fuente histórica sino testimonio de los acontecimientos y patrimonio documental del movimiento. Son pues también parte del legado político del movimiento estudiantil y popular de 1968.
En el presente ensayo, pretendemos señalar esta situación a partir de mostrar una selección de algunos de los materiales que resguarda el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista como parte de su acervo. Queremos indicar la diversidad de tipos o formatos documentales, que ayudan a comprender el contexto político y cultural en el cual estos materiales circularon. También hemos realizado, siguiendo la vocación del CEMOS, una selección que da cuenta de la pluralidad política de las fuerzas de izquierda que intervinieron en el movimiento.
Precisamente la mirada desde el archivo, nos permite dibujar un movimiento más dinámico y menos armónico, en el cual se confrontaron posiciones y fuerzas políticas mediante el debate político de ideas. Reconocer la pluralidad de ideas y fuerzas políticas que participaron en aquel movimiento, permite una reconstrucción histórica política, en oposición a la tendencia a suspender en el tiempo al movimiento, convirtiéndole en un inofensivo recuerdo. La historia y los archivos no sólo cumplen la función social de resguardar la memoria colectiva de nuestro pasado, sino ayudarnos a entender como hemos llegado hasta el presente.
Aunque hemos procurado ordenar los materiales cronológicamente, de modo que sea más sencillo seguir el contenido de los mismos con el desarrollo de los acontecimientos de ese año, no se trata de una cronología del movimiento. Ni siquiera pretendemos escribir una historia completa de los documentos del 68, sino apenas dibujar un esbozo comentado de algunos de estos materiales. Nuestra única deuda es con los materiales gráficos, en particular los carteles que son sin duda materiales de gran valor histórico y estético, aunque estos han sido quizá los materiales documentales que mayor atención y reflexión han merecido.
Antecedentes
Esbozar la producción y circulación de los documentos del 68 mexicano, requiere una breve mención de algunos documentos previos al movimiento que permita contextualizar el ambiente cultural y político de la producción documental. Por ello, hemos incorporado una pequeña selección de documentos previos al movimiento estudiantil de 1968, con la intención de dibujar de modo más claro el contexto de producción y circulación documental en el cual se desplegaron los documentos del movimiento.
Combate
Combate fue la prensa del Partido Estudiantil Socialista de Economía, organización estudiantil que desarrolló su actividad a mediados de la década del 60 en la Escuela Nacional de Economía de la UNAM. Se trata de un periódico militante, orientado a la población de la ENE. Se trata de un periódico relevante por tratarse de la prensa de un Partido Estudiantil, vinculado de algún modo al PCM y la JCM pues algunos de sus miembros pertenecían a dichas organizaciones. Este periódico da cuenta de la actividad y las formas de organización de algunos activistas estudiantiles, que constituyeron en este caso un Partido.
Resoluciones del II Congreso Nacional de la Juventud Comunista de México
Editado por la JCM en junio de 1967 este cuadernillo contiene las resoluciones del Segundo Congreso de dicha organización, celebrado en febrero de 1967. Se trata pues de un documento de carácter militante, que busca difundir el análisis de la situación política desde la perspectiva de la Juventud Comunista, así como los acuerdos adoptados en dicha reunión de cara a orientar la acción de los miembros y la periferia o simpatizantes de la JCM.
Nueva Vida fue hasta 1965 el órgano oficial de la JCM. En este número del 20 de junio de 1966, se puede leer el lema “El Periódico de la Juventud” que da cuenta de la apertura que vivía el PCM y en este caso particularmente la JCM, que tenía como objetivo una aproximación más flexible y menos dogmática a la juventud. El propio diseño de la portada, da cuenta de los intentos por flexibilizar los formatos de la propaganda comunista. Es decir, vemos en este documento reflejado una concepción política y una línea táctica de la JCM.
La marcha de la Libertad: una victoria del pueblo
Publicado en febrero 1968 por la Central Nacional de Estudiantes Democráticos, organización estudiantil de la JCM y el PCM, este folleto es quizá el primer documento del movimiento estudiantil de 1968. En él, la CNED denuncia la represión política de la Marcha de la Libertad en Celaya, Guanajuato, el 3 de febrero de 1968. Esta movilización, convocada por la CNED, es uno de los antecedentes olvidados del movimiento estudiantil y al mismo tiempo de la represión militar de la que eran objeto las movilizaciones políticas en la década de los sesenta. Dado que es una denuncia política del ‘Sabotaje’ de Celaya, es posible que este documento haya tenido un tiraje de miles con la intención de difundir la denuncia de la represión de dicha marcha. Además, dado el carácter nacional de la movilización y de la propia CNED, podemos afirmar que se trata de un documento que circuló si no en todo el país si en las principales ciudades del país en las que la CNED tuvo presencia o algunos vínculos como Morelia, Sinaloa y la Ciudad de México por mencionar las más importantes.
La delimitación histórica de un movimiento como el de 1968, no es solo un problema para el análisis histórico sino también para su soporte documental, es decir su archivo. La archivística, fuertemente influenciada por el positivismo histórico, se rige por dos principios fundamentales: el principio de procedencia, es decir la procedencia o productor del documento, lo que permite su organización, y el principio de orden o la secuencia con la cual han sido producidos los documentos. Esta forma de organizar un archivo, tiene sentido para los archivos institucionales para los cuales fueron elaborados dichos principios y en los que se realiza la investigación histórica de raigambre positivista. Pero dichos principios resultan poco útiles para la organización de los documentos de los movimientos sociales.
Al respecto del 68, resulta interesante, precisamente, la delimitación histórica del movimiento mirada desde el archivo. Es decir existe una correspondencia entre la delimitación histórica del movimiento y su archivo histórico. Sostener el inicio del movimiento el 23 de julio de 1968, supone la incorporación en el archivo de este movimiento de materiales que den cuenta de los acontecimientos de ese día. Situación nada complicada si reconocemos, que en última instancia todo documento da cuenta de un hecho pasado y que por tanto nunca coinciden exactamente los hechos documentados con su registro. Pero esto supone, por ejemplo, incorporar los volantes de la FNET para la convocatoria de la marcha del 26 de julio, en reclamo por la agresión del 23 de julio, en el archivo del movimiento; es decir, no sólo es reconocer que esta organización se movilizó contra la agresión en la Ciudadela sino reconocerla como parte del movimiento. Lo que de por sí presenta ya problemas históricos, pues precisamente parte de la lucha entonces fue contra organizaciones como ésta que, de modo corporativo, organizaban estudiantes como una forma de contención política. Otro ejemplo interesante es el paro indefinido desde el 24 de julio de la Escuela de Ciencias Políticas en solidaridad con la huelga de hambre de Demetrio Vallejo y los presos políticos ferrocarrileros, siendo en los hechos la primer escuela en paro, pero no por los acontecimientos de la Ciudadela, sino en apoyo a los presos políticos del 58. Este ejemplo tensa el archivo, pues los documentos de dicho paro no están en relación directa con los acontecimientos del 23 de julio, si reconocemos entonces el inicio del movimiento, pero además evocan acontecimientos de diez años atrás, la lucha ferrocarrilera de 1958-1959.
Visto de este modo, el movimiento estudiantil del 68 resulta problemático para el archivo y por ello mismo problemático para la reconstrucción histórica de dicho proceso. Lo anterior nos permite ver de modo diferente los sucesos de hace 50 años. En ese sentido la mirada desde el archivo puede contribuir a enriquecer las explicaciones sobre movimiento y su legado político.
El número 1945 de la Voz de México, órgano del PCM, es un ejemplo de lo señalado anteriormente. Se trata de un número de La Voz que no circuló, pues mientras se encontraba en impresión, el 26 de julio de 1968, fueron allanadas las oficinas del Comité Central del PCM y el taller donde se imprimía La Voz de México. Por tanto, podemos considerarlo el primer documento del movimiento estudiantil de 1968, pues precisamente su ausencia registra, como hemos dicho, un acontecimiento que marcaría el inicio del movimiento, junto a las otras agresiones del 26 de julio de 1968.
Al respecto del documento anterior, y por ser una determinante en el movimiento, es necesaria una mención sobre la represión en relación con los documentos, en especial aquellos que evidenciaban apoyos al movimiento. Pues, además, la represión tuvo efectos directos sobre la conservación de la propaganda y otros documentos del movimiento.
La propaganda fue usada por el Estado como evidencia de disolución social, sedición, rebelión y otros delitos imputados tanto a participantes del movimiento como a testigos casuales acusados de pertenecer al movimiento. Lo anterior significó que en los momentos de mayor acción represiva la posesión de propaganda resultaba un peligro. Como se plasma en la película Rojo Amanecer, en donde un puñado de volantes es quemado por el peligro que suponía. Esto representó un riesgo mayor para la conservación de los documentos del 68, que se suma a los riesgos de conservación propios de los materiales por su manufactura o por las condiciones de conservación. Lo anterior significó, entre otras cosas, diversas prácticas de conservación que permitieron que dichos documentos llegaran hasta nuestros días. Una de las más recurrentes fue la fragmentación de colecciones o fondos personales, encargados a familiares y amigos de los poseedores durante un tiempo indeterminado. Esta forma de resguardar los acervos no siempre resultó óptima pues también significó perdidas por dispersión, omisión, descuido y olvido, por lo que no en todos los casos fue una alternativa para la conservación del material. Por otra parte, los asaltos y allanamientos policiales de las oficinas del PCM supusieron un riesgo para la conservación del archivo del Partido, traduciéndose en diversas prácticas de conservación. Lo anterior nos permite poner en una justa dimensión el valor histórico de los documentos que resguarda el CEMOS, pues se trata en general de materiales que han llegado hasta nosotros producto de la tenacidad de militantes para resguardar, coleccionar y organizar la memoria documental del comunismo mexicano. Tal es el caso de Arnoldo Martínez Verdugo, quien precisamente impulsó la fundación y apertura del CEMOS.
La voz de México
La prensa, en especial la prensa militante, es sin duda de enorme valor documental. En ella se registran las posiciones y el análisis de las organizaciones que los emiten, y nos permiten entender la forma en que éstas intervinieron en el movimiento del 68. La Voz de México, órgano del PCM, es un ejemplo de lo anterior, pues además de publicar artículos de análisis de sus principales firmas, fueron también portadoras de los manifiestos y declaraciones de las organizaciones impulsadas por los comunistas, como la CNED. De modo tal que cubren así una doble función de documentación, por medio de los artículos de opinión y por medio de los manifiestos y otros documentos colectivos.
Otro aspecto que resulta relevante en La Voz de México es la presencia de documentos fotográficos en los que se registran de modo gráfico las movilizaciones, mantas, consignas y otras manifestaciones del movimiento estudiantil. Es importante señalar que no se trata de ilustraciones de los artículos o textos, aquí las fotografías adquieren una dimensión de documento político pues transmiten una idea política de modo gráfico. Ejemplo de esto, es la portada del número 1948 de este periódico, del 18 de Agosto de 1968, en el que se publicó una gran fotografía del zócalo en la movilización del 13 de agosto, la que califica como “magna manifestación estudiantil-popular”. Es un cambio importante si la comparamos con la portada del número 1946, que no tiene fotografías en la portada, con lo cual es evidente la intensión política de la imagen.
Otro ejemplo de lo anterior, son las páginas centrales, también del número 1948 de La Voz de México, tituladas “Gráficas de la Grandiosa Manifestación Estudiantil y Popular”, en las que aparecen ocho fotografías de la manifestación del 13 de agosto, con las que se documentaba gráficamente esa movilización.
Además, de La Voz de México, el PCM publicó el manifiesto del Presídium del CC del 2 de agosto de 1968, en forma de díptico. Este formato resulta de gran versatilidad, como un volante, por lo que este tipo de documentos dan cuenta de la intención de difundir, del modo más amplio posible, el punto de vista del CC sobre los acontecimientos de finales de julio y principios de agosto. La diferencia fundamental con La Voz de México es que se trata de un documento con un tiraje mucho mayor y, por tanto, que está orientado a un público mayor al de quienes adquirían la prensa del Partido.
La lucha de hoy, el futuro y las tareas de la juventud mexicana
Además de los documentos públicos, editados con la intención de influir de modo directo en la opinión pública y en el movimiento estudiantil, existen documentos que estaban destinados a un círculo menor de lectores, como los boletines internos de las organizaciones que participaban en el movimiento. Ejemplo de ello es la circular La lucha de hoy, el futuro y las tareas de la juventud mexicana del Comité Ejecutivo de la JCM, del 4 de agosto de 1968, en el cual se transmite la orientación política e ideológica de esta instancia al conjunto de la JCM. Se trata pues de un documento interno, que busca orientar a los militantes de la Juventud en su acción dentro del movimiento. Este documento es relevante pues recuerda que precisamente en el movimiento confluyeron fuerzas políticas, que buscaron influir en los estudiantes, con la intensión de orientarlos, permitiendo de ese modo mirar al CNH, por ejemplo, de modo más complejo y vivo, como una órgano del movimiento en el cual existían diversas posiciones políticas que confluían en él.
Los documentos del Consejo Nacional de Huelga son, quizá, los más conocidos, por ser precisamente producidos por el CNH. Formado el 2 de agosto de 1968, sus documentos reflejan claramente los acuerdos del Consejo, producto confluencia de posiciones y corrientes políticas en el movimiento estudiantil. No se trata de documentos producto de la suma de partes, sino el reflejo de la unidad del movimiento. Un ejemplo es la Lista de Presos Políticos del Distrito Federal, que revindicaba el CNH. En la cual figuran trabajadores, artistas y escritores de diversas corrientes políticas, de comunistas a trotskistas, que junto a otros eran reivindicados por el Consejo.
La exigencia de libertad de los presos es de gran interés, pues no todos ellos son resultado de los acontecimientos de julio-agosto de 1968, sino que se reivindican presos políticos que datan desde 1958. El documento se inscribe en el contexto de las declaraciones oficiales sobre la inexistencia de presos políticos en el país, idea planteada por el mismo Díaz Ordaz el 1 de septiembre de 1968 en su Informe Presidencial. El documento no solo ratifica el Primer Punto del Pliego Petitorio del CNH, libertad a los presos políticos, sino revierte la propaganda oficial nombrando a los presos políticos de los que se pide libertad.
Otro aspecto relevante del documento es que, con un solo lado impreso, su formato es altamente versátil. De modo que este documento bien pudo repartirse masivamente, como un volante en las brigadas propagandísticas organizadas por el CNH, o bien ser pegado en las paredes de autobuses, mercados y otros sitios públicos a modo de cartel.
El CNH fue la estructura central de organización del movimiento de 1968, el cual se conformó de delegados electos en las asambleas o los Comités de Lucha o Comités de Huelga de cada una de las escuelas que participaron en el movimiento. Así, además de los documentos del CNH, elaborados por la Comisión de Propaganda de dicho órgano, existieron también publicaciones elaboradas por los Comités de Lucha de las escuelas. Un ejemplo es el Boletín Informativo del 13 de Agosto de 1968 en el cual se dan a conocer los nombres de los muertos, heridos y desaparecidos desde el 26 de julio al 13 de agosto de 1968.
Lamentablemente en este caso es difícil reconocer exactamente a qué Comité de Lucha pertenece, una referencia a la Escuela de Trabajo Social, nos hace pensar que quizá se trata del comité de dicha escuela, aunado a la intención del documento, que busca no sólo difundir información, sino también contribuir a recabarla.
Historia y sociedad
Las revistas son, junto con los periódicos, otros documentos de gran valor histórico pues en ellas, por su periodicidad, se plasman artículos que si bien están inscritos en la coyuntura no son presa de las circunstancias inmediatas a las que se enfrentaba el movimiento y las fuerzas políticas que las producían. En ese sentido, son documentos que toman una mayor distancia del día a día del movimiento, plasmando análisis que podríamos considerar más amplios sobre el desarrollo de los acontecimientos. Un ejemplo de ello es la revista Historia y Sociedad, en particular sus números 12 y 13-14, que si bien era cercana al PCM, no fungía como un órgano oficial de dicha organización. Lo cual nos parece le permitía tomar distancia de las posiciones del PCM, sin dejar de hacer eco de las mismas y por tanto siendo reflejo de la pluralidad intelectual del partido.
Además en ella se publicó México 1968: Contra la represión, Por la democracia, como suplementos 5 y 6, en los cuales se recopiló los principales documentos editados durante el movimiento estudiantil. Esta recopilación, que será parte del libro Movimiento Estudiantil de México de Ramón Ramírez, es de interés pues en esta podemos identificar una clara intención de resguardar los principales documentos del movimiento por medio de una recopilación. En la Presentación del Suplemento 5 se señala que se trata de un testimonio vivo de la dimensión histórica del movimiento, por lo que podemos decir que se trata casi de un archivo, en los que “frente a la desorientación y la calumnia, Historia y Sociedad ofrece estos materiales en los que los mexicanos de las más diversas tendencias políticas e ideológicas han unido su voz de condena a la represión policial y militar”[1].
Tesis para la Discusión de Balance del movimiento estudiantil-Popular iniciado el 26 de julio
Dentro de los documentos internos de las organizaciones, existieron también distintos niveles de circulación. Diferencia que se incrementó como producto de la represión desatada desde mediados de septiembre y que tuvo como momento más álgido el 2 de octubre. Esto significó la producción de materiales que circularon de modos diversos, según las estructuras jerárquicas de dichas organizaciones. Ejemplo de ello son las Tesis para la Discusión del Balance del Movimiento estudiantil-popular iniciado el 26 de julio, del Secretariado del Comité Central dela JCM, en las que, como su nombre indica, se abordan las ideas principales para la elaboración del balance del movimiento en la JCM. El texto de 13 cuartillas, señala que se trata de un documento para la discusión que se celebrará el 8 de enero de 1969 por parte del activo de la JCM. Es decir, la reunión no será una reunión abierta, sino exclusiva para los militantes activos de dicha organización, por lo que el documento también es interno. Un aspecto relevante es que, desde el título, se señala una fecha de inicio del movimiento abordado en el documento, pero no se señala una fecha de conclusión con lo cual se reconoce a este como un documento abierto. Es decir, para quienes elaboraron dicho documento, para el momento en que elaboran dichas tesis, enero de 1969, el movimiento no ha concluido definitivamente. De hecho la tesis número tres, de dicho documento, así lo señala claramente: “el movimiento estudiantil-popular iniciado el 26 de julio no ha concluido aún”. Esta idea refleja un análisis extendido entre diversos sectores de la izquierda, no exclusivamente entre los comunistas, de la continuidad del movimiento hasta por lo menos principios de 1969. Si bien hoy puede ser discutida esta idea, por el pasar de los años, resulta de gran relevancia este dato pues da una idea del ambiente político existente, de expectativa de un posible retorno del movimiento y por tanto de una posible continuidad.
26 de julio: Aniversario del Gran Movimiento Estudiantil Popular
A inicios de 1969, comienzan a producirse balances del movimiento como las Tesis reseñadas anteriormente. Con ello empieza también a producirse documentos más elaborados, en los que se abordan dichos balances, como el documente de la Liga Leninista Espartaco, 26 de julio: Aniversario del Gran Movimiento Estudiantil Popular, que además se inscribe en el primer aniversario del movimiento como indica su título. Fechado en mayo de 1969, se trata de un cuadernillo que, por sus características, fueron tirados algunas centenas o miles de ejemplares para su amplia distribución, con la intención de dar a conocer el balance de los espartaquistas sobre el movimiento estudiantil a un año de su estallido.
Por último, aunque no menos importantes, tenemos a los libros, quizá los documentos más conocidos del movimiento del 68. En este formato se han publicado no sólo ensayos y crónicas históricas de los acontecimientos de aquel año, sino también novelas, poemas, obras de teatro y otros formatos narrativos que registran parte del movimiento estudiantil de muy diversos modos. Este rubro requiere un estudió amplio tanto por las formas narrativas como por el rigor histórico y las temporalidades en las que fueron escritos y publicados. Los días y los años es, por mencionar la novela más representativa del movimiento, elaborada por uno de sus protagonistas, Luis González de Alba, en la que describe algunos de los momentos más relevantes del movimiento en una forma narrativa sencilla pero claramente política. Otro ejemplo parecido son Amuleto y Los Detectives Salvajes, donde Roberto Bolaño documenta por medio de un personaje ficticio la experiencia de Alcira Soust, cuando el ejército ingresa a Ciudad Universitaria el 18 de septiembre de 1968, momento en el que Alcira o Auxilio según el personaje de Bolaño, modula las grabaciones de los poemas de León Felipe.
De la Ciudadela a Tlatelolco, de Edmundo Jardón, es uno de los primeros libros del movimiento estudiantil y popular de 1968. Publicado en mayo de 1969 por la editorial del PCM, el Fondo de Cultura Popular, es coetáneo del libro de Ramón Ramírez, Movimiento Estudiantil de México. Una peculiaridad de estos libros es su interés en dejar constancia de las posiciones de diferentes actores en el contexto del movimiento, por medio no de referencias documentales sino por la transcripción de los documentos referidos. Es decir buscan, no solo desarrollar una explicación de los acontecimientos, sino dar cuenta de las acciones en voz de sus propios actores. Por el contexto en el cual ambos son publicados, esto resulta relevante, ya que su intención es revelar el discurso estatal, desmintiendo de ese modo el actuar represivo del Estado. En sus propias palabras: “En este trabajo se transcriben, procurando seguir un orden cronológico, todos los pormenores relacionados con el movimiento que tuvo un origen en apariencia intrascendente, el 23 de julio y que principió a adquirir perfiles de gravedad el 26 de julio. En las opiniones de una y otra parte se encontrará abundante material para dar una idea de los argumentos esgrimidos por los partidarios del movimiento popular estudiantil y por quienes se opusieron al mismo”[2].
Conclusión
Si como dicen los expertos, la tecnología no solo es un aditamento o gadget sino una forma de ver al mundo. Mirar la añeja tecnología de los papeles implica también una forma de ver el mundo. Por tanto mirar el movimiento del 68, y por extensión de cualquier movimiento o lucha social, desde sus documentos implica mirarlos desde un lugar distinto. No desde la perspectiva del historiador, que busca homogeneizar las contradicciones e interpelaciones opuestas de los documentos para construir una narrativa homogénea. Sino, precisamente, mirarlo desde las contradicciones, oposiciones y que construye una narrativa abierta que no necesariamente busca un cierre argumental. Significa mirar el movimiento, por ejemplo, desde las posiciones políticas que se defendían y que se expresaban en los documentos. Implica, pues, situarse en el momento en el que fueron elaborados los documentos, y entenderlos desde el desarrollo posterior de los acontecimientos. En palabras de Gramsci:
Un hecho pasado, para ser historia y no un simple signo gráfico, documento material, instrumento mnemotécnico, debe ser replanteado y en ese replanteamiento se convierte en contemporáneo, ya que la valoración, el orden que se le da a sus elementos depende necesariamente de la conciencia contemporánea de quien hace la historia también pasada y de quien replantea el hecho pasado[3].
[1] Historia y Sociedad, “México 1968: Contra la represión, por la democracia”, Presentación, Suplemento, núm. 5, Historia y Sociedad, México, Año III, núm. 12, Abril-Junio, 1968, p. IV.
[2] Jardón, Edmundo, De la Ciudadela a Tlatelolco, Fondo de Cultura Popular, México, 1969, p. 10.
[3] Gramsci, Antonio, Odio a los indiferentes, Ariel, España, 2011, pp. 61-62.