REFLEXIONES SOBRE LA PANDEMIA POR COVID 19

La catástrofe es el progreso, el progreso es la catástrofe
Walter Benjamin

En marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que “profundamente preocupada por los alarmantes niveles de propagación de la enfermedad y por su gravedad, y por los niveles también alarmantes de inacción, determina en su evaluación que la COVID-19 puede caracterizarse como una pandemia”1. Tras esta declaración y lo que vino después se hicieron manifiestas diversas preocupaciones. En este texto quiero reflexionar en torno a por lo menos cuatro de ellas con la idea de que la coyuntura actual nos invita a poner en el centro del análisis: 1) la tensión entre privilegiar la economía o la vida y salud de las personas; 2) la fetichización del virus y los usos ideológicos de la pandemia; 3) la cuestión de la ciencia y el quehacer científico; 4) cómo comunicar el riesgo: el rol de los medios de comunicación y las redes sociales.

LA TENSIÓN ENTRE ECONOMÍA-VIDA

En principio me parece que la actual coyuntura, la declaración de emergencia de la OMS por la pandemia por la Covid-19, lo que hizo fue evidenciar, visibilizar, una tensión dialéctica del sistema capitalista que no es otra que la disyuntiva entre privilegiar la economía o la vida y la salud de las personas. Sin embargo, esta disyuntiva se hizo presente y saltó al terreno del discurso público y mediático en el momento en que el número de contagios no sólo aumentó exponencialmente, sino que se dispersó por todo el globo terráqueo. La urgencia de mitigar dicha explosión de contagios supuso la necesidad de llamar al confinamiento y por tanto ‘paralizar’ en cierta forma el quehacer económico (cierre de centros mercantiles y de servicios que no fueran de primera necesidad, trabajo en casa, cierre de escuelas, etc.). Sin embargo, la tensión siempre ha estado ahí, pero nunca de una manera tan terroríficamente visible.

El capitalismo como forma histórica y sistema de producción se define como “un modo de producción social exhaustivo que surge de un tipo particular de acumulación y reproducción que ha producido una red de relaciones entre seres humanos más complicada que cualquier otra en la historia del hombre”.2 Así, Enzensberger (1979:260) señala la importancia de tener una visión del capitalismo como modo de producción y no como mera relación de propiedad y resalta la trascendencia de las categorías valor de uso y valor de cambio. En tanto sistema de producción que valoriza el valor, es decir, que el aumento de la ganancia está dado por el plusvalor que se genera, principalmente, por la fuerza de trabajo expropiada a la clase trabajadora, lo fundamental para el capitalismo es mantener estable la ganancia, administrar las crisis y en última instancia mantener una fuerza de trabajo rentable. Así, la tensión entre la economía y la vida y salud de las personas es inherente al sistema, lo que hizo la pandemia, y la situación de emergencia decretada por la OMS, fue visibilizarla, no crear esta tensión.

Sin embargo, hay que decir que en el orden capitalista, la vida, específicamente la vida humana, ha sido fetichizada en tanto generadora de plusvalor y en tanto mercancía. Por ello, es momento de reflexionar en una forma de vida y de reproducción social de la vida que ponga por delante la dignidad y la ética en el sentido que le otorga Enrique Dussel: como una afirmación de la vida y más específicamente de la vida en comunidad.3 Luego entonces podemos señalar que al visibilizar una tensión entre la economía y la vida se hace necesario discutir que la afirmación de la vida en tanto eje central de la ética pone en el centro también la discusión si es necesario y hasta dónde es sostenible mantener esta disyuntiva en la que en el capitalismo se ha privilegiado la ganancia y una economía de orden destructivo del hombre y la naturaleza y su relación en nombre del progreso.

LA PANDEMIA COMO LA CAUSA Y LA EXPLICACIÓN DE TODO LO DADO

El segundo punto para reflexionar es el de la fetichización del virus y los usos ideológicos de la pandemia. Desde el momento en que se le otorga una identidad y se le atribuyen, tanto al virus y a la pandemia, cualidades que en su naturaleza no poseen, se le dota de un carácter de fetiche. Es decir, que se le adjudican características y cualidades que en realidad no tiene, se mistifica. Lo anterior lo señalo porque el discurso que se difunde en la coyuntura por la pandemia por el coronavirus (Covid 19) refuerza la idea fetichizada de que la pandemia es la causa de una crisis económica que afecta de manera brutal a la mayoría de personas que han tenido que confinarse por razones de seguridad sanitaria para evitar la propagación del virus, a las pequeñas y medianas empresas y en general a la economía global. Caída en el precio del petróleo, vaivenes en las Bolsas de Valores y de los índices bursátiles, inestabilidad del peso frente al dólar, entre muchas otras, son formas visibles de esa crisis.

Se busca explicar la crisis del estadio neoliberal capitalista por la aparición de un virus que fue transmitido de un animal al hombre (Zoonosis) en un mercado en la ciudad de Wuhan, China. Es el virus y la pandemia provocada por el mismo, en voz de los grandes medios, la causante de que los sistemas de salud estén prácticamente colapsados. Pocas reflexiones se han hecho sobre la privatización sistemática y a nivel global que se hizo de la sanidad pública en aras de beneficiar a los mercados, la especulación y a la entidades privadas. Un caso paradigmático es el de Estados Unidos. Ya lo dijo Noam Chomsky, en aras de la eficiencia se redujo el número de camas en los hospitales en aquel país.

En el discurso, que “es un término polisémico con el cual se nombran todas las modalidades del lenguaje puesto en acto, por medio de las cuales las personas y los grupos interactúan entre sí; valoran, construyen, perciben, se representan o preservan la realidad y las experiencias colectivas; construyen identidades, o establecen relaciones de poder” (Salgado 2020:14)4, se le otorga una mística al virus y a la pandemia, se muestra fetichizado. Pero no se trata de cualquier discurso, sino que tiene como objetivo subyacente mantener un orden social y las relaciones de poder donde prevalezca el sistema, a pesar de la crisis y coyuntura actual, y que éste se mantenga sin cambios. Es decir, que prevalezcan las desigualdades que hacen posible la acumulación de capital en unas cuantas manos beneficiadas.

Este discurso que fetichiza con el fin de mantener relaciones de poder en un momento histórico determinado encubre la realidad de que la crisis económico-financiera viene de mucho tiempo atrás, ha sido más o menos permanente desde los años 70’s, agravándose en 2008 y hoy vuelve a tener una tendencia negativa. Previo a que se declarara la emergencia por la pandemia, ya se hablaba de una crisis económica, devaluación del peso, baja en las proyecciones de crecimiento, entre otras. El 20 de abril se dio una caída estrepitosa en los precios del petróleo debido básicamente a tres razones: especulación, sobreproducción y almacenamiento y baja del consumo.

Incluso hay quienes afirman que este podría ser el fin del estadio neoliberal del capitalismo, eso está por verse, pero lo cierto es que la crisis se explica por otras causas y no por el surgimiento de un virus y la pandemia. David Harvey explica de forma más pormenorizada la cuestión de la crisis y cómo la coyuntura de la pandemia (esto es innegable) puede traer consigo diversos escenarios en el campo de lo económico que van a repercutir en lo social y lo político. Uno de estos cambios es que habrá una mayor intervención del Estado y redefinición y recuperación de lo público frente a lo privado.5

En general, lo que denomino “los usos ideológicos de la pandemia” hace oportuna la reflexión de Enzensberger (1979:260) quien señala que

“el capitalismo denunciado con tanta frecuencia se convierte en una especie de éter social, omnipresente e intangible, una causa cuasi-natural de la ruina y la destrucción, cuyo exorcismo puede tener positivamente un efecto neutralizador. Ya que el problema concreto de que se trate puede ser referido a la situación total sin que intervenga un análisis preciso de las causas, da la impresión de que es inútil tratar de intervenir”.

E indica que

[…] uno debe tener en cuenta que el capitalismo no se puede aniquilar simplemente con la expropiación de los capitalistas privados, aún cuando esta expropiación posibilite en la práctica producir esa parte de la plusvalía disponible para otros propósitos y que no se usa para la acumulación. La revolución socialista no se debe comprender meramente como una transferencia de propiedad que conduce a una más justa distribución de la riqueza mientras las demás relaciones permanecen enajenadas y cosificadas. Al contrario, debe llevar a las relaciones totalmente revolucionadas entre los hombres y entre los hombres y las cosas, es decir, debe revolucionar la totalidad de la producción social de sus vidas. O tendrá como objetivos trascender la situación de enajenación del proletariado, de la división entre el trabajo y el lucro, el fin del fetichismo de las mercancías o no será la revolución socialista” (Rossanda (1973) citado en Enzensberger; 1979: 260).

Así pues, no basta con cambiar formas de consumo, ni con distribuir mejor la riqueza, la transformación del sistema implica dos cuestiones también centrales: la enajenación en su sentido más amplio, no sólo económica, y como se señala en la cita anterior “el fin del fetichismo de las mercancías”. Cabe decir que la reflexión sobre una categoría clave del marxismo: la enajenación o alienación en su sentido amplio, podría abonar a la discusión de la hipótesis de que terminado el periodo de aislamiento social podría resurgir una sociedad no capitalista o una en la que se agudicen las contradicciones del capitalismo en su fase neoliberal.

Por tanto, las explicaciones que tienden a señalar a la pandemia como la causa de los males ya presentes en el mundo como la xenofobia, la violencia de género, la desigualdad económica, etc., tienden a ideologizar cuando la crítica sólo se queda en el cascarón, en la superficie, y no va a lo que está oculto bajo de ella. Pero también, cabe decir, señalar al capitalismo sin profundizar en la reflexión y el análisis opera de la misma forma. Cuando, siguiendo a Enzensberger (1979:258), se proclama que “la culpa de todo la tiene el capitalismo” se reduce el efecto político de la afirmación volviendo inofensivas tales elucubraciones. “La envoltura ideológica de tal declaración se aclara de inmediato si se pregunta qué es lo que significa exactamente. La mera pregunta de qué se quiere decir por «capitalismo» saca a la luz las más crasas contradicciones. Lo que queda es un montón de problemas sin resolver” (Ídem; 259). Asimismo, el autor ejemplifica señalando que “si por capitalismo se entiende un sistema caracterizado por la propiedad privada de los medios de producción, entonces sigue que el problema ecológico –en su ejemplo-, como todos los otros males de los cuales el capitalismo es culpable, se resolverá gracias a la nacionalización de los medios de producción” (Ídem). Como vemos, desde una perspectiva del marxismo crítico, la cosa no es tan sencilla.

LA CIENCIA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO: LO QUE SE VISIBILIZA EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Para iniciar este apartado quiero retomar como alegoría la película de Guillermo del Toro La forma del agua (2017). La película narra la historia de un hombre anfibio que ha sido capturado y llevado a lo que parece un laboratorio en una instalación militar para ser analizado por un grupo de científicos. A lo largo de la película se observa que el científico (la ciencia) está subordinado al poder militar, la ciencia al servicio no del bien común, sino para el sometimiento. Es la enajenación sujeto-objeto, hombre-naturaleza, el hombre anfibio es la naturaleza sometida y los experimentos, estudios y usos militares que se harán del hombre anfibio son con fines de dominación. Una ciencia al servicio de los dominadores y el poder, no del bien común.

Esta alegoría nos sirve para observar varias cuestiones a la luz de la coyuntura actual. Por un lado, me parece que hay un divorcio entre la ciencia y la sociedad. La sociedad en general no confía, e incluso desprecia a la ciencia y a los científicos, desconocen su labor, desconocen qué es el conocimiento científico aunque convivan todo el tiempo con la tecnología, por ejemplo. Y por otro lado, es claro en La forma del agua, que usé como alegoría, que la ciencia y el conocimiento científico en un momento histórico determinado se subsume al capital para servir a la dominación y al propio capital.

Esta primera aproximación nos plantea varias interrogantes sobre las que debemos reflexionar a la luz de lo que hoy nos convoca como humanidad: el surgimiento de un nuevo virus que pasó de los animales al hombre. Y una primera reflexión es ¿ciencia para qué?, ¿cuál debería ser y cuál realmente es la función social de la ciencia en la vida moderna y en este momento histórico? y tenemos que en el sistema capitalista la producción científica y el desarrollo tecnológico también tienen un carácter de mercancías y, en ese sentido, hay que observar que en tanto mercancía, en este sistema, ya no sólo tienen un valor de uso, sino también un valor de cambio.6

Harvey, por ejemplo, indica que

“Las grandes farmacéuticas [Big Pharma] corporativistas tienen poco o ningún interés en investigaciones sin ánimo de lucro en enfermedades infecciosas (como es el caso de todos los coronavirus que llevan siendo bien conocidos desde los años 60). Las grandes farmacéuticas rara vez invierten en prevención. Tienen poco interés en invertir a fin de estar preparados para una crisis de salud pública. Les encanta proyectar curas. Cuanto más enfermos estemos, más dinero ganan. La prevención no contribuye al valor para los accionistas.”7

Otra cuestión que lleva a esta relación alienada entre la sociedad y la ciencia y el trabajador científico es la visión elitista de la ciencia. Y es que

“el método y programa de enseñanza están diseñados de tal forma que la ciencia se hace inaccesible para todos excepto una pequeña minoría privilegiada. Y esta accesibilidad no se debe a ninguna dificultad intrínseca del pensamiento científico; más bien se debe al hecho de que en la ciencia el desarrollo de la teoría ha sido divorciado de la práctica y de las vidas, necesidades y ocupaciones de la gente ordinaria” (Gorz; 1979: 109).

Ese alejamiento, que vuelve a la ciencia inaccesible para la mayoría de las personas, tendrá diversas consecuencias, entre ellas, que en tiempos de una crisis como la que hoy se vive por la pandemia por Covid 19 se hace crucial y tiene que ver con la confianza en los científicos y la comprensión de información relacionada con la situación médica y de avance en la investigación del propio virus y de la creación de una vacuna. Además de que la comunicación pública de la ciencia es, en general, prácticamente inexistente, hay déficit de divulgadores de la ciencia, de periodistas especializados en temas científicos y esto, entre otras, genera diversas problemáticas para comunicar la situación. Así:

“la ciencia se presenta a sí misma como un cuerpo de conocimiento cerrado a aquellos que no están entrenados para su trabajo. En consecuencia, no se acepta ningún control social sobre su papel y sus propósitos. Esto conduce a un modelo social en el cual los que son competentes en una esfera de actividad dada forman un cuerpo separado que se coloca por encima de la gente ordinaria” (Ciccotti et. al. 1979:102).

COMUNICACIÓN EN TIEMPOS DE PANDEMIA

La información en el sistema capitalista también es una mercancía. El conocimiento que produce la ciencia en tanto información también se somete al proceso de producción capitalista y en cuanto tal se mercantiliza. En ese sentido, podemos formular varios problemas relacionados con el tema de la información a la luz de lo que se ha observado en el contexto de la pandemia por la Covid 19.

Las llamadas Fake News tomaron fuerza en esta coyuntura, específicamente en México, se divulgó información sobre remedios caseros, sobre estrategias de limpieza para evitar el contagio por Covid-19, sobre formas de contagio que incluso eran inverosímiles. Pero también se difundió información falsa con el fin de deslegitimar a las autoridades de salud: se hizo un uso faccioso de los datos, se tergiversaron las declaraciones de funcionarios e incluso se llamó a no atender a las recomendaciones de los profesionales en el tema.

En México, específicamente, se ha observado que la coyuntura por la crisis de la pandemia se ha politizado teniendo como resultado un uso faccioso y propagandístico de los medios de comunicación con el objetivo de desacreditar la estrategia de contención de la crisis por el contagio de Covid-19, descalificar y minar la legitimidad de las autoridades sanitarias, específicamente del Subsecretario de Salud, doctor Hugo López-Gatell. Pero, por otro lado, también se observa la construcción de imaginarios sociales sobre el personal de salud, la pandemia, el coronavirus y de cómo se comunica el riesgo.

La producción de sentido es otro de los ejes en la lucha entre dominadores y dominados. Las Fake News constituyen, desde mi punto de vista, una herramienta ideológica que se suma a las ya existentes en lo que Noam Chomsky denomina la “manufactura del consenso”.8 Su especificidad histórica se sitúa en la evolución de los medios digitales de información en donde la primicia se ha vuelto la norma. No importa el mensaje, sino la rapidez con que se propague y el mayor número de personas a las que impacte, porque eso limitará las posibilidades de enmendar o desmentir. Paradójicamente, las Fake News son como un virus en las redes sociales que pervierten la conversación pública.

Tras la propagación de noticias falsas hay una agenda política implícita y pocas veces explícita. Apelan a la emoción más que a la razón y buscan generar confusión, miedo, caos, ruido informático. En este sentido, podemos decir que este tipo de seudoinformación es una herramienta más de un modelo de propaganda y que hoy día incluso devienen en un jugoso negocio donde predomina la llamada “economía del click”.

Sumado a las Fake News existen otras formas de desinformación: editorialización, tergiversación de declaraciones, descontextualización, difusión de seudoinformación, falacias de autoridad, tuitazos convertidos en asuntos de interés público y presentados como información en sí misma y sin contextualizar, por mencionar algunos. Más que informar, se construyen narrativas y se presenta la realidad de acuerdo a los intereses políticos, ideológicos y económicos de los grandes medios, pues no olvidemos que esta visión mediático-empresarial es histórica y por tanto no escapa a sus determinaciones. Esta coyuntura ha puesto en los reflectores la necesidad de meditar sobre la función social del periodismo, los medios de comunicación, y las grandes multinacionales de la información digital GAFAT (Google, Apple, Facebook, Amazon y Twitter).

REFLEXIÓN FINAL: HACIA UN FUTURO INCIERTO

Para Walter Benjamin “no hay un instante que no traiga consigo su oportunidad revolucionaria –sólo que ésta tiene que ser definida en su singularidad específica, esto es, como la oportunidad de una solución completamente nueva ante una tarea completamente nueva-”.9 La pregunta está en el aire ¿estamos como humanidad ante un instante de oportunidad revolucionaria en la que podamos cambiar el estado de cosas? La respuesta no es nada sencilla, sobre todo ante la única certidumbre que tenemos: lo único verdaderamente universal es el capitalismo que se niega a morir.

Sin duda, estamos ante una reconfiguración del sistema económico capitalista en su fase neoliberal ¿qué nos traerá esa reconfiguración?, ¿algo completamente nuevo, algo igual, similar, mejor o peor? Es pronto para responder, pero los escenarios no son nada alentadores. Sólo en EU en la segunda semana de abril se anunció que el número de personas desempleadas asciende a 26 millones.10 Por su parte, el informe de la CEPAL sobre el crecimiento en América Latina es poco o nada optimista.11

Poco a poco algunos países van levantando las medidas de aislamiento social y conforme pasen los días, las semanas y los meses nos enfrentaremos a esa otra brutal realidad, la de los estragos que dejó la pandemia, pero que ya veníamos arrastrando y sólo pusimos en pausa. Números totales de personas fallecidas, total de infectados, pérdida de empleo, aumento del racismo y la xenofobia, violencia de género e intrafamiliar durante el período de confinamiento, discriminación a personal de salud, aumento del número de personas en situación de pobreza, entre otras.


NOTAS

1

* Ruth A. Dávila Figueroa es doctora en Ciencias Políticas y Sociales. Investigadora independiente.

1 Organización Mundial de la Salud. (27/04/2019). COVID-19: cronología de la actuación de la OMS. En línea. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/detail/27-04-2020-who-timeline—covid-19

2 Rossanda (1973) citada en Ezenberger, H. M. “Crítica de la ecología política” en Rose y Rose (1979). Ecomomía política de la ciencia. México. Nueva Imagen.

3 Dussel, E. “Cuando la naturaleza jaquea la orgullosa humanidad” en La Jornada. En línea. Disponible en: https://www.jornada.com.mx/2020/04/04/opinion/008a1pol (04/07/2020).

4 Salgado, E. (2019). Los estudios del discurso en las ciencias sociales. México. UNAM

5 Harvey, D. (2020). “Política anticapitalista en tiempos de coronavirus” en Sopa de WuhanPensamiento contemporáneo en tiempos de pandemias. ASPO.

6 Ver Ciccotti, et. al. “La producción de la ciencia en la sociedad capitalista” y Gorz, A. “Sobre el carácter de clase de la ciencia y los científicos” en Rose, H./Rose, S. Op. Cit.

7 Harvey, D. Op. Cit. P. 87

8 Chomsky, N./Herman, S. (1988). Los guardianes de la libertad. Barcelona. Austral.

9 Benjamin, W. Tesis sobre la historia y otros fragmentos. México. ITACA-UACM.

10 “El desempleo amenaza con convertirse en la nueva pandemia en Estados Unidos” en Página 12. En línea. Disponible en: https://www.pagina12.com.ar/262453-el-desempleo-amenaza-con-convertirse-en-la-nueva-pandemia-de (27/04/2020).

11 CEPAL. (2020). Dimensionar los efectos del Covid-19 para pensar en la reactivación. En línea. Disponible en: https://www.cepal.org/es/publicaciones/45445-dimensionar-efectos-covid-19-pensar-la-reactivacion?fbclid=IwAR1W6qF7Ogl3dbtcOP2gJ5bXnWiLmMWNVzZ7vRl7SgN9QfbfhLBtfUqt11Y