Exposiciones en el centenario del PCM
En el segundo semestre de 2019, el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista, AC, fue impulsor de diversos actos conmemorativos por el centenario de la fundación del Partido Comunista Mexicano. Las actividades forman parte de su labor por resguardar y difundir el acervo documental de las izquierdas mexicanas. Esto, debido a la importancia que el centro adquiere por ser el principal archivo histórico donde se resguarda el patrimonio documental del comunismo mexicano. El CEMOS tiene una amplia variedad de documentos, publicaciones periódicas, libros, carteles, grabados y fotografías que evidencian los momentos de las luchas populares por transformar la realidad social.
Vinculándose con otras instituciones públicas de gobierno y educativas, el CEMOS preparó cuatro exposiciones que, desde diversos puntos de vista y algunas centradas en temáticas concretas, conmemoran el centenario del PCM. Con la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México se elaboró la exposición Cien años de comunismo en México: una historia de lucha del pueblo mexicano; también se colaboró con el Museo Nacional de la Estampa en la muestra La célula gráfica. Artistas revolucionarios en México, 1919-1968; con la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se presentó la exposición Tinta roja: esbozo de la propaganda comunista en México; y finalmente con el Antiguo Colegio de San Ildefonso y el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se elaboró El comunismo en el arte mexicano, a 100 del PCM. A continuación abundaremos un poco más en cada una de ellas.
Cien años de comunismo en México, una historia de lucha del pueblo mexicano. Galería Abierta de Chapultepec.
En la Galería Abierta de las rejas del Bosque de Chapultepec se ha instalado la exposición Cien años de comunismo en México: una historia de lucha del pueblo mexicano, que a lo largo de 58 imágenes recorre diversos momentos en los 62 años de existencia del PCM. La exposición fue elaborada por el equipo del CEMOS a partir de la concepción de que, parafraseando a Gramsci, contar la historia de todo partido comunista es contar la historia de toda su sociedad. Sin embargo, el espacio es limitado y sólo se han podido mostrar algunos de los episodios más significativos en los que el PCM hizo parte importante de las gestas del pueblo mexicano. Siempre se intentó; confiamos en que se haya logrado el objetivo, que por medio de dichos episodios se pudiera contar y comprender la historia del PCM.
Para contar esa historia, el CEMOS se ha valido de sus apreciados materiales que tiene en resguardo: fotografías, carteles, grabados, periódicos, publicaciones y documentos. Además, sin ser explícito hay un eje articulador de la exposición que la divide en cuatro momentos: de la fundación y construcción, de virajes y persecución, de profunda crisis y sobrevivencia, y el último de la lucha por el socialismo democrático.1
La exposición abre con un grabado de Jesús Álvarez Amaya titulado La Tierra, donde se aprecia el rostro de Emiliano Zapata fundido con la tierra lista para ser trabajada, el inicio del PCM no se puede comprender sin la Revolución Mexicana y, en específico, sin las banderas y demandas zapatistas, que después se integraron de manera importante a las exigencias programáticas que los comunistas enarbolaron. La fundación del PCM, entonces, estuvo marcada e influida por la confluencia de dos revoluciones: la mexicana y la rusa.
Aparte de los momentos históricos enmarcados en esos cuatro periodos que estructuran la exposición, se da cuenta de importantes personajes que fueron miembros del PCM, pero con aportes que van más allá de su militancia partidaria. Son personajes que contribuyeron a la lucha por la transformación del país y que siempre se mantuvieron congruentes en sus acciones políticas militantes. Tal es el caso del comunista cubano Julio Antonio Mella, el líder magisterial Othón Salazar, el ferrocarrilero comunista Valentín Campa, el pintor que fue secretario general del PCM Arnoldo Martínez Verdugo, el líder agrarista Rubén Jaramillo y el líder campesino Ramón Danzós Palomino.
Sin duda alguna, al contar la historia del comunismo mexicano no pueden dejarse de lado las importantes corrientes artísticas que se alimentaron de él y que en algunos momentos significaron un asidero para el partido. Es decir, la presencia de un arte al servicio del pueblo, los muralistas, los grabadores, los poetas, los artistas comunistas tuvieron esa práctica presente. La exposición rescata la experiencia del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores, cuya membresía incluyó a los grandes muralistas como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Xavier Guerrero, José Clemente Orozco y Fermín Revueltas. Además, a la postre el periódico de ese sindicato, El Machete, pasaría a ser el órgano oficial del PCM. El arte pensado no sólo para ser exhibido en galerías fue militante, plasmado en los murales de edificios públicos, pero también en periódicos distribuidos popularmente, en folletos repartidos en las esquinas, en carteles que se pegaban en cualquier pared del país.
La vida del PCM no fue ajena a los vaivenes del escenario político y social de México y del mundo. Los carteles, las fotografías, los folletos, los grabados, las publicaciones y los documentos que incluyen la exposición dan cuenta de los aportes de los comunistas a la lucha por igualdad, justicia y democracia. Sin ellos no podríamos comprender nuestra historia; orientan en la actualidad las batallas por transformar el país. Reiteramos un enunciado presente en la galería: “Esta exposición es muestra de esa historia y un homenaje a sus militantes, sus esfuerzos y anhelos por construir una sociedad más justa”.
La exposición se llevó a cabo con el respaldo de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, así como el apoyo técnico del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. La fecha de inauguración fue el 18 de diciembre de 2019 y el final fue el 19 de enero de 2020. Afortunadamente, la exposición recorrerá algunas más galerías abiertas en la Ciudad de México.
La célula gráfica. Artistas revolucionarios en México, 1919-1968. Museo Nacional de la Estampa.
El compromiso político, más concretamente la afinidad comunista de algunos creadores mexicanos más destacados, fue una de las características significativas del arte mexicano de la primera mitad del siglo XX. Artistas como Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros o Leopoldo Méndez no ocultaron su afinidad y simpatía por el comunismo, militantes o no; por el contrario, las hicieron visibles en buena parte de su producción plástica. En ese tenor, y como parte de la celebración del centenario de la fundación del Partido Comunista Mexicano, el Museo Nacional de la Estampa ha presentado la exposición La célula gráfica. Artistas revolucionarios en México, 1919-1968 como una muestra gráfica que homenajea a los artistas comunistas, a sus ideas de igualdad y justicia, y a sus sueños por una sociedad distinta.
El nombre de la exposición no puede ser mejor. Apela a la estructura básica de organización del PCM o célula; hace referencia no al trabajo individual característico del arte moderno, donde el artista es su autor, sino al trabajo colectivo que, sin suprimir los rasgos o aportes individuales, adquiere una característica superior al configurar una identidad plástica más amplia. El ejemplo más significativo de ello fue el Taller de Gráfica Popular, donde si bien confluyeron grandes creadores, éstos construyeron una identidad gráfica que hoy sigue siendo referente en la gráfica mexicana.
La exposición fue dividida en cuatro bloques, en los que se abordan distintos temas, tanto de la creación gráfica como su contenido. El primero de ellos, El Machete y la Hoz, está dedicado a la representación que los artistas hicieron de los campesinos mexicanos, representados simbólicamente en el machete, pero también del movimiento campesino internacional, representado por la hoz. Lo anterior es significativo si consideramos que los artistas comunistas desarrollan su obra a partir de dos acontecimientos cruciales: la revolución mexicana con su demanda de reparto agrario, y la revolución rusa, en la que los campesinos son clave en la construcción del poder soviético soviets.
La famosa consigna del Manifiesto del Partido Comunista, ¡Proletarios del mundo, uníos!, es el nombre del segundo bloque de la exposición. Dedicado a la representación gráfica de los trabajadores, sus luchas y el naciente movimiento obrero mexicano. Manifestaciones, huelgas, mítines o la vida cotidiana en las fábricas y en la ciudad son algunas de las escenas aquí presentadas junto al overol de mezclilla y las herramientas de trabajo.
Los artistas gráficos mexicanos, desde muy pronto, realizaron como parte de sus obras donde representaron a la reacción como un monstruo frente a la imagen de progreso que representaban los trabajadores y campesinos. Un ejemplo claro es el murciélago de uno de los grabados que Xavier Guerrero hizo para El Machete.
El monstruo de múltiples cabezas: el fascismo es el tercer bloque de la exposición, dedicado precisamente a la representación de la reacción y en particular del fascismo. Este último se constituirá en uno de los ejes de acción por los cuales se formará en México la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, que en su seno agrupase al Taller de Gráfica Popular. El TGP sería una de las agrupaciones que dedicaran buena parte de su trabajo a denunciar los crímenes del fascismo y construiría la imagen del monstruo de mil cabezas.
La búsqueda de la paz y los triunfos del comunismo es el último bloque de la exposición, dedicada a la lucha contra el conflicto bélico mundial y el enfriamiento de la guerra, previamente a la lucha por la paz. Destaca entre ellos el grabado de Andrea Gómez, Madre contra la guerra, elaborado en 1957; es uno de los más emblemáticos por su sobriedad gráfica y que, por lo mismo, es capaz de expresar enorme fuerza. Además de exponer trabajos inscritos en el Movimiento Mundial por la Paz, se muestran aquí algunas piezas que, como los de Arturo García Bustos sobre la Revolución Cubana, trazan los horizontes que se abrían para el movimiento comunista a mediados del siglo XX.
Como colofón, se muestran algunos grabados que si bien se inscriben en este último bloque, escapan parcialmente de este orden temático, aunque continúan la temporalidad que traza la exposición. Elaborados entre los decenios de 1950 y 1960, sus temas abordan la problemática nacional como el papel de la prensa; o bien, las movilizaciones estudiantiles de la segunda de dichas décadas. Ello que no sólo nos trae a la memoria el papel de los comunistas en estos temas sino, también, ratifica el papel y el compromiso político de estos artistas con la causa.
Tinta roja: esbozo de la propaganda comunista en México. Dirección de Estudios Históricos del INAH.
El PCM buscó abrir camino a las demandas y luchas del pueblo trabajador. En esa labor, la edición y publicación de materiales impresos fueron clave para difundir sus planteamientos; se convirtieron en una herramienta de combate político. Carteles, periódicos, boletines, libros, folletos, revistas y volantes son parte del arsenal propagandístico que los comunistas editaron como herramientas de lucha desde las cuales emprendieron sus combates. Todos ellos constituyen fuentes documentales de enorme valor histórico y un patrimonio documental del pueblo de México.
De éstos, El Machete es sin duda una de las publicaciones más conocidas del comunismo mexicano, dentro del país y fuera de él. En parte por sus destacados fundadores, artistas que pusieron el arte al servicio de los trabajadores; pero además, por su capacidad de convertirse en un periódico para los campesinos y los trabajadores de México. Sin embargo, otras publicaciones propagandísticas lograron convertirse en tribunas de papel con las que obreros, campesinos y militantes expresaron ideas, debates y batallas; las publicaciones fueron una herramienta de formación militante. Abordar lo anterior ha sido el objetivo de Tinta roja: esbozo de la propaganda comunista en México, exposición preparada por el CEMOS, con el apoyo de Carlos San Juan, en la Dirección de Estudios Históricos del INAH.
La exposición está compuesta por 15 imágenes, dedicada exclusivamente a portadas de boletines, revistas, periódicos y volantes que resguarda el CEMOS. Entre ellas destaca la del número 404 de El Machete, elaborada por los artistas plásticos de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios e intitulada “Unidad nacional de todas las fuerzas populares el 1 de mayo de 1936”. En ella se presenta gráficamente la idea del frente popular al representar a distintas organizaciones como el Frente Único pro Derechos de la Mujer, la CTM, el PNR, el PCM o a la misma LEAR mediante diversos personajes presentes en el grabado. O bien, el grabado de Luis Arenal, parte del cartel Votad por Hernán Laborde candidato del Bloque Obrero y Campesino, con el cual el PCM y el BOC participaron en la campaña electoral de 1934 en la que Hernán Laborde fue su candidato presidencial.
Si bien pequeña, esta exposición resulta estimulante, pues permite entender la función que cumplía la propaganda para transmitir ideas políticas mediante imágenes y texto, convirtiéndolas en megáfonos y tribunas al servicio de la causa.
El comunismo en el arte mexicano, a 100 del PCM. Galería abierta del Antiguo Colegio de San Ildefonso.
La exposición se encuentra curada por el doctor Renato González, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, con apoyo del equipo del CEMOS. La muestra plantea, a partir de una cuidadosa selección de los fondos fotográfico, hemerográfico y documentales resguardados por el CEMOS, la reproducción a gran formato de imágenes, publicaciones, carteles y manifiestos que puedan mostrar la participación de los artistas e intelectuales que se sumaron a la fundación del Partido Comunista Mexicano y que, desde su mirada creadora, fueron piedra fundacional del muralismo mexicano, siempre con la atención en el país, en la cultura popular y la lucha revolucionaria. Establecieron éste como el epicentro de una importante vanguardia artística que llegó a ser conocida, valorada e interpretada a escala mundial. A partir del contexto de fundación del PCM, y haciendo un recorrido temático, la exposición se ocupa del periodo 1920-1940; es decir, del inicio de la corriente vanguardista muralista mexicana.
La exposición se compone de 35 reproducciones que, además, intentan ser una ruta de entrada a los magníficos murales expuestos en los muros del Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Nota
1 La elaboración de esos cuatro periodos en la vida del PCM se puede consultar más ampliamente en el texto “Una historia por escribirse”, de Elvira Concheiro. El artículo forma parte del libro Los Congresos Comunistas. México 1919-1981, publicado por el CEMOS y la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México en 2014.