¿POR QUÉ LA GLOBALIZACIÓN PRODUCE MUROS?

RESEÑA DE LA EXPOSICIÓN VIRTUAL ITINERANTE MEXICANOS, PALESTINOS Y SAHARAUIS: DEL MISMO LADO DE MUROS DIFERENTES (VIOLENCIAS Y RE-EXISTENCIAS)

Para quienes quieren comprender cómo es posible que aun después de la célebre caída del Muro de Berlín, subsisten más de 70 muros en el mundo resulta indispensable visitar esta poliédrica, compleja y dinámica muestra intitulada Mexicanos, palestinos y saharauis: del mismo lado de muros diferentes. Ésta fue realizada por la Dra. Silvana Rabinovich y la Dra. Shekoufeh Mohammadi, del Instituto de Investigaciones Filológicas, de la UNAM, junto a los miembros del Proyecto PAPIIT IN 401119 “Heteronomías de la justicia: territorialidades nómadas”, como resultado de muchos años de intensa investigación teórica y de campo, de carácter interdisciplinario e interisntitucional que ha contado con los aportes de académicos no sólo de México sino también de Francia y Argentina, así como de numerosos artistas. La exposición, a través de una variada articulación de imágenes, gráficas y textos va respondiendo una serie de preguntas acerca de ¿por qué la globalización produce muros? ¿Por qué las poblaciones aceptan su construcción? ¿Qué es un muro y qué tipos hay?¿Para qué sirve un muro fronterizo?¿A qué sirven los muros?¿A quiénes dañan los muros? ¿Traspasar y/o derribar los muros? E incluso, ¿a quiénes benefician los muros?

Esta muestra concebida como itinerante, cuenta con el espacio y el apoyo del Museo Nacional de las Culturas del Mundo del INAH, que, ante las exigencias desatadas por la pandemia del Covid 19, logró con gran maestría, dotarla de una modalidad virtual interactiva, que nos da la posibilidad de visitarla (https://bit.ly/3aHO01O). 

El recorrido se enfrenta a un muro virtual como columna vertebral de la muestra que, como tal, actúa como moneda de dos caras: de una parte, se visualizan los de “este lado”, a los excluidos en torno a los tres muros seleccionados: el que divide Estados Unidos del norte de México; el de Israel contra la población palestina y el de Marruecos, para contener a los saharauis. Serán niños de estos lugares los que nos conducirán de la mano a lo largo de ellos, “como fantasmas… capaces de atravesar los muros”,  a partir de diversas estrategias creativas contenidas en sus sendas mochilas. Nos irán enseñando algunos de los efectos más duros de las violencias desatadas y representadas por estos muros en sus vidas, evidenciando su monstruosidad y (f)utilidad, que exacerban el peligro para la vida, a través de sus costosos y complejos sistemas de control, con el fin de proteger a una minoría belicista, cada vez más enriquecida y brutal.

Los muros como construcción de un arma de guerra y expresión máxima de esa tecnología, aparte de requerir un enorme costo económico reproducen el terror, el miedo en un cotidiano que no busca la paz sino escalar la guerra  y separa físicamente a los pueblos entre sí pero también pueden convertirse en una propuesta de rescate de una hermandad de pueblos que otros se empeñan en desaparecer, pueblos que en muchos de sus miembros no le encuentran sentido al enfrentamiento y que, en la práctica, los muros traen a su existencia un plus de problemas que resolver, siendo el más importante de todos: el de la preservación de su propia vida (una ejemplificación brillante de ello es el documental de Simone Bitton, El Otro Muro, 2004).

Del “otro lado” del muro se hallan las poblaciones de donde provienen nuestros tres niños guías, con sus intentos de revertir la imposición que ese supone. Para ello, los investigadores introducen un concepto innovador: dichas poblaciones no solamente resisten sino re-existen al instaurar nuevos tipos de relaciones entre sí y con la naturaleza, que en muchos casos ha jugado a su favor, saltándose las fronteras que instauran los muros, como lo hace el agua, en su relación con el territorio y que con su murmullo incesante, acompaña toda la muestra, como clave central de la vida. 

Otro modo de re-existir de las poblaciones en torno a los muros en cuestión son sus acciones de desobediencia civil ante las leyes inhumanas, es decir, ante “aquellas que atentan contra su vida”, cuyas ejemplificaciones vienen ilustradas. Cuando un ser humano se niega a obedecer una orden inhumana, puede arriesgar su vida, es verdad. Pero es verdad también que cuando no sean pocos sino muchos los que desobedezcan órdenes que van en contra de uno mismo o de otro ser humano, ya no habrá muros -físicos, mentales, de varios tipos- o los que están todavía, se abatirán. Esto ayudaría a crear un mundo en el que todos los que existimos como humanos, animales, plantas, etc., tengamos un espacio y el derecho a poder desarrollarnos. ¡Un mundo donde quepamos todas y todos!

Los realizadores de la muestra advierten que uno de los modos de derribar esos muros es pues atravesándolos como lo hace el agua y otros elementos de la naturaleza, como la arena del Sahara que nos llega hasta México, volando por encima de los muros. Pero también en la búsqueda de realizar la justicia que no es sólo para uno mismo sino para otros, hasta evidenciar la inutilidad de la existencia de estos muros, lo que implica un largo y complejo trabajo cultural y social, siendo esta muestra una importante contribución a ello. 

Así, esta magnífica e ilustrativa exposición, accesible a todo tipo de público, recoge múltiples voces: además de la de la naturaleza, la de los investigadores, la de los tres pueblos estudiados, la de sus niños, la de vibrantes poetas como Francisco X. Alarcón, Mahmud Darwish y Limam Boisha,  la de los realizadores de diversos videos sobre cada uno de los procesos de estos muros y los obstáculos que implican para las poblaciones y, finalmente, la de los creadores de una serie de juegos, que invitan al ejercicio de la risa, como una de las estrategias seguidas por nuestros niños guías  – y se espera que también por quienes acudimos a esta muestra -ante la ridiculez que representan los muros, ya que de cada lado del muro hay quien necesita jugar. De este modo, la exposición Mexicanos, palestinos y saharauis: del mismo lado de muros diferentes (violencias y re-existencias) logra con una diversificada escenografía y textos reflexivos, despertar la curiosidad y ameniza el aprendizaje acerca de este complejo proceso de construcción de barreras físicas en el ápice de la globalización. Y, aun así, el proceso de globalización no logra, al mismo tiempo, contener el enorme flujo permanente de migrantes en todo el mundo, en busca de mejores condiciones de vida, de huir de la inseguridad o del genocidio desatado por la voracidad de la acumulación capitalista sin límites de los recursos naturales y de los cuerpos de sus territorios, como la forma de despojo dominante de aquellos…que, a la vez, es responsable de la construcción de los muros.