El neoliberalismo trajo el ascenso de empresas multinacionales (EMN) como actores centrales en los procesos de producción, distribución y consumo a nivel global. La transformación fue tal que las relaciones de propiedad en el capitalismo se trastocaron. Ya no se puede hablar sólo del dominio de la propiedad ajena nacional o internacional, como mostraron los teóricos marxistas del siglo XX: estamos frente a un tipo de propiedad privada, la corporativa, que controla el proceso de planificación económica a nivel mundial.
Detrás de tal cambio en las relaciones sociales de producción se desarrolló una teoría económica que justifica el despojo, contra la humanidad, de su condición y conciencia de propietaria de bienes públicos, sociales y estatales. Por ello, en las líneas que siguen se analiza la moral efectiva de las EMN, que, mediante un despliegue ideológico, pretenden que sus principios y normas alcancen validez global.
1. Funcionamiento práctico-moral de las EMN
Aunque la expresión más visible del patrón de acumulación neoliberal es el desdibujamiento de la frontera entre lo nacional y lo global, su esencia es la organización de la producción a escala global —planificación mundial— con apropiación del excedente de forma privada (Hinkelammert, 1999; Robinson, 2013). Parte de esta estrategia de transnacionalización de la producción fue el trazo de nuevas alianzas político-empresariales que favorecen la reestructuración industrial global (Salas, 2017), permiten el desencadenamiento de los movimientos internacionales de capitales y la expansión de sus intereses encaminados a la máxima obtención de ganancias.
El resultado de estos cambios se refleja al priorizar el aumento en los niveles de competitividad por parte de los encargados de llevar a cabo las tareas de producción y distribución a nivel global: los directores de las EMN. Lo que explica que, en la carrera por la conquista de mayores cuotas de mercado, las EMN se valieran de dos importantes estrategias: 1) el aumento de la productividad vía la mayor apropiación del conocimiento científico aplicado al proceso productivo, y 2) la reducción de costos mediante la aplicación de esquemas de flexibilidad laboral. Para ambas estrategias se formularon normas y razonamientos generadores de todo tipo de argumentos económicos para justificar el comportamiento moral de estos protagonistas del neoliberalismo.
Un comportamiento que claramente impacta al conjunto de la sociedad. Basta con analizar los pilares morales tras una sociedad que defiende procurar mayores niveles de crecimiento económico, aunque no venga acompañado de una mejor distribución de la riqueza. O bien las explicaciones económicas que se han estructurado privilegiando una ética autoritaria que niega “formalmente la capacidad del hombre[1] para saber lo que es bueno o malo” (Fromm, 2016:23). De ahí que no se reflexione sobre la presentación del mercado como sujeto de autoridad que trasciende a los seres humanos en la toma de decisiones económicas. Así, se prioriza la reproducción del sistema económico y no la reproducción del ser humano, ni la de toda expresión de vida.
2. Ética de la propiedad privada corporativa
Es frecuente observar que en la actualidad la expresión ética se presenta como vacía de contenido. Pocos planteamientos conciben esta disciplina como una ciencia, y aún menos la ubican en su proceso de desarrollo teórico histórico. No obstante, cuando en una sociedad se impone una forma de razonamiento como única o dominante, es necesario cuestionar el tipo de ética detrás de la moral que defiende esta implantación.
Dicho lo cual, si el momento histórico nos demanda una acción política transformadora, transcender la ética defensora de la propiedad privada es una necesidad. En este sentido, las y los científicos sociales debemos reformularnos las preguntas que dan sentido a nuestras disciplinas. Por ejemplo, desde la economía se presenta la necesidad de replantear nuestra función social, y reflexionar sobre la ética antes que anteponer los derechos de propiedad a los derechos humanos. A decir de Hinkelammert (2021:91), “Los seres humanos tienen derecho de propiedad, pero ningún derecho de poder vivir. Los derechos de propiedad protegen la propiedad que uno tiene. Pero aquella persona que no tiene propiedades no tiene ningún derecho.” Afirmación que cobra gran sentido desde el momento en el que apenas un puñado de EMN, al ostentar los títulos de propiedad, legitiman su dominio sobre la producción mundial, aunque el trabajo detrás sea trabajo social de cientos de miles de trabajadores que laboran en ellas.
Esta relación entre propiedad privada global y trabajo global bien puede leerse como la esencia de la transformación social que tanto se anhela, ya que nos invita a pensar formas distintas de organizar el trabajo. Recordemos la claridad con la que Marx señaló que, con independencia de todas las formaciones sociales, el trabajo debe entenderse como condición de la existencia humana, como “necesidad natural y eterna de mediar el metabolismo que se da entre el hombre y la naturaleza, y, por consiguiente, de mediar la vida humana” (Marx, 2019:53).
3. Retos teórico-éticos de la ciencia económica
El exhaustivo trabajo realizado por Marx y Engels en la segunda mitad del siglo XIX tuvo como resultado la elaboración de una crítica al sistema categorial de lo que, en su tiempo, se asumía como ciencia económica. El método desarrollado, y las propuestas teóricas surgidas de este esfuerzo intelectual con alto compromiso social, son hoy inspiración para la tarea que demanda nuestro tiempo: la crítica al concepto de ciencia económica que imperó en el neoliberalismo.
En este sentido, es apremiante exponer el craso error que impera en la sociedad al confundir la ciencia económica con la teoría económica neoclásica. Primero, porque una teoría no es igual a una ciencia, y menos cuando la teoría resulta ajena a la realidad[2]. Segundo, por el idealismo que la caracteriza, entendido como “la imposición de una definición de la realidad en vez de derivarla de ésta” (Ferraro, 1982). Basta con ver el sujeto de estudio que presenta, carente de todo materialismo histórico, escondido bajo unas falsas expectativas racionales que, de manera infructuosa, intenta negar que el ser humano es un producto natural históricamente determinado. Tercero, por la linealidad con la que muchos de sus exponentes asumen que la economía capitalista es el destino final de las sociedades.
En este escenario, el diálogo entre la economía y el resto de las ciencias sociales se torna inaplazable, pues ha sido desde otras disciplinas que se ha trabajado más la crítica hacia premisas representativas de la teoría económica neoclásica, tales como “lo que es bueno para los empresarios, también lo es para la sociedad”, o bien “la competencia perfecta que prevalece en los mercados cuando se dejan a las libres fuerzas del mercado”. Crítica que está más que justificada en un contexto en el que la concentración y centralización del capital nos lleva a tener como sujeto protagonista a las EMN, y en el que los únicos que parecen estar en competencia son los trabajadores que ofrecen su fuerza de trabajo a cambio de un salario cada vez más bajo, y con condiciones laborales que atentan la reproducción misma.
Un reto que no podemos omitir —que, además, provocó de esta reflexión— es el de visibilizar otros tipos de relaciones de propiedad y, por ende, otras formas de relacionarse en sociedad. Reconocer esta situación nos plantea la necesidad de actualizar las categorías que nos ayudan a entender, para transformar, nuestra realidad.
Referencias bibliográficas
Hinkelammert, F. (1999). El huracán de la globalización: la exclusión y la destrucción del medio ambiente vistos desde la teoría de la dependencia. El huracán de la globalización. San José, Costa Rica: DEI.
Hinkelammert, F. (2021). La crítica de las ideologías frente a la crítica de la religión. Buenos Aires: CLACSO. Recuperado el 19 de mayo de 2021, de http://
Fromm, E. (2016). Ética y psicoanálisis. (26ª reimp.). México: Fondo de Cultura Económica.
Fromm, E. (2019). ¿Tener o ser? (2ª ed.). México: Fondo de Cultura Económica.
Marx, C. (2019). El Capital. (35ª reimp., Tomo I, Vol1, Libro primero). México: Siglo XXI editores.
Marx, C. y Engels, F. (1973). Tesis sobre Feurebach. En C. Marx F. Engels. Obras escogidas en Tres Tomos(pp. 7-10). URSS: Progreso.
Robinson, W. (2013). Una teoría sobre el capitalismo global. Producción, clase y Estado en un mundo trasnacional. México: Siglo XXI Editores.
L. Carolina Hernández Calvario es profesora Investigadora en el Departamento de Economía de la UAM unidad Iztapalapa. Correo Electrónico: hernandezcalvariol.carolina@gmail.com.
[1] Y la mujer, añado.
[2] Para la autora, la economía política es la verdadera ciencia económica. Y los mayores desarrollos teóricos se han dado con los autores que reflexionan desde la crítica a la economía política.