MIGUEL ÁNGEL VELASCO, UNA SÍNTESIS DE SU TRAYECTORIA REVOLUCIONARIA

Antes de que irrumpiera la pandemia, a inicios de 2020, en el INAH se presentó  una autobiografía de Miguel Ángel Velasco (MAV) con el título La vida de un comunista. No se trata propiamente de una autobiografía que MAV hubiera escrito con ese propósito, pues es una recopilación de notas, escritos y audios de diferentes etapas de este incansable luchador social. Por mi parte, intentaré hacer una semblanza compendiando mi relación con MAV. Lo conocí en los años setenta, en reuniones de diversas agrupaciones de la izquierda que se planteaban conseguir la unidad orgánica de la izquierda de esos tiempos. Me impresionó la claridad y contundencia de sus planteamientos, y la vitalidad con que los hacía, con un nerviosismo gestual y enjundia que, junto con su estatura, justificaban el apodo de  Ratón VelascoPosteriormente me fue compartiendo muchos de los escritos de su archivo que fueron la base de la elaboración de dos de mis libros, En busca de la convergencia, editado a inicios de los noventa por el CIESAS, y Por una alternativa a la inequidad, editado a mediados de los noventa por la Universidad de Guadalajara. Colaboré intensamente con él en el primer lustro de los ochenta. Juntos organizamos un libro que seleccionaba sus  principales escritos sobre luchas campesinas, obreras y partidistas. No obstante fue obstaculizado por un funcionario partidista que pretendía distanciarse de su pasado comunista para abrazar las modas de las tendencias eurocomunistas que coqueteaban con el neoliberalismo.  Fue una especie de censura.

El Ratón Velasco me narraba anécdotas de su infancia en Xalapa donde había nacido a inicios del siglo XX. Siendo muy joven trabajó como panadero y fue cofundador de la Unión Gremial de Obreros Panaderos de Xalapa, en la que fue su secretario general. Apoyó el movimiento inquilinario, compuesto principalmente por mujeres, que brotó en Veracruz en 1922. Un año después se unió a la guerrilla de Jilotepec que se opuso a la rebelión delahuertista. Esto lo impulsó a llegar a ser escolta del General revolucionario Heriberto Jara. También  en 1924 fue  cofundador de la Federación Obreros Panaderos de Veracruz, y al año siguiente impulsó la Federación de Sindicatos Obreros y Campesinos de Córdoba. A inicios del segundo lustro de los veinte entró al Partido Comunista Mexicano (PCM) y fue parte de su Comité Central. Ahí conoció y apreció a Julio Antonio Mella. Siendo comunista participó en la creación de la Liga Campesina. A mediados de ese lustro fue integrante del movimiento en contra de la ejecución en Estados Unidos de los anarquistas Sacco y Vanzetti. Su internacionalismo lo llevó a trabajar con el Frente manos Fuera de Nicaragua. Estuvo muy activo en el Comité de Defensa Proletaria, y a finales de esa década fue miembro importante tanto del Bloque Obrero y Campesino Nacional, como de la Confederación Sindical Unitaria de México. A inicios de los años treinta fue uno de los reorganizadores de la Cámara de Trabajo Unitaria de Nuevo León. Por sus actividades como comunista sufrió la prisión en las Islas Marías. Al salir libre, volvió a la intensa actividad revolucionaria, y trabajó en la organización  de los peones de las haciendas de Lombardía y Nueva Italia en Michoacán,  donde encabezó la huelga que consiguió su primer contrato colectivo de trabajo. A mediados de los treinta luchó en el Frente Popular Antimperialista. Fue delegado mexicano ante el Congreso Antiguerrero celebrado en Uruguay. El dictador de ese tiempo lo mandó detener y deportar. Después fue enviado a Venezuela para tratar de resolver la crisis del Partido Comunista en ese país, donde también fue detenido, recluido en una isla y después deportado. Representó a la Confederación Sindical Unitaria en la formación del Comité Nacional de Defensa Proletaria y fue uno de los constructores de de la CTM, en la que estando en su primer Comité Nacional, recibió el apoyo de los grandes sindicatos industriales para que ocupara el cargo de Secretario de Organización de la entonces combativa CTM, cosa que no se logró debido a las maniobras de Fidel Velazquez quien encabezaba a los llamados 5 lobitos. En su afán de unificar las luchas de los trabajadores, renunció a ocupar ese importante puesto. En la prensa comunista fue también un activo articulista. Escribió importantes análisis de la reforma agraria, de la producción agrícola, y en torno a la administración obrera en las empresas. A inicios de los cuarenta fue director del periódico del PCM La Voz de México.

Pero en 1943 por defender a  Hernán Laborde y a Valentín Campa fue expulsado de ese partido.  MAV protestaba en contra de la intervención de los comunistas extranjeros argumentando que desconocían los problemas del país,y solicitaba que el PCM resolviera sus propios problemas, encaminando el examen de la causa de la crisis del partido hacia la línea política incompleta y a su falta de aplicación. Las posturas de independencia intelectual frente a la dirección foránea despertaron mayores hostilidades en contra de MAV. En este contexto escribió: «Nada hay en mi pasado, que he revisado cuidadosamente, de lo que pueda avergonzarme o de que puedan avergonzarse mis amigos, mis compañeros, mis hijos o mi Partido». Los disidentes celebraron una asamblea para elegir a la comisión del D.F., la cual convocó a una amplia asamblea para los días 18 y 19 de diciembre de ese año. Ángel Olivo tuvo a su cargo el informe central. Hubo además otros dos informes, el de Ramírez y Ramírez acerca de la participación de México en la guerra, y el de Miguel Ángel Velasco quien hizo una presentación de los problemas económicos de las masas del pueblo de México. En esa asamblea se examinaron las tareas organizativas del movimiento que estaba en marcha.  MAV pasó a formar grupo con Laborde y Campa. 

A principios de 1945 estaba funcionando el Círculo de Acción con el nombre de José María Morelos encabezado por Hernán Laborde, Valentín Campa, Luis Chávez Orozco y MAV. El Morelos se tuvo que reorganizar. Campa quedó como presidente, y Velasco al frente de la secretaría de organización. Este colectivo después derivó en el que asumió el nombre de Acción Socialista Unificada donde  MAV se desempeñó como secretario de actas y acuerdos. Hubo acercamientos con otros grupos y se fundó la revista Noviembre en cuyo consejo de redacción estaba MAV. Se quería formar un partido unitario de los comunistas. Esto derivó en la fundación del Partido Obrero Campesino Mexicano (POCM) a mediados del siglo XX. En 1947 participó en la Mesa Redonda de los Marxistas. 

A mediados de los cincuenta MAV fue llevado  junto con otros ante el Procurador General de la República con la acusación de que querían alterar el orden. En 1958 hubo unidad de acción entre el POCM y el PC, pero no se consiguió su unidad orgánica. Con la fuerte represión contra el movimiento ferrocarrilero, donde fueron encarcelados dirigentes que pertenecían al POCM se produjo una fuerte crisis interna en el POCM. MAV intervenía continuamente para recomponerlo exhortando a dejar posturas dogmáticas.   

Fue integrante del Movimiento de Liberación Nacional a principios de los sesenta. Cuando el Partido Popular decidió hacerse Socialista el POCM exploró la posibilidad de fusionarse con el partido lombardista. En la redacción de los documentos del PPS intervinieron activamente miembros  provenientes del POCM. En la Declaración de Principios participó MAV, quien también fue incorporado en el Comité Central de ese nuevo partido. Quienes habían sido del POCM fueron un núcleo muy dinámico en ese partido hasta la muerte de Lombardo. Pero cuando los viejos militantes del PP se hicieron de la dirección expulsaron a los que habían sido del POCM, porque sus planteamientos revolucionarios molestaban a quienes querían seguir apoyando al gobierno priista. 

En los años setenta MAV promovió  la fundación del Movimiento de Acción y Unidad Socialista (MAUS), y siguió luchando porque se lograra un nuevo partido de izquierda que defendiera la vía mexicana al socialismo. Fue Secretario General de esa organización. El MAUS intervino en las discusiones de la Reforma Política de finales de esa década y consiguió cumplir los requisitos para que se le reconociera como Asociación Política Nacional. En las elecciones de 1979 hizo coalición con el PC. Posteriormente estuvo muy activo en la creación del Partido Socialista Unificado de México. MAV también fue cofundador del Partido Mexicano Socialista, estuvo de acuerdo en que se apoyara la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas, y después del gran fraude de Salinas, siguió impulsando la unidad de la izquierda que se fraguó a finales de los ochenta en el Partido de la Revolución Democrática PRD el cual representó a la izquierda un buen tramo hasta que a inicios de la tercera década del siglo XXI se hizo aliado subordinado de la derecha, y solicitó el intervencionismo de una OEA, agresivo instrumento de los intereses estadounidenses.Desde finales de los años setenta del siglo pasado,  cuando me encontraba analizando a uno de los partidos de izquierda que había logrado su registro con la Reforma Política, vi la necesidad de hacer indagaciones acerca de agrupamientos partidarios de anteriores décadas. Realicé muchas entrevistas con MAV quien en  1981 fue destacado promotor y  cofundador  del Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista en donde se encuentra su archivo, e impulsor de su revista Memoria. MAV era un respetado representante de una izquierda combativa, popular y promotor de la construcción de un socialismo democrático. Había apoyado los movimientos obreros, campesinos y de los de abajo. Fue parte del movimiento ferrocarrilero de finales de los cincuenta. Estuvo a favor del movimiento de médicos y de los estudiantes en los sesenta. Se opuso a la invasión soviética de Checoslovaquia. Fue figura destacada en todos los intentos de unidad de la izquierda. Luchó contra la legislación penal de los llamados delitos de disolución social, y apoyó la lucha por la libertad de los presos políticos. Propugnó que se elevaran los ingresos de las masas trabajadoras,  y que se limitaran las exhorbitantes utilidades de los bancos. Se pronunció por la nacionalización del crédito y de las ramas fundamentales de la industria (siderurgia, fundición de los metales no ferrosos, azufres, teléfonos, azúcar, etc.). Estaba por la creación de empresas estatales para la explotación de recursos naturales vitales, por la participación de los obreros en las empresas nacionalizadas, por la aplicación a fondo de la reforma agraria, por la aplicación de una reforma fiscal radical. Defendía una profunda modificación de las estructuras políticas, sociales y económicas vigentes. Se pronunció contra  todas las ofensivas reaccionarias. Fue insistente en la necesidad de una efectiva democratización del país. En sus análisis se refería a la dominación imperialista, al crecimiento del desempleo, al ahondamiento de la brecha entre entre salarios y utilidades, al alza desenfrenada de precios, a la concentración de la riqueza, al aumento del endeudamiento externo, al déficit crónico de la balanza comercial. No se quedaba en esos rubros y ahondaba haciendo ver que ese conjunto tenía que ver con modelo capitalista, y que su solución no podría ser dentro de esa vía. Para aplicar un modelo alternativo se requerían medidas enérgicas. Se pronunciaba y ponía todo su esfuerzo en la creación de un verdadero partido revolucionario. En el sexenio de López Portillo cuando se abrió la posibilidad de una nueva reforma política, MAV recordaba los cambios que introducía en el capitalismo la nueva revolución técnica y científica. Examinaba las nuevas formas de dominación del imperialismo representadas por los gigantescos monopolios supranacionales. Criticó que la nueva reforma política se limitara sólo a lo electoral y planteaba que se necesitaba una reforma democrática de fondo. Veía la ofensiva fascista del lado del gran capital financiero. Estudiaba la coyuntura de esa reforma que podía abrir camino hacia una vida democrática y la independencia del país, por la lucha de los trabajadores del campo y de la ciudad, o quedarse en un capitalismo subdesarrollado, dependiente del imperialismo yanqui. Había que luchar por la nacionalización de la economía. Contra la concentración y centralización del poder y del paternalismo político habría que buscar la construcción de una estructura política independiente. La reforma no podía quedar en reconocimiento de nuevos partidos y un maquillaje electoral, sino debía incluir una democracia sindical. MAV reafirmaba su internacionalismo. Había que luchar no sólo por la justicia y la libertad para el pueblo mexicano, sino también para todos los pueblos. Insistía en que se buscaba un internacionalismo de clase. Planteaba que la educación debía ser democrática y al alcance de todos, y que además expresara un contenido social e histórico. Estaba por la reorganización de las universidades, por una redistribución regional educativa. Afirmaba que México era pluricultural y defendía los derechos de los pueblos indígenas. Fue cuidadoso de propiciar la organización. Lamentaba que los cambios políticos se habían reducido  a cuestiones electorales, y ni siquiera en ese punto habían erradicado los fraudes. Hacía ver que la democracia no podía limitarse al ámbito comicial. Estudiaba las razones por las que el aumento del descontento popular no tenía traducción en los votos. Siempre se pronunció por cambios de fondo que incluyeran la democratización de toda la vida económica, política y social del país. Era partidario del auténtico municipio libre. Estuvo en contra del genocidio en Centroamérica. Denunciaba los asesinatos y encarcelamiento de profesores y de padres de familia opositores a la burocracia sindical en México. Siempre se opuso a las medidas represivas gubernamentales. En cuanto a la política petrolera estaba a favor de la racionalización de los energéticos, y criticaba la política de subsidios a la iniciativa privada. Se opuso a que Pemex contratara la exploración y perforación con empresas extranjeras. Levantó la voz contra la arrogancia de Pemex contra los campesinos. Impulsaba la lucha de los trabajadores del campo y de la ciudad por alcanzar una vida digna. Por todos los medios buscó y contribuyó a la unidad de la izquierda. Insistía en que esa izquierda debía ganar las mentes  de las masas trabajadoras para poder construir el socialismo en México. Había que luchar por la eliminación del sistema capitalista para lo cual era estratégico un régimen de democracia-nacional-popular-revolucionaria. Se opuso férreamente al neoliberalismo. Propiciaba la discusión como elemento central para examinar los problemas y tomar acuerdos colectivos. Preparaba cuidadosamente documentos que abrieran esa discusión. Una vez que ésta se daba totalmente, se podía llegar a conclusiones que todos debían asumir. Impulsaba una interpretación colectiva que daba legitimidad a los acuerdos. Siempre fue partidario de pensar por cabeza propia, y no supeditarse a consignas impuestas. Fue un impulsor de la crítica hacia afuera y al interior de las organizaciones de izquierda. Estaba convencido de las potencialidades de la creación de un socialismo autóctono, y no estatal, sino social. Sabía que el socialismo real había caído en crisis, pero eso no cerraba las puertas a un socialismo desde abajo, y profundamente democrático. Hacía ver que era una gran falsedad y dogma el que el mercado fuera el organizador de la sociedad. Crecía el número de víctimas del mercado, que era incapaz de resolver los problemas de las grandes injusticias. MAV también se fue abriendo a los planteamientos  del cuidado ecológico del planeta. Hacía lo que estaba a su alcance para que el pueblo perdiera sus utopías. Aunque era promotor de la unidad, también aquilataba la pluralidad, y la convergencia para poder variar la correlación de fuerzas en beneficio de los intereses mayoritarios del pueblo. MAV murió antes del cambio de siglo. En el adiós que le escribió Elena Ponatiowska dijo que era “dulce y alegre como el pan que hacía, en los ademanes y en el rostro del Ratón Velasco había travesura. Escuchaba con paciencia, no sin un dejo de ironía en sus ojos alertas y oscuros. Reía con todos sus dientes. No hacía aspavientos ni entraba partiendo plaza. Guardó siempre un enorme pudor, como muchos hombres de izquierda de su época, que se la pasaron haciéndose menos. (…). Lo querían sus compañeros, incluso los anticomunistas (…), con Miguel Angel Velasco desaparece toda una época de la izquierda mexicana dispuesta a dar la vida por un ideal” (https://www.jornada.com.mx/1999/10/26/cul3.html).Fue un revolucionario del siglo XX, abierto a los movimientos que contribuían al cambio social, el cual necesita gran dosis de auténtica democracia. Estoy seguro de que si viviera en estos tiempos estaría en las filas de los defensores de la naturaleza, en contra de los despojos a los pueblos originarios y reforzaría las filas anticapitalistas, anticolonialistas y también las antipatriarcales.