ALIANZAS POLÍTICAS Y DIVERSIDAD CULTURAL. LA BATALLA POR MÉXICO-TENOCHTITLAN

Un misterio aparente envolvió y sigue envolviendo la conquista del centro de México; ¿por qué esta victoria fulgurante de unos cientos de europeos frente a la superioridad numérica de los mexicas que además están luchando en su propio terreno? William Prescott en una obra sobresaliente de 1843, tres años antes de la guerra mexicano-estadounidense, sobre la conquista, señala: “Entre los notables triunfos de los españoles en el siglo XVI, no hay ninguno más llamativo para la imaginación que la conquista de México. La subversión de un gran imperio -continua Prescott- por un puñado de aventureros, tomada con todos sus extraños y pintorescos acompañamientos, tiene el aire del romance más que de la historia sobria…”. En 1991, casi siglo y medio después, Tzvetan Todorov en su sugerente libro La conquista de América, el problema del otropreguntaba “¿Cómo explicar que Cortés a la cabeza de algunos centenares de hombres, haya logrado apoderarse del reino de Moctezuma que disponía de varios cientos de miles de guerreros?”.[1] Con el tiempo el misterio se transformó como dice Marialba Pastor en un mito que ha sido construido y conservado durante siglos.[2] Esa afirmación está basada en una falacia mayor que a su vez responde a la influencia de un eufemismo ampliamente difundido “la conquista de México es la historia, de un encuentro entre la civilización y la barbarie con su inevitable desenlace”[3]: La victoria de la civilización y la derrota de la barbarie.

Pero eso nunca sucedió ni podía haber sucedido. Partiendo de una visión pragmática o de un cálculo militar simple, setecientos hombres no pueden poner un sitio anfibio a una ciudad lacustre de 300 mil habitantes, con una superficie de 15.3 km2, dueña de una flota de 80 mil canoas, poblada con guerreros experimentados y dispuestos a luchar y defenderla hasta la muerte. El asedio es ante todo un bloqueo militar que impide el abastecimiento y el ingreso de refuerzos desde afuera. Aun cuando México-Tenochtitlan no contaba con murallas defensivas, técnicamente la ciudad podía ser abastecida por agua en todas las direcciones gracias a su flota y sus múltiples relaciones con los pueblos del complejo del lago. México-Tenochtitlan una isla, tenía un ingreso limitado por tierra firme. Hacia el sur, la calzada de Iztapalapa, que según los conquistadores media dos leguas de largo (unos 10 kilómetros) conectando con los pueblos de las chinampas. Al norte la calzada del Tepeyac conectaba a la ciudad con dicha población. Por último la calzada de Tlacopan (Tacuba) mucho más corta, conectaba a Tenochtitlan con la capital de uno de los aliados de la Triple Alianza. Las calzadas tenían unos diez metros de ancho y numerosos cortes sobre los cuales había puentes removibles. Los mexicas podían defenderlas con pocos hombres. El sitio tuvo un carácter más anfibio que terrestre, planteó ciertas exigencias que los setecientos conquistadores no podían simple y llanamente cumplir por razones físicas. Nunca hubo como supone Todorov una acción en que “Cortés a la cabeza de algunos centenares de hombres, haya logrado apoderarse del reino de Moctezuma”. Fue necesaria la participación masiva de los pueblos indígenas en una Gran Alianza para destruir el poder del imperio mexica. La caída de México-Tenochtitlan fue obra de grandes ejércitos indígenas con la participación destacada de los conquistadores españoles y la dirección astuta y audaz de Hernán Cortés que al final se apodera de todos los efectos de la victoria para instaurar el poder de la Corona y el sistema colonial.

Cuando el miércoles 26 de diciembre de 1520, antes de comenzar el sitio de México-Tenochtitlan, en la plaza del teocalli mayor de Tlaxcala, Cortés pasó revista a las tropas españolas. Estas comprendían, según Bernal Díaz, 84 de a caballo, 650 soldados de espada, rodela y lanzas y 194 ballesteros y escopeteros además de un pequeño cuerpo de artilleros. El siguiente día hizo lo mismo con las fuerzas aliadas indígenas. El contingente más numeroso era el de los tlaxcaltecas. Hay muchas versiones sobre su número, que varía entre 60 y 80 mil hombres. Otros autores calculan que junto a los de Cholula, Huejotzingo y Totonacapan, eran 110 mil. Cortés mismo habla de 150 mil. Podemos decir, sin exagerar, que el peso principal de las batallas recayó en los indígenas tlaxcaltecas, texcocanos, huejotzincas, cholultecas y otros. Además deben tomarse en cuenta la importancia logística de los miles de tamemes encargados del transporte así como los campesinos que posibilitaron el abastecimiento de alimentos para ese gran ejército. Para dar idea de la magnitud del sitio de México-Tenochtitlan recordemos que en el sitio de Constantinopla por los otomanos en 1453, que cambió la historia de Europa, el ejército del sultán Mehmet II que tomó la ciudad, era de solo 80 mil hombres.

Es evidente que por cada uno de los españoles había no menos de ciento cincuenta mesoamericanos. Los destacamentos indígenas de la Gran Alianza Antimexica participaron en todas las operaciones bajo la dirección de sus propios jefes y se distinguieron en varias ocasiones. ¿Quién venció a los mexicas? La Gran Alianza Antimexica. Una pregunta más compleja es ¿Cuál fue el papel de los españoles y especialmente de Cortés en ese trance? Los españoles aportaron ventajas técnicas: en primer lugar los trece bergantines que influyeron decisivamente en las batallas sobre el agua; estos tenían dos palos, poco calado y fondo plano. A la acción de las velas se sumaba la de los remos. Esas características los hacían idóneos para navegar por la laguna. La nave capitana tenía unos veinte metros de eslora, y los otros una longitud de unos diecisiete metros.[4] Contaban cada uno con una tripulación de 25 españoles y un cañón; las armas blancas más duraderas y eficaces, sobre todo las espadas de acero de Toledo de punta y corte; a veces los caballos y sobre todo la destreza para manejar todas ellas así como la experiencia europea de los sitios. Eso los convirtió en tropas especiales. Cortés fue el estratega general y dirigente carismático principal de la gran guerra, de un prestigio creciente y al final arrollador. Su figura concentró el poder que antes pertenecía al Huey Tlatoani mexica. Junto a él había varios dirigentes indígenas que influyeron con sus opiniones.

Para comprender el origen y el proceso de formación de la alianza, siguiendo a Le Goff[5] diremos que no siempre es bueno cortar la historia en rebanadas. Hay que contemplar tanto las rupturas como las continuidades. Para eso es necesario retroceder a la historia prehispánica, principalmente en su último siglo. En todo el periodo posclásico la guerra era un estado de cosas, una manera de ser de las sociedades tributarias de Estados militaristas del Anáhuac.

El pueblo mexica era un pueblo eminentemente guerrero. Cada año combinaba las labores agrícolas con las expediciones militares. Los mexicas exigían a los pueblos sometidos tributo, trabajo masivo, apoyo en sus expediciones guerreras y víctimas para los sacrificios. Además había pueblos que no lograron someter, como los Tlaxcaltecas y Chalcas, pero con los cuales tuvieron varias guerras floridas (de desgaste). El imperio mexica en proceso de consolidación estaba basado en el miedo que debía ratificarse cada año con éxitos que inspiraran terror. La conciencia social de los indígenas no cambió por encanto con la llegada de los españoles. La contradicción principal entre imperio mexica militarista y las múltiples ciudades-Estado del Anáhuac siguió dominando el imaginario de los pueblos originarios después de la llegada de los españoles.Las condiciones que dieron lugar a la Gran Alianza Antimexica se fraguaron durante las últimas décadas del periodo posclásico, concretamente entre 1428 y 1521, el periodo durante el cual se fundó y creció territorialmente el imperio mexica.

Irónicamente la lucha por la libertad de los pueblos dominados por el imperio mexica y la empresa colonialista de los españoles coincidieron y se sobrepusieron en un momento crucial. En la historia frecuentemente se dan casualidades epocales, así en el mismo año de 1492 en España se dio la toma de Granada último baluarte de los moros, el descubrimiento de América, la expulsión de los judíos y la primera gramática moderna del idioma español, la de Nebrija. Solo la suma de pueblos en lo que fue la Gran Alianza Antimexica, pudo acometer la tarea de sitiar y tomar México-Tenochtitlan. Una alianza contra natura, la Gran Alianza fue una unión de contrarios. Al principio se sumaron los pueblos de Cempoala, Tlaxcala, Huejotzingo, Cholula, Chalco y luego Texcoco factor decisivo en ella; al final incluso los pueblos de las chinampas, Xochimilco, Churubusco, Mexicaltzingo, Mixquic, Cuitláhuac, Iztapalapa y Coyoacán se sumaron a sus filas.

La guerra entre los mexicas y sus asociados y la Gran Alianza duró trece meses de agosto de 1520 a agosto de 1521. Más de un año de acciones militares ininterrumpidas. Durante los primeros diez meses Cortés y sus aliados se dedicaron a derrotar y/o convencer a todos los pueblos aliados de los mexicas para cambiar de bando y derrotar a las guarniciones de estos en los diferentes altepetl de la meseta central. Cortés dividió sus fuerzas en varios destacamentos en los que siempre los guerreros indígenas participaban en un número muy superior al de los españoles. Así por ejemplo, primero fue Tepeaca que tenía una posición estratégica entre Tlaxcala y Veracruz para asegurar la comunicación con el puerto. Clavijero señala la presencia de 6 mil flecheros tlaxcaltecas y 420 españoles. Luego fue Huaquechula en donde Cuitláhuac había mandado una guarnición de 30 mil hombres. En dicha campaña participaron 30 mil tlaxcaltecas y 213 españoles.[6]El sitio de la ciudad de México-Tenochtitlan propiamente dicho duró tres meses, lo doble que el sitio histórico de Constantinopla en 1453. Los mexicas rechazaron todas las propuestas de rendición negociada fundados en los nefastos recuerdos de la época conciliadora de Moctezuma. Su defensa fue resuelta, heroica e inteligente. Todos pelearon, hombres, mujeres y adolescentes de todas las clases, hasta la muerte. Obtuvieron unas cuantas victorias y en un momento decisivo lograron que los guerreros de varias naciones indígenas abandonaran el sitio. Pero la estrategia de Cortés y los jefes aliados prevaleció y poco a poco la ciudad fue cayendo en sus manos. La última resistencia se dio en Tlatelolco y el 13 de agosto de 1521 la ciudad cayó y su líder Cuauhtémoc fue hecho prisionero. Pero el ejemplo de esa resistencia inspiraría a muchos pueblos originarios, durante toda la colonia e incluso más tarde en el México independiente.


[1] Tzvetan Todorov, La Conquista de América. El problema del otro, México, Siglo XXI Editores, 1991, p. 59.

[2] Marialba Pastor, “En torno a la construcción y conservación del mito de la Conquista de México”, en Revista de Historia e Interdisciplina, Numero 6, enero-junio, 2019, pp. 41-54.

[3] Restall, Matthew. Cuando Moctezuma conoció a Cortés (Spanish Edition) (Posición en Kindle 946-947).

[4] Vélez, Iván. La conquista de México (Historia) (Spanish Edition) (p. 193). LA ESFERA DE LOS LIBROS, S.L. Edición de Kindle.

[5] Jacques Le Goff, 2016, ¿Realmente es necesario cortar la historia en rebanadas?, México, Fondo de Cultura económica.

[6] Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera…op. cit., p. 272.