Resumen: La “acumulación» es un concepto crucial en la teoría del capital de Marx. Después de la forma de valor, es la parte que sufrió los cambios más significativos en las diferentes redacciones de su obra, ya que juega un papel crucial en su estructura general. Su función es uno de los puntos clave para pensar la continuidad/discontinuidad entre los diferentes niveles de abstracción de la teoría. En este ensayo, intentaremos mostrar este desarrollo y explicar su significado más general.
Palabras clave: Acumulación; Capital; Marx-Engels-Gesamtausgabe; Capital en general; Niveles de abstracción.
- Introducción
La acumulación en la estructura teórica del capital constituye un nudo fundamental, sin el cual todo el sistema no se sostendría. No es casualidad que, quizá sólo después de la forma de valor, sea una de las partes que más veces ha sido reelaborada a medida que se ha ido definiendo el marco. Sin embargo, comparada con la forma valor, situada ésta siempre al principio de la obra, la acumulación fue cambiando de posición, se fuearticulando en más pasajes y secciones en los tres libros, hasta convertirse en la verdadera clave del desarrollo de la teoría de Marx y de sus cambios entre las distintas redacciones.
La razón por la que esta parte de la teoría es tan importante está relacionada con la metodología marxiana,eminentemente dialéctica. En esta perspectiva, en su propia articulación interna la acumulación debe producir como resultados propios lo que inicialmente eran sus presupuestos no puestos. Lograr esto significa producir los «presupuestos-puestos»[1]: sólo a través de esto el capital puede ser realmente un proceso, es decir, moverse de sí mismo para ponerse a sí mismo. Este modo de proceder por el cual la teoría, por así decirlo, vuelve sobre sí misma dándose su propio fundamento está, en opinión de Marx, conectada con otro tema que podría parecer que se mueve en dirección opuesta; es decir, esto plantea la cuestión de los «límites de la dialéctica» y, de manera más general, de la concepción materialista de la historia. De hecho, Marx pretende mostrar cómo el modo de producción capitalista tenga un punto de partida inicialmente no puesto por él mismo, para argumentar no sea posible un curso histórico universal a priori; las leyes de la dialéctica teorizan las relaciones de producción actuales en virtud de su lógica intrínseca que está históricamente determinada y no puede ser generalizada en abstracto: no puede extenderse como tal a otros modos de producción, los cuales deben ser reconstruidos sobre la base de su propia lógica. Esto plantea en términos radicales la discontinuidad, por otro lado, presenta el riesgo teórico de tener una teoría siempre deficiente en la medida en que depende de elementos exógenos, por lo cual en cualquier momento su coherencia podría desaparecer alomitir tales elementos exógenos. El presupuesto-puesto del que se habló anteriormente obvia este problema: gracias a él la teoría puede moverse por sí misma. La cuestión que se plantea, por tanto, no sólo es estructural en el contexto de la teoría del modo de producción capitalista, sino que también tiene un importante valor metodológico. No es casualidad que esta cuestión haya sufrido la mayor cantidad de modificaciones y desarrollos en esta doble perspectiva.
Volviendo a la cuestión estructural, lo primero que cambió fue su posición y su articulación en los diferentes niveles de abstracción. La respuesta a esta pregunta es también la clave para entender cómo pasamos de los Grundrisse a El Capital, vexata quaestio del debate marxiano[2].
Parto del presupuesto, que no puede ser discutido aquí[3], según el cual sólo a partir de los Grundrisse Marx comienza realmente a desarrollar una teoría integral del capital. En los planos que elaboró en ese periodo, los tres niveles de abstracción de los que habla son Universalidad, Particularidad y Singularidad (U-P-S) que, evidentemente, remiten a la teoría hegeliana del juicio y el silogismo. Esta forma de proceder, un tanto esquemática, con la que se intenta organizar el discurso «económico» sobre la base de una articulación externa, muestra tanto limitaciones como méritos. Las limitaciones están relacionadas precisamente con esta exterioridad un tanto mecánica, que algunos quisieran que fuera dialéctica sólo en virtud de que Marx menciona las categorías hegelianas. En realidad, la aplicación externa es la menos dialéctica que se puede concebir, ya que el método dialéctico no es otra cosa que el despliegue de la cosa misma. La ventaja es que Marx utiliza estas categorías porque en ese momento sólo intuye la estructura dialéctica del capital y trata de ordenarla de alguna manera por ahora inadecuada. No se trata de una intuición al aire, sino precisamente para adecuar la estructura al contenido a exponer, procederá a los cambios que después se verificarán y que harán a la teoría dialécticamente más coherente.[4]
¿Qué se entiende por Universal-Particular-Singular? El «capital en general» –la Universalidad–, uno y todo al mismo tiempo, se desarrolla hasta poner la ganancia, para lo cual se divide en más de uno –genera su propio hijo–, se multiplica en muchos particulares (competencia). La Particularidad estudia la dinámica de estos múltiples capitales que, cada uno individualizado, en su propia acción particular dan existencia a las leyes universales previamente desarrolladas. La Singularidad es el particular que actúa como universal, es decir, un capital particular, la banca, se posiciona como representante de la forma más abstracta y universal del capital, el dinero que genera dinero de por sí, frente a los `capitales particulares operantes, que valorizan el capital en un sector determinado. Esta dinámica se articula en la sección sobre el crédito y el capital ficticio.
En este contexto brevemente esbozado, ¿dónde está la acumulación? Marx la pone inicialmente en la Particularidad, es decir, después de que el capital haya puesto la ganancia, después de que ha «dado la vuelta» y ha vuelto a su propio fundamento, esto es, incluso después de la circulación. Aquí le parece posible pensar este proceso sin poner las condiciones para la reproducción del capital, sin mostrar cómo éste crea material y formalmente sus propios presupuestos no una vez (lo que podría ser accidental ya que parte de presupuestos no puestos), sino sistemáticamente. Es decir: cree poder hacer esto sin incluir a la acumulación.
El tratamiento en los Grundrisse no va más allá de la Universalidad o del Capital en general. Evidentemente, hay otros temas, pero no forman parte de la exposición orgánica y se añaden sin un orden preciso junto a la línea argumental general que no va más allá de los límites mencionados. Dicho todo esto, la cuestión que se plantea es si el capital puede poner sus propios presupuestos sin la teoría de la acumulación. La respuesta creo sólo pueda ser no, porque si no se piensan las condiciones no sólo de la producción, sino también de la reproducción del capital, no es posible determinarlo como un proceso, como algo que no necesite regularmente elementos externos para fundamentarse. En realidad, Marx había hablado de la acumulación en los Grundrisse, pero de la «original», es decir, de aquella que ponía los presupuestos no puestos por el capital; evidentemente, ésta no podía ser suficiente para la teorización del proceso. Precisamente por esta razón, Marx, progresivamente, comienza a distinguir gradualmente la acumulación originaria de la acumulación capitalista propiamente dicha y a insertar, al principio de manera ocasional y luego cada vez más conscientemente, elementos de la misma en el punto justo, es decir, antes de la relación capital-ganancia, resultado del Capital en general. Como se ha dicho, el tema está conectado con un debate clásico sobre el pasaje de los Grundrisse al Capital y del Capital en general a la Competencia, y que luego se desarrolló con Rosdolsky y otros a los que no es posible referirse aquí. Permítanme referirme a mis otras discusiones sobre el tema.[5]
Veamos algunos de los planes de Marx mencionados anteriormente.
A. Introducción a los Grundrisse (Marx 1976-81, 43; trad. it. 36-37) |
Las determinaciones generales abstractas que como tales son comunes a más o menos todas las formas de sociedad. Las categorías que constituyen la estructura interna de la sociedad burguesa y sobre las que descansan las clases fundamentales. Capital, trabajo asalariado, propiedad de la tierra. Su relación recíproca. Ciudad y campo. Las tres grandes clases sociales. Intercambio entre ellas. Circulación. Crédito (privado). Síntesis de la sociedad burguesa en la forma del Estado. Considerada en relación a sí misma. Las clases «improductivas». Los impuestos. Débito del Estado. Crédito público. La población. Las colonias. Emigración. Relaciones internacionales de la producción. División internacional del trabajo. Intercambio internacional. Exportaciones e importaciones. Tipo de cambio. El mercado mundial y la crisis. |
B. Grundrisse (Marx 1976-81, 187; trad. it. 240-241) |
I. Concepto general de «capital»; Particularidad del capital: capital circulante, capital fijo (capital como medio de subsistencia, como materia prima, como instrumento de trabajo). Capital como dinero. |
II.Cantidad de capital. Acumulación.El capital medido sobre sí mismo. Ganancia. Interés. Valor del capital: es decir, capital distinto de sí mismo como capital y ganancia. La circulación de los capitales. Intercambio de capital por capital, Intercambio de capital por renta. Capital y precios. Competencia de los capitales. Concentración de los capitales. |
III. El capital como crédito. |
IV. El capital como capital accionario. |
V. El capital como mercado monetario. |
VI. El capital como fuente de la riqueza. El capitalista. |
C. Grundrisse (Marx 1976-81, 199; trad. it. 256-257) |
Capital: I. Generalidad Origen del capital a partir del dinero Capital y trabajo (que se media a través del trabajo de otros) Los elementos del capital, analizado según la relación con el trabajo (producto, materia prima. Instrumento de trabajo). Particularización del capital: capital circulante, capital fijo. Circulación del capital Singularidad del capital: capital y ganancia. Capital e interés. El capital como valor, distinto de sí mismo en cuanto interés y ganancia. |
II. Particularidad Acumulación de los capitales. Competencia de los capitales. Concentración de los capitales (diferencia cuantitativa del capital que es al mismo tiempo diferencia cualitativa, en cuanto medida de su magnitud y de su efecto). |
III. Singularidad El capital como crédito. El capital como capital accionario. El capital como mercado monetario. El capital como mercado monetario espuesto en su totalidad; allí éste es el determinante de los precios, empleador del trabajo, regulador de la producción, en una palabra: fuente de producción. |
D. Carta a Lassalle del 22 de febrero de 1858 (Marx, Engels 1973, 550-551) |
El capital (contiene algunos capítulos introductorios)[6]*Renta de la tierraTrabajo asalariadoEl EstadoMercado internacionalMercado mundial |
E. Carta a Lasalle del 11 de marzo de 1858 (Marx, Engels 1973, 553-554) |
El valor Dinero El capital en general (proceso de producción de capital, proceso de circulación del capital, unidad de ambos o capital y ganancia, interés). |
F. Carta a Engels del 2 de abril de 1858 (Marx, Engels 1973, 312 y ss.) |
Subdivisión del Libro I sobre el capital: Capital en general La competencia, es decir, la acción recíproca de los muchos capitales. El crédito, donde, frente a los capitales individuales, el capital figura como elemento universal.El capital accionario, como la forma más perfecta (que traspasa en ell comunismo), junto con todas sus contradicciones. |
G. Índice del Urtext (Marx 1980, 3 ss.) |
I. Valor |
II. Dinero |
III. El capital en general |
Transición del dinero al capital: Proceso de producción del capital: Intercambio de capital con la capacidad de trabajarEl plusvalor absolutoEl plusvalor relativoLa acumulación originaria (presupuesto de la relación capital y trabajo asalariado) Inversión de la ley de apropiación El proceso de circulación del capital [índice interrumpido] |
H. Índice de 1859 (o 1861) (Marx 1980, 256 y ss.) | |
El proceso de producción del capital: | |
Transformación del dinero en capital: Pasaje Intercambio entre capital y fuerza de trabajo El proceso de trabajo El proceso de valorización | |
El plusvalor absoluto:Tiempo de trabajo absoluto y tiempo de trabajo necesario Plusvalor. Sobrepoblación. Tiempo de trabajo suplementarioPlusvalor y trabajo necesario | |
El plusvalor relativoCooperación de masas División del trabajo Máquinas | |
Acumulación originaria Plusproducto. Pluscapital El capital produce al trabajo asalariado La acumulación originariaConcentración de la fuerza de trabajo Plusvalor en las diferentes formas y mediante diferentes mediosNexo entre plusvalor relativo y absolutoMultiplicación de las ramas de la producción Población | |
Trabajo asalariado y capital Capital fuerza colectiva, civilización Reproducción del trabajador mediante el salario Superación espontánea de los límites de la producción capitalista. Tiempo disponible. El trabajo mismo transformado en trabajo social Economía efectiva. Ahorro del tiempo de trabajo, pero no en forma de oposiciónManifestación fenoménica [Erscheinung] de la ley de apropiación en la circulación simple de mercancías. Inversión de esta ley. |
I. Carta a Kugelmann del 13 de octubre de 1866 (Marx, Engels 1974, 534) |
Libro I: El proceso de producción del capital Libro II: El proceso de circulación del capital Libro III: Configuración del proceso global Libro IV: Para la historia de la teoría |
- La «acumulación» desde los «Grundrisse» al «Capital».
1. En el plan más elaborado de los Grundrisse (esquema C), la exposición de la competencia («particularidad del capital») forma parte de la misma esfera de la acumulación. En El capital, competencia y acumulación no forman parte del mismo tratamiento.
2. En el plan de los Grundrisse, la acumulación se encuentra, por tanto, después de la circulación y despuésde la transformación del capital en capital y ganancia. En El capital ésta se coloca antes tanto de la circulación como de la transformación del capital en capital y ganancia. Para comprender el desarrollo de la teoría es necesario explicar estos cambios.
Una cláusula fundamental de abstracción que caracteriza al Capital en general, y sin la cual no se puede entender en absoluto la articulación de la teoría general del capital y sus problemas, se refiere a la relación entre la oferta y la demanda. Porque aquí se supone que se verifican todos los intercambios posibles, es decir, que el problema de la realización simplemente se coloca entre paréntesis. Este es el significado de la frase «las mercancías se intercambian a sus valores». El objetivo de este supuesto es estudiar la pura dinámica formal de la estructura del capital, aunque verdaderamente es bien sabido que tarde o temprano esto tendrá que caer.
Comencemos a rastrear los cambios y transformaciones del concepto de «acumulación». Ya en el plan del 59 (o del 61 según la interpretación) encontramos dentro de «capital en general» un cuarto capítulo tituladoLa acumulación originaria con una serie de subcapítulos dedicados al Plusproducto. Pluscapital, El capital produce al trabajo asalariado, La Acumulación originaria, Concentración de la capacidad de trabajo, Plusvaloren diferentes formas y con diferentes medios, Población (ver Diagrama H). Es evidente aquí que Marx empezó a pensar en la ubicación del concepto de «acumulación» antes de llegar a la relación capital-ganancia. Ya en los Grundrisse, sin embargo, había una primera exposición de la acumulación inmediatamente después de la del concepto de «plusvalor relativo», en tanto que Marx, aunque indirectamente, estudiaba aquí los efectos de la reutilización del plusvalor producido en el proceso de producción anterior (cf. Marx (1976-1981, 294 y ss.). Una segunda y extensa reconsideración se tiene dentro del capítulo sobre la circulación del capital: aquí se hace una distinción entre la acumulación capitalista propiamente dicha y la acumulación originaria (Marx 1976-1981, 367 y ss.) y entre Pluscapital I y Pluscapital II (Marx 1976-1981, 365 y ss.). Todo esto había sido precedido por una primera formulación de la ley de la población (Marx 1976-1981, 306 y ss.; trad. it. 414 y ss.). Se trata claramente del contexto teórico de la futura séptima sección del libro I sobre la «acumulación». Según el plan de la época, todo esto debía tratarse más adelante, en la particularidad (véase el esquema C) de la exposición conceptual; en vez el desarrollo coherente de la teoría sobre la base de su lógica intrínseca mostró a Marx el carácter preliminar de la acumulación para teorizar el pasaje a «capital y ganancia»: Marx entiende aquí que sin acumulación no se puede tener el presupuesto/puesto.
Lo que fue anticipado en este manuscrito fue retomado en la última parte del Manuscrito 1861/63 (Marx 1976-80, 2243 y ss.). Aquí se tiene por primera vez el tratamiento combinado de la acumulación de capital individual con la reproducción social global; ésta la sigue directamente sin la circulación en medio. Este pasaje es decisivo, porque impone una nueva articulación de la relación «uno-múltiples»; la reproducción social global implica una pluralidad de capitales antes de que se pueda plantear la relación capital/ganancia, antes de que se pongan los presupuestos. Esto impone repensar la estructura del Capital en general como un mero uno/todo, antes de su articulación en muchos particulares. Los muchos parecen estar ya dentro del uno/todo («capital en general»). Procedamos por orden.
La estructura que encontramos en El capital (la obra) representa la solución final de esta serie de reconsideraciones. Aquí Marx llega a la conclusión de que no basta con pensar en la simple producción de capital y reproducción del capital singular (el genus uno y todo al mismo tiempo), como parecía inicialmente, sino también las condiciones de la reproducción de los múltiples. Se trata de exponer las formas de la continuidad de este proceso de producción del valor de uso a través del valor y del valor a través del valor de uso (la contradicción inmanente a la mercancía). La producción no puede ser otra cosa que un proceso que se repite continuamente, por tanto, reproducción[7] (Marx 1991, 506; trad. Ital. 621; Marx 1976-80, 2243).
Marx comienza estudiando las determinaciones formales que se desarrollan en la repetición simple del proceso a la misma escala (el plusvalor realizado por el capital es consumido íntegramente como ingreso por el capitalista, no se reinvierte). De este sencillo análisis, se desprenden dos puntos fundamentales para la lógica del proceso: 1) dentro de un determinado período el capital se compone enteramente de plusvaloracumulado (cf. Marx 1991, 509-510; trad. Ital. 624-625)[8]; b) la separación de fuerza de trabajo y de las condiciones objetivas del proceso de trabajo, una condición de partida no puesta por el modo de producción capitalista en su inicio ideal, es ahora producida por el propio sistema. No sólo se realiza el «producto», no sólo se realiza la «mercancía», sino que se produce el «capital», es decir, la propia relación de producción capitalista: el capital vs. al trabajo asalariado (cf. Marx 1991, 510 y ss.)[9]. El trabajador pertenece al capital incluso antes de que haya vendido su fuerza de trabajo.
La «escala ampliada» prevé que una parte del plusvalor producido se transforme en nuevo capital; esto se llama «acumulación». La plusvalía existe desde el principio como valor de una determinada parte del producto bruto; tan pronto como se transforma en dinero es indistinguible de otro valor en forma de dinero. Sin embargo, para que pueda ser transformado en capital es necesario que los elementos materiales necesarios estén disponibles en el mercado (Marx 1991, 520)[10]. demás de los elementos materiales, es necesaria la disponibilidad de nueva fuerza de trabajo; veremos cómo esta condición también es puesta por el propio capital. El proceso de producción pone todas estas condiciones de una manera que no podemos detallar aquí. Con esto, el capital parecería finalmente un presupuesto/puesto: todo lo que le era presupuesto es ahora su resultado. En realidad, por ahora, no es así: falta la relación con los «otros» actores de la reproducción social; por esa razón, el capital aún no está planteado, porque ni siquiera las condiciones abstractas de su existencia lo están. Los «otros» con los que el capital individual entra en relación, en realidad, aún no han sido incluidos en la discusión, y son esenciales para la reproducción del capital individual que hasta ahora se ha considerado.
- La relación capital/capitales y sus niveles de abstracción
¿Quiénes son los «otros» y por qué es necesario incluirlos? Hay dos argumentos fundamentales:
a) estamos en el mundo de la producción de «mercancías», la célula económica del capital (la forma que adopta el producto en este modo específico de producción). Esto implica productores autónomos e independientes (por lo tanto, tenemos multiplicidad desde el principio, es la condición de la sociedad mercantil). Incluso si no fueran capitalistas, tenderán a serlo debido a la dinámica de la acumulación: 1. el modo de producción capitalista se expande a más esferas; 2. crea nuevas esferas de producción; 3. a medida que se expande, se pasa de la subsunción formal a la subsunción real; 4. en cada esfera de la producción, la creación de capital procede de diferentes puntos de la superficie de la sociedad. Son los propietarios de mercancía y dinero, diferentes e independientes entre sí, quienes transforman este dinero en capital mediante el intercambio con la capacidad de trabajo, y así vuelven a transforman el plusvalor en capital, es decir, acumulan capital. Tiene lugar así la creación de diferentes capitales: aumenta el número de capitalistas y de capitales autónomos;
b) En segundo lugar, debe recordarse que si la producción tiene lugar enteramente en forma capitalista, esto no significa que toda se produzca por un solo capital, de hecho esto es imposible, nuevamente debido al carácter fundamental de la categoría «mercancía», que implica productores autónomos e independientes. Esta relación capital/capitales es remitida explícitamente por Marx a la dinámica de uno/múltiples y a las categorías de «atracción» y «repulsión» que recuerdan evidentemente a la lógica hegeliana del ser (cf. Marx 1976-1981, 353 ss. ss.; trad. it. 59-60)[11].
Los muchos son, por tanto, necesarios para la teorización de la reproducción del individual. Su interacción debe ser formalizada antes de entrar en el mundo de la competencia, estudiando la pura proporcionalidad formal y material mediante la cual puede tener lugar su producción y reproducción. En esencia, antes del capital y la ganancia. Sin esta parte de la teoría, el capital aún no puede poner sus presupuestos de manera adecuada y completa. En consecuencia, la acumulación no sólo es colocada ahora antes de la ganancia, sino que se divide en dos partes: (I) la del capital individual en el libro primero, (II) la de la sociedad en su conjunto al final del segundo.
Se ha dicho varias veces que Marx había previsto inicialmente la exposición del capítulo sobre la acumulación sólo después del tratamiento de la circulación y de la transformación del plusvalor en ganancia; en ese plan ésta quedaba fuera de la dimensión «general/universal» del capital; ésta se refería ya a la «particularidad». La exposición de la particularidad preveía que la acumulación fuese seguida precisamente por la competencia y la centralización (todavía llamada «concentración de los capitales»)[12]. Sin embargo, las conexiones lógicas cambian evidentemente si la acumulación precede a la ganancia y si se divide la exposición en dos partes, una que precede a la circulación (Acumulación I) y otra que la sigue (Acumulación II) (cf. Marx 1976-81, 326; trad. it. 17 y ss.).
A la luz de estos dos aspectos, parece que el proceso global de producción y circulación del capital es una conditio sine qua non para que la acumulación como tal tenga lugar de forma propiamente capitalista. Esto no está en contradicción con la noción de «generalidad»: con la Acumulación I tenemos el proceso del capital que se desplaza desde sí mismo y, al mismo tiempo, se pone como particular; en realidad, para que esto ocurra, desde el principio el capital debe mediar con otros sujetos de producción con los que se encuentra juntos (¡se producen mercancías!) y que tienden a convertirse también en capital: todos son momento constitutivo de una totalidad (todos ellos son un fin en sí mismo en la medida en que constituyen el medio de valorización para otro) (cf. Marx 1963, 353; trad. it. 370). La totalidad del concepto de «generalidad del capital» presupone, por tanto, este movimiento global, incluida la exposición pura de las interdependencias cuantitativas materiales de los capitales (cf. Marx 1963, 393; trad. it. 413). La competencia realiza la tendencia inmanente al capital, no la crea; el contenido de su movimiento consiste en este punto en las formas puras de la reproducción social global. Los múltiples capitales, por tanto, en su pura conexión formal/material, se sitúan dentro del capital en general, porque sin ellos no es posible pensar en la acumulación y, por tanto, en el devenir mismo del capital como una totalidad (es decir, considerando toda la reproducción social en forma capitalista).
Marx se da cuenta perfectamente del carácter preliminar de la Acumulación II en el Manuscrito 1861/63, donde afirma:
Aquí, además, hay que señalar que debemos exponer el proceso de circulación o el proceso de reproducción antes de haber expuesto el capital acabado – capital y ganancia- porque tenemos que exponer no sólo cómo el capital produce, sino cómo el capital es producido. El movimiento real, sin embargo, parte del capital existente -el movimiento real, es decir, el que se basa en la producción capitalista desarrollada, que parte de sí misma, que se presupone a sí misma. (Marx 1976-80, 1134; trad. it. 561)
Dejando de lado la cuestión de la redefinición del plan general de la teoría del capital, se ha visto, sin embargo, que esto la hace más coherente, más estructurada, precisamente en virtud de una mejor articulación del concepto de «acumulación». La exposición continuaría en el nivel posterior de abstracción de la teoría, la Singularidad o Crédito y capital ficticio, donde ocurren en paralelo la acumulación real, ya enmarcada en una dinámica esbozada de la teoría del ciclo, y la la dinámica de la acumulación ficticia. Esto no se puede tratar aquí por razones obvias de espacio.
- Acumulación en el primer libro de «El Capital»
Para ceñirse a la parte de la acumulación que, en la estructura final, sigue perteneciendo al primer libro de El capital, hay nuevos cambios importantes, sobre todo entre la segunda edición alemana y la francesa. En la primera edición alemana de 1867, había muchos límites expositivos o, al menos, las partes que Marx no consideraría posteriormente adecuadamente desarrolladas: empezando por el primer capítulo y terminando con la teoría de la acumulación.
En un manuscrito preparatorio para la segunda edición alemana, él desarrolló sobre todo las modificaciones relativas a los tres primeros capítulos, particularmente al capítulo primero.[13] La siguiente parte, sin embargo, no sufre cambios sustanciales. Esto sucederá con la edición francesa, que precisamente por ello será denominada por Marx como una edición de valor independiente. También se producen cambios en la división general de la obra, que afectan en particular a la sección sobre la acumulación. Toda una serie de categorías fundamentales de esta parte aparecen por primera vez sólo aquí.
El hecho de que Marx no tuviera tiempo de publicar una tercera edición alemana revisada dio lugar a toda una serie de malentendidos que todavía pesan en su recepción. De hecho, el valor atribuido a la edición francesa por el propio Marx ha llevado a algunos a considerar este texto como el último de Marx. Sin embargo, esto no es sostenible, principalmente debido a la traducción muy defectuosa, que, en el sentido actual del término, es difícil de definir como científica. Sin embargo, en varias partes, el contenido es teóricamente superior. Por lo tanto, si por un lado no tiene sentido tomar la edición francesa como la última edición de Marx, por otro, tampoco tiene sentido, de hecho, tiene menos, considerar a la segunda edición alemana como tal, en donde faltan toda una serie de categorías. Engels, al preparar primero la tercera y luego la cuarta edición alemana, sólo tuvo en cuenta parcialmente varias indicaciones dejadas en copias personales de Marx y en otros manuscritos que contienen una lista de pasajes a modificar con las páginas correspondientes de la edición francesa. En resumen, la solución es comparar las distintas ediciones teniendo en cuenta estos antecedentes.[14] Esto es lo que intentaremos hacer aquí en particular con respecto a la acumulación.
Los cambios más importantes que afectan a la acumulación son los siguientes:
1) La inclusión del concepto de «composición orgánica del capital».
2) La distinción entre concentración y centralización del capital.
3) La subdivisión del capítulo.
Empecemos por el primero. Esto está notoriamente articulado en dos partes: por un lado, la composición del valor del capital, es decir, la proporción en que el capital se invierte en capital constante y capital variable, el valor de los medios de producción y el valor de la fuerza de trabajo. Por otro lado, la composición técnica, es decir, por el lado de la materialidad del proceso de producción, la sudivisión en medios de producción y fuerza de trabajo en el proceso de trabajo, entre la masa de los medios de producción y la masa de la fuerza de trabajo. La compleja dinámica de las dos composiciones es crucial tanto en el cálculo de la tasa de plusvalor(y, por tanto, de la ganancia más adelante), como en la comprensión de cómo puede producirse (o detenerse) el intercambio orgánico del material en la forma específicamente capitalista de valorización. Esto no aparecíaen la segunda edición alemana y es una novedad en la francesa (Marx 1989a, 534; trad. it. 1281), añadida por Engels en la tercera edición alemana, conservada en la cuarta (Marx 1989b, 574; trad. it. 679).
En este contexto, Marx reitera que, sin embargo, sólo se considera el promedio ideal, por lo que dos cosas quedan fuera, 1) los muchos, 2) su interacción «libre». Los muchos sin interacción libre serán analizados en lo que será la tercera sección del libro segundo de la edición engelsiana, los muchos en interacción libre serán analizados a partir del capítulo décimo del tercer libro (de nuevo en la edición engelsiana).[15] Esto será crucial para varias cuestiones, como la de la «transformación» o la de la caída tendencial de la tasa de ganancia, que no se pueden abordar aquí.
El otro gran cambio, sistemáticamente documentado desde la segunda edición alemana hasta la francesa, es la distinción entre concentración y centralización. El segundo término se introduce a partir de la edición francesa e indica la absorción competitiva y/o la unión voluntaria de varios capitales. Esto modifica claramente la dinámica de la acumulación al fortalecer al capital individual de forma instantánea frente al proceso necesariamente más lento de la concentración, o de mera acumulación. Esto también anticipa en cierto modo el análisis futuro de la «competencia», donde estos procesos tendrán lugar realmente. Aquí se establecen las condiciones de pensabilidad, se define la categoría sin desarrollar su dinámica específica («libre competencia») (Marx 1989a, 546; trad. it. 1286 y 1989b, 588; trad. it. 692).
La tercera cuestión se refiere al cambio de estructura. Ahora bien, la acumulación original es distinta de la capitalista propiamente dicha y está ubicada en una sección separada, la octava. Como Engels no siguió este cambio, aunque está indicado en los manuscritos dejados por Marx, los lectores alemanes y todos aquellos que han leído traducciones del alemán deben haber pasado por alto este pasaje decisivo. Aquí, Marx distingue y separa explícitamente la «historia» fáctica de la formación de los presupuestos exógenos del modo de producción capitalista en una parte del mundo histórica y geográficamente determinada, de la historicidad específica del modo de producción capitalista, de su lógica intrínseca inmanente que no puede ni debe corresponder a la facticidad histórica (Marx 1989a, 631 y ss.; trad. it. 1303 y 1989b, 667; trad. it. 787). Demuestra cómo la reconstrucción teórica sólo tiene una relación mediada, no una correspondencia inmediata, con la facticidad histórica y la contingencia. La distinción entre lo lógico y lo histórico tiene aquí un claro reconocimiento oficial, desgraciadamente debilitado en la recepción debido a que Engels no tuvo en cuenta este importante cambio.[16]
- …y la historia continuaría
Debido a los límites impuestos a este ensayo (Libro I de El Capital), no entraremos ni en la articulación más compleja de las pautas generales de la reproducción social global, ni en la investigación más desarrollada del concepto de «acumulación» que se da una vez que se abandona la esfera enrarecida de Universalidad. Este nivel de mayor complejidad redefine la estructura general indicada hasta ahora insertando una serie de variables muy complejas. La teoría del ciclo, por ejemplo, incluye los problemas de realización (o no realización) de lo que se produce y, por tanto, deja de lado la cláusula de abstracción por la que la oferta y la demanda coinciden automáticamente. La teoría de la acumulación en este contexto no puede evitar la cuestión crucial de la crisis. El discurso se complica aún más cuando, con el «crédito y capital accionario», la acumulación se divide en real y ficticia. La aparente independencia, y la dependencia de hecho, de estos dos ciclos es lo que Marx comenzó a abordar en la parte final del Manuscrito 1864/65[17] exponiendo el nivel más bajo de abstracción en la teoría general del capital.[18]
En el modo de producción capitalista, la acumulación se configura como la valorización del capital. Reconstruir el nexo entre contenido material/forma social en todos los niveles de abstracción a través de los cuales se desarrolla ese nexo es una operación que Marx fundó pero no completó. Depende de nosotros seguir este camino.
Bibliografía
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[1] La relación presupesto-puesto es importante en la forma en que Hegel procede en sus obras. Cuando en este texto señalamos que algo es un presupuesto nos referimos a cualidades o determinaciones de una totalidad que aún no han sido generadas o explicadas por ésta, sino que han sido colocadas por adelantado, asumidas. Por el contrario, cuando referimos que algo ha sido puesto es porque ese algo es ya un resultado generado por la totalidad o por el sistema. La posición implica, entonces, el hacer explícitas todas las cualidades de una totalidad, esto es, todas las cualidades que eran asumidas ahora son generadas por la totalidad. Este planteamiento deriva de tener en cuenta dos verbos en alemán usados por Hegel: setzen y voraussetzen. El verbo compuesto voraussetzen puede traducirse al español con los verbos suponer, requerir, asumir o presuponer, pero vale la pena detenerse en los elementos que lo forman: voraus, por su parte, se traduce como adelante o delante, mientras que setzen se traduce como poner, colocar o sentar.
[2] Para un análisis más riguroso de estas cuestiones, me remito a Fineschi (2001 y 2006). Allí nos referimos ampliamente a las fuentes marxianas y a la literatura secundaria, algo que no será posible hacer aquí por razones de espacio.
[3] Para ello me remito al debate desarrollado en torno a la nueva edición histórico-crítica de las obras de Marx y Engels, la segunda Marx-Engels-Gesamausgabe. Sobre esto y sobre investigaciones relacionadas, me remito a Fineschi (2008). Tratar a Marx hoy en día sin tener en cuenta al MEGAtendría poco sentido.
[4] La referencia aquí es al debate sobre la «reducción de la dialéctica» y al debate entre Reichelt (1973), Backhaus (1997), Göhler (1980) y otros. A este respecto, me remito también al estudio realizado en Fineschi (2008). La tesis básica que sostengo es que, en realidad, la estructura de la teoría marxiana del modo de producción capitalista se hace más sólida en las obras más maduras, por mucho que se reduzca la terminología hegeliana.
[5] El tema del «capital en general», de su mantenimiento o abandono, ha estado en el centro de un amplio debate que no podemos repasar aquí. Véase una revisión parcial en Fineschi (2001, apéndice, capítulo 4).
[6]* “Capítulos introductorios» traduce «Vorchapters», un término inventado por Marx al combinar la preposición alemana «vor», que significa «antes» o «delante», y en inglés «chapter», «capítulo”.
[7] El concepto de «reproducción» per se no es propio de ningún modelo de producción social: es común a todas las formas de producción humana, ya que lo que hay que producir es siempre lo necesario para la supervivencia de la propia sociedad y, posiblemente, para su desarrollo posterior (cf. Marx, 1991, 506). Este elemento «extra histórico», sin embargo, no nos dice nada sobre el funcionamiento específico de cada modelo de reproducción social; por lo tanto, la forma determinada en que ocurre la reproducción dentro del modo de producción capitalista sólo puede ser identificada y estudiada a la luz de categorías históricamente específicas (cf. Marx 1991, 506; trad. it. 621).
[8] Concepto ya expresado en el contexto de la acumulación en el Manuscrito 1861/63, II/3.6, 2219 y siguientes.
[9] Véase también Marx (1991, 518; trad. it. 634). Las conexiones conceptuales de esta exposición ya se pueden encontrar claramente expresadas en este contexto en el Manuscrito 1861/63 (Marx 1976-80, 2223 y, especialmente, 2236).
[10] Concepto retomado del Manuscrito de 1861/63 (Marx 1976-80, 2237).
[11] La producción global debe tener lugar en relaciones fijas y determinadas; pero debido a la autonomía de las ramas, ésta tiene lugar de forma mediata en el intercambio y, por lo tanto, permite alejarse de la relación real; esto se corrige violentamente con la crisis.
[12] Véase Hecker, Jungnickel, Vollgraf (1989) para un análisis de los pasos que conducen a la definición precisa de los conceptos de «concentración» y «centralización».
[13] Se trata del Manuscrito 1871-1872, recientemente traducido al italiano en la nueva edición del Primer Libro de El Capital editada por mí (Marx 2011).
[14] Todas estas variantes y la compleja estratificación del texto pueden seguirse en la mencionada nueva edición del Libro I. Véase la nota anterior
[15] Por razones obvias de espacio, no es posible entrar aquí en el complejo análisis de la relación entre los manuscritos de Marx y las versiones engelsianas relacionadas del segundo y tercer libro de El Capital. Para una visión general, véase Bellofiore, Fineschi (2009). En italiano Fineschi (2001; 2008 y 2013).
[16] Incluso sobre este complejo conjunto de cuestiones no es posible decir más aquí. De nuevo me remito al debate resumido en Fineschi (2008). Véase entonces, en particular, el clásico Mazzone (1987) para una demostración más rigurosa del concepto de «historicidad”.
[17] Véase Marx (1992). Este es el manuscrito principal, sobre el que Engels imprimió el tercer libro de El Capital.
[18] Para un primer intento de avanzar en esta dirección, me remito de nuevo a Fineschi (2008, capítulos 6-8).