LAS MUJERES EN LA POLÍTICA INSTITUCIONAL: EL CAMINO HACIA LA PRESIDENCIA

El papel de las mujeres ha sido el de una lucha constante por el reconocimiento y el ejercicio pleno de sus derechos, entre los que se encuentra el de la participación política. Esto es particularmente notorio en la política institucional, la cual  –con el paso de los años– ha logrado avances que han resultado favorables para avanzar en la democracia e igualdad de género. Sin embargo, pese a los resultados satisfactorios, la participación de la política institucional por parte de las mujeres sigue encontrándose condicionada y, por ende, sigue prevaleciendo una constante lucha por ampliar el acceso, tanto a los puestos de representación popular como a los cargos de gobierno y decisión.

De acuerdo con lo anterior, la eventual candidatura de una mujer para la presidencia en el año 2024 cobra gran importancia. Ya se han comenzado a “destapar” las candidatas y candidatos a aspirar a la presidencia y, por primera vez en la historia de México, es una mujer quien encabeza la mayoría de las encuestas. Así, Claudia Sheinbaum se ha posicionado como la favorita para competir por este cargo, después de haber tomado la decisión de renunciar a su cargo de Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. 

Claudia se registró como aspirante a la candidatura presidencial del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y es la única mujer que compite por dicho espacio. Sus competidores fueron el ex canciller Marcelo Ebrard Casaubón,  los ex legisladores Ricardo Monreal, Manuel Velasco (con licencia del Partido Verde (PVEM)), Gerardo Fernández Noroña (del Partido del Trabajo, (PT)) y el ex secretario de gobernación, Adán Augusto López Hernández, también de Morena. Es importante considerar que el partido con más aprobación según una encuesta elaborada por MITOFSKY para El Economista[1] es Morena. El 37.4 % de las personas encuestadas respondieron que votarían por dicho partido; el 12.7 % prefieren al PAN, y el 11.6 %, están con el PRI.

De los seis aspirantes, la ex jefa de gobierno lideró las preferencias electorales en la mayoría de los rubros, excepto en el del conocimiento del país, en el que fue superada por Marcelo Ebrard. De una muestra de 1,600 encuestados, el 38.9 % consideró que Ebrard conoce mucho al país, lo que dejó a Sheimbaum en un segundo lugar con el 33 %, y en tercer lugar a Noroña con un 22.4 %. 

Pero, ¿por qué solo en el rubro de conocimiento fue ganador Marcelo Ebrard? Intentar contestar esa pregunta llevaría a múltiples respuestas, pero hay que tener en cuenta un factor clave: los estereotipos socioculturales y sociopolíticos. Hay factores estructurales que han afectado directamente en el desarrollo y la participación política femenina

Asimismo, a lo largo de la historia los estereotipos de género reforzados por la formación social mexicana han atribuido a las mujeres la realización de las labores domésticas y de cuidados. Esto ha condicionado su participación en otros ámbitos y las ha dejado en condiciones precarias e invisibilizantes. Particularmente el campo de la política ha sido un espacio vetado o limitado, donde constantemente se pone en duda su capacidad para ejercer cargos públicos y ocupar puestos de decisión. El espacio que se atribuyó a las mujeres fue el privado, más que el público. Esta condición ha sido reforzada por roles y estereotipos de género que ponen en duda su capacidad para ciertas actividades que –discursivamente y en el imaginario social– se asocian a la “fuerza” y “racionalidad” relacionada a “lo masculino”. 

En este sentido, la participación política ha sido alimentada, pero a su vez limitada, ya que a través de los siglos se ha manifestado paulatinamente la subordinación de las mujeres respecto a los hombres, lo que ha limitado –e incluso excluido– a las mujeres para ejercer puestos de mando y decisión. Por otra parte, se han normalizado acciones de subordinación o exclusión.

Para poner en contexto la participación de las mujeres en México, es necesario mencionar que comenzaron a incursionar dentro de los espacios de la política institucional nacional hasta el año 1952. Por ello, se considera que la inclusión de las mujeres en el sistema político mexicano se dio de manera formal a partir del 17 de octubre de 1953, por el decreto en el que se reforman los artículos 34 y 115 de la Constitución Política. En 1952 fue electa la primera diputada en el Congreso de la Unión, Aurora Jiménez de Palacios, quien formó parte del último periodo de la XLII Legislatura que comprendió hasta 1955. Por otra parte, no fue hasta 1964 que se incorporaron las primeras mujeres senadoras, María Lavalle Urbina y Alicia Arrellano Tapia. 

Aunque en un principio la participación en los cargos políticos para las mujeres fue reducida y paulatina, se logró la ocupación de escaños para unas cuantas dentro de los congresos de todo el país. Esto significó un avance considerable para la democracia y un camino más consolador para la instauración institucional femenina dentro de la vida política.

La limitada participación femenina revela un déficit democrático. La lucha por la democracia en México, no ha sido únicamente de clase, sino también de género. En el caso del desarrollo de los derechos políticos de la mujer, este ha implicado un cambio más arduo y complejo que ha requerido años de constante movilización y lucha. Pese a los cambios dentro de la estructura social, política y legislativa en favor de las mujeres, aún no se ha logrado una transformación de manera homogénea. Incluso ahora se siguen reproduciendo sesgos entre el cumplimento de derechos en general, y de derechos políticos, en particular, desde una visión comparativa entre mujeres y hombres. Es por ello que la desigualdad política se generaliza a partir de la reducción de la capacidad de acceder a la esfera política y pública de ciertos grupos y, por ende, la fracturación de los derechos políticos. 

Dicho lo anterior, se puede observar que durante la historia política institucional, sólo seis mujeres han logrado competir por la presidencia. Rosario Ibarra de Piedra por el  Partido Revolucionario de los Trabajadores fue la primera mujer en buscar este puesto durante las elecciones de 1982. Para 1994 se posicionaron dos candidatas para alcanzar el puesto presidencial: Cecilia Soto como candidata del Partido del Trabajo y Marcela Lombardo por el Partido Popular Socialista. De ahí, fue hasta el 2006 cuando Patricia Mercado fue la candidata a la presidencia por el Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina. En las elecciones del 2012 Josefina Vázquez Mota fue la única mujer en participar como candidata. Finalmente, para las últimas elecciones presidenciales, en el 2018, Margarita Zavala participó como aspirante por la candidatura de manera independiente,  sin embargo, renunció a seguir en la contienda electoral.

La política es uno de los ámbitos en donde el fenómeno de desigualdad entre mujeres y hombres es más evidente. Asimismo, las estructuras sociales han segregado los derechos políticos que tienen las mujeres para poder acceder y participar de manera igualitaria dentro de los espacios públicos y de la política formal, en los cuales construyen las decisiones que determinan de manera colectiva el desarrollo para el bienestar de la ciudadanía. 

La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales del INE señala que los partidos políticos promoverán y garantizarán la paridad entre los géneros en la integración y postulación de candidatos a los cargos de elección popular para la integración del Congreso de la Unión y los Congresos de los Estados. Una democracia realmente incluyente, no solo se logran a partir de cuantas mujeres y hombres forman parte de un cuerpo legislativo; es más bien un eslabón de una totalidad política. La contraparte se forma a través de otros aspectos como la conciencia socio-política y la erradicación de discursos e ideologías que menosprecian el trabajo de las mujeres. Sin embargo, estos aspectos marcan una agenda de la democracia como utopía, no solo en nuestro país, sino en otros espacios y horizontes políticos. 

Aunque en México en los últimos años se ha logrado una paridad casi perfecta, actualmente hay nueve[2]mujeres gobernadoras, incluyendo a Claudia  Sheinbaum. Así también, de un total de 128 senadores en todo el país, 64 son de participación femenina, lo que quiere decir que a nivel nacional un 50 % de la participación se integra por mujeres frente a un 50 % de hombres.

Indudablemente, el camino de la política es más arduo para las mujeres, dado que enfrentan de manera cotidiana acciones de violencia y desigualdad que han sido normalizadas. Es por ello que no es coincidencia que a Claudia Sheinbaum se le ha cuestionado en múltiples ocasiones si el país está listo para tener una mujer presidenta. Pareciera que, en principio,  la idea de considerar cualquier argumento de trayectoria profesional, aptitudes o capacidades para ejercer el poder, se ve limitada por el hecho de ser mujer.

La posibilidad real de que una mujer gane las elecciones representa el reconocimiento a la experiencia laboral, profesional y política que las mujeres han alcanzado. Así también, hace parte sustancial del capital humano, cultural, científico e incluso simbólico que esta gran mayoría –tratada como minoría– aporta al país. Tener una mujer presidenta significará un cambio radical en la cultura política e impactará no sólo la política formal sino que también permeará en todos los ámbitos de la vida pública e incluso en los privados de las personas. Por otro lado, impulsaría el empoderamiento y la participación para que más mujeres se interesen e involucren de manera más decidida en la participación política institucional y, sobre todo, con la tarea de seguir luchando por la igualdad de género y de derechos. Todo lo anterior ayudará a tomar conciencia de que no solo se trata de llanamente incorporar a las mujeres al sistema político, sino que también es parte de un cambio necesario en toda la formación social. 

BIBLIOGRAFÍA:

Estudio de opinión a nivel nacional (2023). MITOFSKY Recuperado de https://drive.google.com/file/d/1iYGjNDRIcCMj5xiiWUMba-CAJfyw6x-L/view?pli=1

Fernández, L (2023). “¿Sheinbaum en qué lugar quedó? Ebrard encabeza preferencias para ser el candidato presidencial de Morena”. Infobae. Recuperado de https://www.infobae.com/mexico/2023/06/20/sheinbaum-en-que-lugar-quedo-ebrard-encabeza-preferencias-para-ser-el-candidato-presidencial-de-morena/

Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales – INE 

Muñiz A, et al. (2020). “La Participación Política de las Mujeres en México, 2020”. CNDH. Recuperado de https://igualdaddegenero.cndh.org.mx/Content/doc/Publicaciones/Participacion_Mujeres.pdf

ONU MUJERES S.F. “Liderazgo y participación política”. ONU. Recuperado de https://www.unwomen.org/es/what-we-do/leadership-and-political-participation


[1] Estudio de opinión a nivel nacional, Encuesta en viviendas a 1,600 ciudadanos con residencia en México, realizadas del 08 al 11 de junio del 2023

[2] Delfina Gómez, gobernadora del Estado de México por Morena; Teresa Jiménez Esquivel, gobernadora de Aguascalientes por el PAN; Marina del Pilar Ávila Olmeda, gobernadora de Baja California Por Morena; Layda Sansores, gobernadora de Campeche, por Morena; Claudia Sheinbaum por Monera, Ciudad de México; Indira Vizcaíno gobernadora de Colima por Monera; Evelyn Salgado. gobernadora de Guerrero por Morena; Mara Lezama, gobernadora de Quintana Roo, por Morena y Lorena Cuellar gobernadora de Tlaxcala por Morena.