EL SOCIALISMO ENRAIZADO

IMG_0042CREACIONES HEROICAS DESDE LA PERIFERIA

En el eclipse del siglo xx y los años transcurridos del presente siglo Nuestra América ha sido escenario y sujeto para la apropiación práctica y renovadora de discursos emancipadores. En este contexto una de las paradas obligadas en la búsqueda y construcción de un proyecto propio, que abreve de nuestras circunstancias y aspiraciones, es sin duda la vida y obra del marxista peruano José Carlos Mariátegui. Es justo en ese capítulo de nuestras tradiciones emancipatorias donde Miguel Mazzeo nos propone una (re) lectura de la obra del Amauta a la luz de la noción de elementos de socialismo práctico.

Esta propuesta de Mazzeo responde a su inquietud confesa por vindicar el proyecto del Amauta recuperando al intelectual y político que supo hacer hablar a la realidad, que aprendió a escucharla para encontrar en ella el programa de una transformación radical y evitar así toda impresión artificiosa del pensamiento que, a través de prácticas anquilosadas, ha hecho del marxismo —pensamiento vivo que ambos autores defienden— un ente exótico en tierras ajenas. Es a través de este redescubrimiento de Mariátegui que Mazzeo se propone defender su vigencia en tanto tradición (concepto que jugará un papel trascendente a lo largo de su exposición) fértil y creativa para la emancipación de América Latina.

La propuesta de Mazzeo se inscribe dentro de una corriente exegética que lejos de ser guiada por un afán de erudición encuentra su brújula en aquello que nos es vital para la transformación de la realidad en Nuestra América; una exégesis que no esclerotice todo lo que en un pensamiento puede haber de vivo, que recupere en su “fidelidad ‘estratégica’ a Mariátegui y a su pensamiento [que] transita por el compromiso en el campo de lo político-práctico (lejos de la teoría abstracta y programática), y exige estar siempre atentos a la articulación de vida y razón, emoción y concepto, sentimiento e idea.” (Mazzeo, 2013: 65) y que en un nuevo tiempo supone lecturas distintas, nuevas fertilidades y nuevas raigambres para la vocación práctica.

En su labor de recuperación Mazzeo nos brinda un itinerario de producción y recepción de la obra de Mariátegui que parte de un análisis socio histórico de las luchas y discusiones de su tiempo, así como de aquellos que reciben su obra para continuarla. Esta contribución nos ayuda a localizar las condiciones que enmarcan su producción y ubicar la dimensión del “descubrimiento de América” que Mariátegui elaboró, influido por su estadía en Italia, las jornadas de Turín, el grupo ordinovista y el pensamiento de autores como Croce, Sorel, Labriola, Gobetti, entre otros, así como de aquellos que junto con Mazzeo propondrán nuevas lecturas fecundas; Quijano, Terán, Paris, Aricó, Kohan, Sánchez Vázquez, etc.

Mariátegui es presentado por Mazzeo como un traductor, en el sentido más creativo del término: “todo lo que aprende, todo lo que experimenta, busca ser traducido en los términos que sirvan para la comprensión de los problemas de su patria”. (Mazzeo, 2013: 464) Razón por la cual no dudará en inscribirse en las posiciones que encuentran en la obra de Mariátegui el capítulo fundante del marxismo de Nuestra América.ocombate 25

Sobre este aspecto el autor nos presenta el registro de algunas herejías en el pensamiento marxista (discusiones de Marx, Luxemburgo, Gramsci, etc.) que convalidan el esfuerzo de Mariátegui por construir un marxismo en clave regional, expresado como correlato de aquellos que supieron abrevar de la teoría, no para extraer programas infalibles y recetas universales, sino para desarrollar creativamente el tuétano de la idea y su funcionalidad para una praxis política emancipadora atenta a la realidad, a sus cambios y demandas, a su pulso; tradición herética en la que Mazzeo encuentra a su vez a Lenin, Luxemburgo, Gramsci, el Che y al propio Marx, pues como plantea Mariátegui: “El marxismo, donde se ha mostrado revolucionario —vale decir, donde ha sido marxismo— no ha obedecido nunca a un determinismo pasivo y rígido” (Mariátegui, 1987: 56).

Esta labor de traducción busca —y encuentra— en nuestra realidad las expresiones autóctonas que son fecundas para un proyecto revolucionario, que contempla la idea dinámica de la tradición, no como  pasado idílico al que hay que retornar sino como el fermento para desarrollar un futuro que tome como base lo que objetivamente existe: espacios, relaciones y prácticas que se contraponen a la racionalidad capitalista y que están inscritas, aunque de manera embrionaria y en ocasiones desarticulada, en las representaciones de las clases subalternas.

Mariátegui hallará estos elementos en la pervivencia de los lazos comunitarios del ayllu o comunidad indígena-campesina del Perú, elementos que contienen una lógica afín, una plataforma societaria propicia para su proyecto. En dichos elementos Mazzeo ubica el desarrollo y aplicación de la noción de socialismo práctico de Mariátegui, mismos que permiten en la lógica del Amauta de no violentar la realidad (de no imponer nada que le sea artificial) generar un proyecto con raíces en lo que somos, que desarrolle lo que podemos ser, desde nuestros sentidos, con nuestro lenguaje y donde los hombres y mujeres seamos los artífices de nuestra propia emancipación y no los peones de un proceso ajeno, exógeno, exótico.

Desde la lupa de Mazzeo, el marxismo de Mariátegui va a encontrar en el comunismo incaico el mito que articula un universo de elementos simbólicos para la construcción del proyecto socialista, un fundamento moral-subjetivo que al tiempo se afianza en prácticas materiales concretas de comunidad y solidaridad. Sin embargo, fuera de los que quieren encontrar en esta tesis mariateguiana pruebas de una filia hacia lo arcaico, Mariátegui quiere encontrar aquellos elementos que ayudan a “desmitificar el capitalismo”, no pretende la restauración del imperio inca, se concentra en la célula que lo precede, el ayllu, como fundamento; al decir de Mariátegui: “El pasado nos interesa en la medida en que puede servirnos para explicarnos el presente. Las  generaciones constructivas sienten el pasado como una raíz, como una causa. Jamás lo sienten como un programa.” (Mariátegui, 1979: 307) El pasado adquiere sentido en tanto sirve de material para el futuro, no reniega de los avances de la civilización, al contrario “Mariátegui propone una aceptación crítica de la modernidad y una reivindicación de lo tradicional que desecha toda clave antimoderna y restaurativa”, Mariátegui está pensando en clave antropofágica en “asimilaciones permanentes, en procesos de aclimatación, en traducciones, fusiones variadas o mestizajes.” (Mazzeo, 2013: 265)

Mazzeo identifica en el discurso mariateguiano una “hermenéutica del verbo”, una expresión literaria que se vale de elementos no-académicos para la comprensión-explicación de aquello que se hace, de aquello que es y puede devenir; en este sentido Mazzeo previene que la noción de elementos de socialismo práctico no refiera únicamente a “tradiciones o sujetos ‘permeables’ al socialismo”, pues esto supondría un uso exclusivamente instrumental del concepto y sus significantes, cuando en realidad pretende referir a materiales más complejos “Porque es esa forma práctica… la que les sirve a los sujetos para cambiar la realidad y crear un universo.” (Mazzeo, 2013: 329)

ocombate 40Esta situación es similar cuando hablamos de otro eje articulador del pensamiento de Mariátegui al cual ya nos hemos referido, a saber: el mito. “Para el Amauta el mito forma parte de una realidad plena de posibilidades. El mito no es atajo… el mito es función práctica y está enraizado en la historia. Es parte de una totalidad.” (Mazzeo, 2013: 328), Mariátegui ve en el mito un “componente de la experiencia, la memoria y el imaginario de las clases subalternas.” (Mazzeo, 2013: 327) de forma que en él inscribe la función de contribuir a la organización de una voluntad colectiva-popular; preocupación que entronca con la órbita de la obra de otro pensador herético: Antonio Gramsci, quien a su vez generó proposiciones similares a la recuperación del ayllu como la de los consejos obreros que Gramsci reconocía como núcleos de buen sentido.

Mariátegui nos propone una defensa del marxismo al concebirlo —también— como una práctica-ética, que al contraponerse a cualquier tipo de imposición supo dar a luz con el potencial de la tradición, con la necesidad del encuentro y construcción de un nuevo sujeto, propio a las condiciones de Nuestra América, y que sentó las bases, más no el itinerario, para el desenvolvimiento de creaciones heroicas no acabadas y en constante contraposición militante con la realidad.

En el contexto de una urgente necesidad de nuevos bríos para reemprender la marcha hacia la (re) construcción de una alternativa que articule estos elementos preexistentes dentro de un proyecto global y contrahegemónico desde la izquierda, Mazzeo viene a proponernos una vuelta dinámica y creativa a nuestras tradiciones, volviendo la vista sobre los movimientos populares, hacia las expresiones endógenas de resistencia y lucha de los subalternos, al rompimiento con los moldes de adecuación que desconocen colonialmente nuestros horizontes de sentido, nuestros pensares y sentires. Volver a dimensionar nuestras tareas pendientes en la justa apreciación de los materiales pasados y presentes, no como objetos vacíos de contenido y a la espera de que se les otorgue programa y sentido, sino como prácticas, instituciones y sujetos que nos señalan con claridad meridiana que la radicalidad se encuentra en voltear a la comunidad, donde se juega cotidianamente los elementos prácticos de una nueva forma de concebirnos relacionados en el mundo.

La (re) lectura propuesta por Miguel Mazzeo es una provocación —que por cierto suscribimos y aquí replicamos— para que la comprensión devenga en un pronunciar al mundo con raíces y desde nuestras coordenadas, con nuestras aspiraciones y a partir de una gramática nuestroamericana, “se trata de actualizar una fuente primordial de la cultura y la tradición revolucionaria de Nuestra América y dejar en claro que ‘de allí venimos’.” (Mazzeo, 2013: 232)


Bibliografía

Mariátegui, José Carlos, Defensa del marxismo. Polémica revolucionaria, Perú, Empresa Editora Amauta, 1987.
Mariátegui, José Carlos, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, México, Serie Popular Era, 1979.
Mazzeo, Miguel, El socialismo enraizado. José Carlos Mariátegui: vigencia de su concepto de socialismo práctico, México, Fondo de Cultura Económica, 2013.