Cárcel del Condado de Marín
14 de junio, 1971
Me acaban de llegar noticias de la masacre del día 10 de junio en la Ciudad de México: más de 20 compañeros muertos, cientos de heridos, muchos más golpeados y encarcelados. Durante estos momentos trágicos compartimos su duelo. Los que han caído bajo las balas fascistas, nunca serán olvidados, porque verdaderamente ellos han hecho el sacrificio supremo.
Aunque sentimos profundamente la muerte de nuestros hermanos y nuestras hermanas, no permitiremos que nuestra tristeza nos paralice y que nos haga incapaces de resistir. Nuestra tristeza debe perseguir su más apropiada expresión por medio de una protesta rigurosa y una lucha renovada. No se deben concretar los fines de esta agresión fascista. Porque indudablemente, los ataques del jueves pasado de los grupos de choque, en conformidad y activamente promovidos por la policía, fueron calculados para ahuyentar al pueblo de la lucha.
La explotación y la opresión trascienden las fronteras nacionales y por eso el éxito de nuestra resistencia dependerá, en gran parte, de nuestra capacidad de forjar fuertes lazos con todos los pueblos en pie de lucha en todo el mundo. Como negros, chicanos, puertorriqueños, indios y blancos explotados, tenemos una responsabilidad de nuestros hermanos y hermanas en México. El pueblo mexicano siempre ha estado encadenado como nosotros −muchas veces con mayor intensidad que nosotros mismos− por la órbita de opresión creada y sostenida por los círculos imperialistas de los Estados Unidos.
En este momento crítico existe una poderosa afinidad que nos ata a mí y a mis compañeros de este país con ustedes y con nuestra lucha en México. Hace poco tiempo una hermosa compañera me visitó aquí, en la cárcel del condado de Marín. Aunque estuvimos físicamente separadas por vidrieras impenetrables y teléfonos −nuestro único medio de comunicación− la identidad y lo común de nuestras luchas nos fundió en una sola. Nuestra conversación de ese día se enfocó en desarrollar medios concretos para expresar nuestra solidaridad con la lucha de los presos políticos de ambos países y para situarla en su debido lugar entre el pueblo.
El ataque despiadado y fascista del jueves pasado en contra de la lucha por la liberación de los presos políticos, nos ha mostrado la urgencia de acelerar la contra-ofensiva por parte de nuestra gente.Ahora debemos proceder con destreza para construir un movimiento capaz de liberar a todos los presos políticos y derrocar el dominio imperialista. En firme solidaridad y amor revolucionario.
El presente texto fue publicado en Oposición por entonces órgano periodístico del Partido Comunista Mexicano (PCM). La presencia de Davis en la prensa fue significativa, pues el PCM se unió decididamente en las campañas internacionales por su liberación. El saludo que Davis dirigió a las y los estudiantes reprimidos durante el Jueves de Corpus, habla de la conexión y solidaridad global que circulaba por encima de las fronteras. En Oposición, además, se presentaron documentos que hablaban del estatuto legal de Davis.
Publicado en Oposición, No. 28, Año II, 15 al 30 de junio de 1971. Fuente: Archivo CEMOS.