VISIBILIZANDO Y GESTIONANDO LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA

Introducción

Existe un surgimiento importante de iniciativas no-hegemónicas en Latinoamérica empeñadas en equilibrar y nivelar los efectos del desarrollo que han impactado negativamente en el medioambiente y en el tejido social de la región. Esta actividad ha generado posibilidades y marcos apropiados para la interrelación y colaboración de diversos actores y grupos, con el propósito de buscar y experimentar lógicas y prácticas que contribuyan a reconstruir valores ambientales, sociales y espirituales que nos den un propósito ético de vida. El tipo de desarrollo que se cuestiona está directamente asociado con el neoliberalismo, que fomenta el crecimiento económico caótico, despoja de tierras y riquezas, privatiza espacios comunes, deteriora saberes y oficios tradicionales, rompe el tejido social y la convivencia y debilita el arraigo territorial de las personas; y pone en segundo plano temas de gran relevancia como la biodiversidad, y el consumo local. 

La lógica del desarrollo neoliberal no sólo afecta todas las esferas de vida social institucionalizada, sino que además ha colonizado la esfera de lo íntimo, es decir las prácticas informales, esenciales, privadas y cotidianas que tienen que ver con las formas de interacción con otras personas y con el entorno, afectando de forma importante las bases ideológicas donde yace nuestro pensamiento y nuestros valores.

Lo anterior representa un argumento sólido para posicionar a la Economía Social y Solidaria como un foro permanente de diálogo y colaboración dirigido a orientar y dar sentido a las múltiples prácticas de carácter sustentable, de justicia social y ambiental con el ánimo de construir campos de acción y creatividad social a través de la comunicación horizontal, y el diálogo de saberes; ambos como parte de una estrategia de vinculación entre la academia y la sociedad.

La reflexión parte del contexto actual y la crisis del neoliberalismo, pero va más allá del ámbito económico, al incluir aspectos ideológicos esenciales. La idea es plantear cómo la agudización de las diversas crisis ha favorecido la generación de múltiples experiencias de cooperación y por lo tanto la formulación de la Economía Social y Solidaria como alternativa económica y social. En un segundo momento se abordarán algunas reflexiones sobre el trabajo en red y sus repercusiones. En un tercer momento se comparten las experiencias de un año y medio de trabajo en el marco del programa Institucional de Economía Social y Solidaria, promovido como una iniciativa académica desde la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana-UAM y que pronto se transformó en una Red, donde el tema de la Economía Social y Solidaria se retomó para provocar un pensamiento y una práctica colectiva y solidaria. Finalmente se describen las actividades de la Red con los diferentes actores y se comparten algunas reflexiones que emergen como aprendizajes del proceso vivido con el fin de nutrir nuevas búsquedas desde el enfoque transdisciplinar y colaborativo.

El contexto actual y la crisis del Neoliberalismo

En el mundo entero, y particularmente en América Latina, existe una crisis del neoliberalismo que se refleja por supuesto en la desigualdad, la pobreza, la injusticia social y el deterioro ambiental, a consecuencia del modelo capitalista hegemónico vigente que ha destruido la naturaleza y por consiguiente las condiciones que hacen posible la vida en el mundo. 

Este modelo opera tanto en el ámbito económico como en el ámbito ideológico y se expresa en la modificación de las relaciones humanas, que de basarse en la cooperación pasaron a promover la competencia (Poulantzas, 1976). Bajo este esquema, el amor, la confianza en la palabra de los otros y por lo tanto en los otros, la solidaridad, entre otros muchos valores ancestrales han sido sustituidos por la utilización del otro en mi beneficio, la desconfianza generalizada, el egoísmo, mientras se fomenta el comercio y el intercambio de mercancías bajo la explotación del trabajo asalariado, sucesos que simultáneamente afectan el pensamiento y la cultura. Es una crisis de civilización que ahora llamamos civilizatoria (Tréllez Solís, 2008), ante la cual nos vemos obligados a plantear otras soluciones, otros marcos teóricos, otras formas de relacionarnos y de producir, otra ética del cuidado entre nosotros y el planeta. 

En el México actual y en el marco de una situación de emergencia, provocada por la pandemia y la crisis económica mundial que de ella devino, hemos sido parte también de una nueva forma de gobierno que ha logrado que millones de personas salgan de la pobreza absoluta. A través de numerosos programas sociales para los más pobres y vulnerables, que promueven la participación ciudadana como forma de gobernar(Gobierno de México, s.f.); sin embargo, aún no se logra romper con el modelo capitalista, ya que los cambios son de gran complejidad y no se resuelven en un sexenio. Parte de esta preocupación se traduce en que todos los sectores de la sociedad, estamos formulando estrategias y tejiendo proyectos que nos permitan aportar un granito de arena para el cambio que se necesita.

La Economía Social y Solidaria como alternativa

En el contexto académico, el concepto de Economía Social y Solidaria se introdujo de manera explícita a partir del surgimiento de una iniciativa institucional y posteriormente de una Red para su fortalecimiento, con el fin de fomentar el diálogo de saberes, planteado como una iniciativa de vinculación entre la academia y la sociedad, que retoma este modelo ancestral de los pueblos originarios para redefinirlo desde nuestros entornos particulares.

La agudización de las diversas crisis ha favorecido la generación de múltiples experiencias de Economía Social y Solidaria en el mundo y resulta interesante el planteamiento de Defourny, Favreau y Laville (1997) quienes dicen que la economía social es “hija de la necesidad”, que los proyectos económicos asociativos y de beneficio colectivo, son producto de necesidades insatisfechas o responden a grandes dificultades, concepción que es retomada por algunos académicos para formular soluciones y resolver necesidades.

Razón por la cual, la Economía Social y Solidaria, se manifiesta de manera diferente en el mundo, dadas las diferentes necesidades que se presentan en los centros y las periferias, como resultado de los impactos de las políticas neoliberales sobre las condiciones históricas y estructurales particulares en cada lugar.

El neoliberalismo en América Latina ha producido niveles insostenibles de pobreza, desigualdad y exclusión que generaron iniciativas productivas sustentadas en una lógica diferente a la del mercado y que han suscitado el debate sobre otras formas de hacer economía basadas en los principios de la justicia social y la inclusión. 

Ante esta situación, el concepto de Economía Social y Solidaria ha cobrado un protagonismo relevante, pues se trata de la transformación de la economía, de introducir e imprimir “la solidaridad” tanto en la teoría como en la práctica de la economía y la solidaridad, según el diccionario de la Real Lengua Española, “es un sentimiento de unidad basado en metas o intereses comunes” referido a compartir, a aplicar a los demás lo que creemos que es bueno para uno mismo, a no sólo a lograr bienes materiales sino sentimientos y emociones, a la inclusión, porque nadie sobra cuando se expresa la solidaridad y en ese sentido Krishnamurti, (1968) escritor, que recibió la Medalla de la Paz de la ONU en 1984, expresa que la solidaridad sólo es posible cuando no hay «autoridad» alguna. Se trata de pensar la economía como algo que produce humanidad, sociedad y no sólo ganancias y acumulación (Razeto, 2018).

En este sentido, Coraggio (2011) sostiene que la Economía Social y Solidaria es un proyecto político, aunque no se presente como tal, y requiere de la participación y el trabajo compartido de todos los actores, además de ser concebida como un proyecto que transforma la realidad a través de la acción colectiva. 

Paul Singer (2022) es otro de los pensadores importantes en torno a la Economía Social y Solidaria y plantea que ésta es una alternativa al modelo económico capitalista que conduce a la búsqueda de la democratización de la economía mediante la expansión de formas de producción que minimicen las diferencias de clase y reemplace la competencia por la cooperación. Una de sus reflexiones más importantes es que las empresas sociales autogestionadas funcionan a través de valores y relaciones económicas no capitalistas, a partir de los cuales se irá desarrollando un modo solidario de producción. En tal sentido, su estrategia es la promoción de emprendimientos económicos solidarios cuya racionalidad económica tiene como base una gestión democrática que genera modos solidarios de producción y formas organizacionales no capitalistas.

En resumen, se puede apreciar la presencia de variadas formas de concebir y definir la Economía Social y Solidaria que, aunque se diferencian en algunos rasgos, todas ellas se identifican en el cambio de racionalidad económica y en un cambio de su dimensión moral. Cambio que implica la inserción de las relaciones económicas en el marco más amplio de las relaciones socioculturales.

Por ello, la crítica a las ideologías que separan a los seres humanos e impiden la cooperación, se hace presente. Más cuando lo que se necesita en esta realidad es cooperar, colaborar, actuar juntos. Bajo el entendido de que la división surge por las creencias en determinada ideología, las cuales dividen y crean conflicto.

Expuesto lo anterior, la estrategia de nuestro trabajo está enfocada a propiciar espacios de reflexión que den vida y visibilicen los elementos económicos y culturales de la Economía Social y Solidaria, afines a un cambio de modelo y a intenciones y formas diferentes de trabajar. Este encuentro de voluntades se ha dado a partir del mutuo reconocimiento, del diálogo horizontal y, sobre todo, en el hacer compartido que nos retroalimenta en lo teórico al mismo tiempo que fortalece el impacto de las acciones realizadas desde la coyuntura de esta red.

El trabajo en Red

A través de este artículo esperamos mostrar y hacer conciencia que el trabajo en red es conveniente y fundamental porque ofrece valores añadidos, uno de los más importantes es, que pese a las innumerables diferencias que existen entre personas, grupos, organizaciones, localidades, regiones, países y culturas, los conceptos y las experiencias valiosas para una determinada situación o realidad, pueden ser transferidas con inteligencia a otras realidades, lo cual les da mayor visibilidad y por consiguiente aumenta la presión sobre los gobiernos, para su desarrollo.

En su estrategia encaminada a generar espacios de reflexión y análisis de los elementos culturales necesarios para construir una mejor forma de vivir, la Red se ha vinculado con instituciones tanto del sector privado como público, además de las concernientes a la educación; todas ellas con iniciativas que comparten no sólo el mismo territorio de acción, sino también las intenciones y formas de trabajar. Este encuentro se ha dado a partir del mutuo reconocimiento, del diálogo horizontal y, sobre todo, de la praxis compartida que nos fortalece teóricamente al mismo tiempo que fortalece el impacto de las acciones realizadas desde esta coyuntura. 

La intención de este trabajo es socializar el contexto y las experiencias de la Red para el fortalecimiento de la Economía Social y Solidaria y articularlo a otras iniciativas de carácter local, regional, nacional e internacional con el objetivo de visibilizar el tema entre los múltiples actores y mostrar las colaboraciones que se tejen a partir de estas convergencias, ayudando a transformar la educación, la comunicación, la producción y el consumo que, en su conjunto, desafían el modelo actual de desarrollo. 

El modelo neoliberal oportunista de desarrollo económico está en decadencia. La construcción de un modelo nuevo, basado en una lógica diferente, depende de muchas cosas, porque es un cambio de mucha complejidad, pero por lo menos existe una que es clara, nuestra capacidad de apertura verdadera y honesta al diálogo intercultural y transdisciplinario. El reto demanda un gran esfuerzo colectivo de autocrítica y creatividad, capaz de transformar nuestros pensamientos, conciencia, relaciones y comportamientos.

Inspirados en Boaventura de Sousa Santos, “Nos enfrentamos a problemas modernos para los cuales no tenemos soluciones modernas”, y por ello tendremos que encontrar otros marcos de referencia, abrirnos a los saberes “otros” coexistentes con el modelo neoliberal dominante, reconociendo que “la comprensión del mundo es mucho más amplia que la concepción occidental del mundo” (Sousa, 2010, pp. 150).

La Red IFESSUAM

El proceso inició el 18 de noviembre de 2021, con el nacimiento del Programa Institucional sobre Economía Social y Solidaria de la UAM, una iniciativa del Rector General, Dr. José Antonio de los Reyes Heredia, que me fue encomendada, y presentada a los Rectores de las 5 Unidades con quienes se acordó realizar el primer Foro UAM sobre Economía Social y Solidaria, con el objeto de hacer un mapeo de los programas existentes en la Institución, sobre el tema.

El Primer Foro para repensar la Economía Social y Solidaria fue el inicio de un proceso de transformación dentro y fuera de la misma Universidad. Profesores investigadores, funcionarios de los sectores público y social, se reunieron en torno al concepto de la solidaridad, con el propósito de encontrar caminos para erradicar la desigualdad y encontrar consensos sobre metodologías y estrategias para cambiar el mundo en el que vivimos. Fue una experiencia de diálogo y reflexión compartida sobre las experiencias y los modelos económicos, de gran importancia, en la que pudimos conocer y escuchar otros puntos de vista para forjar un compromiso con el país.

La red tiene un universo cada vez más grande de participantes: las 5 Unidades de la UAM, otras Universidades a nivel nacional, otras Universidades a nivel internacional, algunas instituciones del sector público nacional y algunos actores del sector social, cuyo propósito ha sido concentrar y vincular a un número representativo de académicos, funcionarios y actores sociales, que hayan realizado investigación y trabajos en el tema de Economía Social y Solidaria para retroalimentar y compartir conocimientos a la vez que se apropian del programa que impulsa la Red. 

Con todos ellos se han establecido procesos de trabajo y se han desarrollado actividades tendientes a apoyar el desarrollo de las organizaciones del sector social como parte de un plan estratégico para la recuperación y transformación económica del país, entre ellos, el Primero y Segundo Foro para repensar la Economía Social y Solidaria, eventos que reunieron a más de 400 participantes y más de 200 ponencias sobre el tema que dieron como resultado un libro y unas memorias. En el último mes se inauguró un Seminario Permanente de Economía Social y Solidaria, instrumento que enriquecerá la reflexión y el análisis compartido en la región.

Con la Secretaría de Educación Pública se ha establecido un Convenio de colaboración, y se desarrolló un programa de capacitación tendiente al desarrollo de Manuales para la formación y gestión administrativa de las Gasolineras de bienestar. Con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural-SADER, se ha establecido un Convenio de Colaboración, dirigido a diseñar de manera conjunta un Diplomado denominado “Uso de Bioinsumos, hacia una Transición Agroecológica” que será impartido a los productores y se ha trabajado en el desarrollo de dos Dominios de Competencia, el de Comercialización y el de Economía Social y Solidaria. Con la Secretaría de Gobernación (Dirección General de Coordinación Interinstitucional) e INAES (Instituto Nacional de Economía Social y Solidaria) se ha establecido un intercambio permanente para trabajar los proyectos alrededor del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, Aeropuerto Internacional de Tulum y Tren Transoceánico, además de la creación de un NODESS UAM-SEDECO-ROCREATIVO.

A nivel internacional también hemos ido extendiendo la Red; con el Foro Social Mundial se tiene una actividad permanente y se interactúa dinámicamente con los integrantes de la Mesa de Diálogo, se hacen entrevistas para hablar de los trabajos de cada uno y sus proyectos, principalmente se intercambian pensamientos y propuestas con personas de varios países. Con el Instituto Superior Tecnológico de Economía Social, Popular y Solidaria de Ecuador (ISTEPS) se ha establecido un Convenio de Colaboración y por supuesto un diálogo permanente; con el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR) de Chile y con la Universidad UNIMINUTO de Bogotá, Colombia se han ido estrechando los intercambios y estamos próximos a firmar convenios de colaboración.

Dentro de la reflexión interinstitucional han surgido propuestas que en el contexto actual del país colocan a la Economía Social y Solidaria como un puente para construir nuevas relaciones entre la esfera política y la económica, y para ello es necesario un proceso de transformación, en el cual se propone transitar hacia la solidaridad y la democracia económica. Estas propuestas incluyen desde la elaboración de proyectos y su operacionalización, el refuerzo de las estructuras existentes con la profesionalización de los empleos, propuestas colectivas como cooperativas, creación de fondos territoriales de desarrollo, apoyo a la innovación, construcción de servicios, en fin, una batería de propuestas posibles para fortalecer esa otra economía.

La esperanza y la insistencia que nos caracterizan son las que nos mueven a convocar a numerosos sujetos entre los cuales un cambio de modelo surge como alternativa de reconstrucción de la sociedad en que vivimos. Los saberes tradicionales de los pueblos indígenas, las experiencias de lucha de los movimientos sociales y las teorías de la academia crítica ofrecen posibilidades de cambio que se comparten en la Red y se rediseñan en otros nichos. 

Para finalizar quiero decir que la Economía Social y Solidaria es una excusa y a la vez una invitación al diálogo sobre las posibilidades de construir alternativas al actual modelo de desarrollo, que se sitúan en la práctica y no sólo en la teoría, en el hacer y no sólo en las definiciones. 


Referencias

Coraggio, J. L. (2011). Economía social y solidaria: El trabajo antes que el capital. Quito, Ecuador: Ediciones Abya-Yala. Obtenido de https://www.coraggioeconomia.org/jlc/archivos%20para%20descargar/economiasocial.pdf

Defourny, J., Favreau, L., & Laville, J.-L. (1997). Inserción y nueva Economía Social: Un balance internacional.España: CIRIEC.

Gobierno de México. (s.f.). Programas Sociales. Obtenido de https://www.gob.mx/tramites/programas

Krishnamurti, J. (1968). La Libertad Interior. Obtenido de https://jiddu-krishnamurti.net/es/la-libertad-interior/krishnamurti-la-libertad-interior-01

Poulantzas, N. (1976). Las Clases Sociales en el Capitalismo Actual. México: Siglo XXI editores.

Razeto, L. (2018). ¿Qué es la economía solidaria? El Portal de la Economía Solidaria. Obtenido de https://www.economiasolidaria.org/recursos/reas-red-de-redes-de-economia-alternativa-y-solidaria-biblioteca-que-es-la-economia-solidaria-

Singer, P. (2022). Introducción a la Economía Solidaria.

Sousa Santos, B. (2010). Descolonizar el Saber, Reinventar el Poder. Sousa Santos de, Boaventura. (2010). Descolonizar el saber, Reinventar el poder.: Ediciones Trilce. Obtenido de https://www.boaventuradesousasantos.pt/media/Descolonizar%20el%20saber_final%20-%20C%C3%B3pia.pdf

Tréllez Solís, E. (2008). Crisis ambiental, crisis de civilización y construcción social de futuros sustentables. Revista Facultad Nacional de Salud Pública, 26, 14-23. Obtenido de https://www.redalyc.org/pdf/120/12058104004.pdf