LA ECONOMÍA DE LA 4T Y LA PLANIFICACIÓN

Volver a Lenin y Kalecki desde Harvey

La narrativa obradorista ha puesto en el debate que la sociedad del siglo XXI vive en un modelo denominado como neoliberalismo. Ese proyecto político y cultural es una reedición de las premisas viejas de los liberales y sus pensadores se han focalizado en la escuela marginalista. La teoría del equilibrio general es el gran punto de referencia y la sociedad busca superar las crisis recurrentes de la sociedad capitalista bajo la libertad de dejar hacer y dejar pasar. La lucha de la izquierda se inspiró en una forma organizativa en la que sus formas parten de principios epistémicos muy bien definidos.

La sociedad neoliberal solo fue una forma aparencial de tratar un problema complejo, ya que el patrón de acumulación de capital no presupone las reglas que impone la teoría de Jevons, Menger y Walras. Además, el neoliberalismo nunca ha existido en este plano terrenal. Por eso mismo, la izquierda debe buscar sus referentes en el discurso crítico de Karl Marx y David Harvey para una primera coordenada en la búsqueda de la teoría moderna del capitalismo. El geógrafo marxista recomienda ampliamente volver a la vieja consigna bolchevique y que los teóricos actuales redefinan el patrón de acumulación de capital de este siglo como neoimperialismo. Sólo así el neoliberalismo dejará su huevo manipulador y la realidad se mostrará tal cual es: una sociedad basada en la lucha de clases.

Si el neoliberalismo ve a la estructura económica como un modelo de libre concurrencia, el imperialismo pone énfasis en un modelo de oligarquías financieras. Mientras el neoliberalismo cree en la fijación de los precios y cantidades mediante las fuerzas de la oferta y demanda, el imperialismo se enfoca en la planificación económica de los monopolios mediante la tasa de beneficio. Lenin y Kalecki concuerdan muy bien en que las oligarquías financieras imponen su ritmo en el metabolismo de la sociedad y naturaleza, y la estructura del mercado mide el grado de los precios. La izquierda debe entender muy bien este comportamiento para que su lucha emancipatoria parta de bases sólidas y su horizonte político no se pierda en las siguientes fases históricas.

Harvey hace un cierre fenomenal de este imperialismo nuevo, porque la exportación de capital tiene como premisa la producción del espacio. La sociedad capitalista necesita de las reservas de la tierra para que la tasa de ganancia pueda incrementar sin ningún problema. La solución económica también puede denominarse una solución tiempo y espacio, y la exportación de capital también significa un movimiento molecular de este en el territorio. Para lo anterior, las oligarquías financieras necesitan penetrar los mercados, por lo que las reformas políticas y jurídicas son necesarias. El nuevo patrón de acumulación necesitó de una forma organizativa del Estado. Por lo tanto, en la década del setenta, la derecha impulsó en todos los órdenes una ideología bastante acorde al nuevo orden mundial.

El imperialismo nuevo solo fue una fase superior de la economía monopolista de la segunda mitad del siglo XX, pero la diferencia radicaba en que la concentración económica se centraba en la producción industrial. Actualmente el rentismo financiero y de la tierra juega un papel determinante en la sociedad. Sin embargo, el parasitismo también está presente hoy en día; el 10 % de la población centraliza el 65 % de la riqueza total del mundo y el otro 90 % se queda con el resto. Los trabajadores se mueren en la línea de las empresas y los dueños del dinero recogen gran parte de los beneficios de la suerte maldita de los dominados. Pero, su tragedia no es su destino, una sociedad diferente puede ser posible. 

Planificación económica a la bolchevique

La revolución bolchevique abrió un espectro muy importante cuando a la planificación oligárquica se le antepuso una planificación proletaria. La primera atiende las necesidades del 10 % de la población; busca incrementar sus ganancias. Por su parte, la segunda se enfoca en las necesidades del 90 % de la sociedad y quiere un mundo más justo para la clase oprimida. Parafraseando a Marx, un polo reivindica el valor que se valoriza y el otro polo defiende el valor de uso. El proyecto económico político de la Revolución Rusa estaba bastante definido. La transición hacia un orden económico diferente se basaba en el cambio de paradigma de las relaciones sociales de producción. 

Lenin era muy claro con respecto a que la lucha contra el imperialismo debía partir de la ofensiva en políticas económicas hacia los sectores improductivos: los especuladores del dinero, las mercancías y la tierra. Las oligarquías financieras debían tener un freno de mano hacia su apetito insaciable y los terratenientes no podía usurar con el precio de la tierra a diestra y siniestra. La especulación llevaba a que los precios incrementaran en el imperialismo. Por eso mismo, la economía bolchevique debía planificar la economía, para que el sector productivo tuviera un auge bajo el poder proletario y la dictadura plebeya liberara al país del parasitismo rentista. El primer objetivo era frenar la especulación de la riqueza y que los zánganos burgueses detuvieran su rapacidad con la sociedad productora.

Kalecki fue un economista polaco cuyas teorías abrieron un panorama muy importante en la lucha por la transición socialista. La economía mundial tiene dos grandes motores: el consumo, que puede detonar un crecimiento económico y, por el otro, la inversión fija bruta incentiva una proyección en cadena de inversión pública y privada. Un gobierno popular debe implementar una lucha contra el parasitismo rentista. Por ende, el gasto público debe enfocarse en los dos ramos más importantes: la circulación de mercancías y el crecimiento de la economía real. La economía bolchevique lanzó varias lecciones que los marxistas dogmáticos no quieren resaltar dentro de la lucha de clases. La política económica soviética tiene muchas enseñanzas que los teóricos de izquierda deben resaltar  en los siguientes años.

Kaldor no puede considerarse un economista soviético y mucho menos se puede pensar que su visión está emparejada con la teoría marxista. La planificación bolchevique puede encontrar bastantes ideas interesantes que los analistas y los políticos pueden contemplar para un futuro. No obstante, los impuestos no pueden considerarse bajo ningún argumento una carga o, en otras palabras, el gravamen no puede considerarse una cosa en contra de la sociedad. Por elcontrario, los impuestos son un instrumento de fomento económico, en donde la izquierda puede hacer distribuir la riqueza entre las clases sociales y fortalecer la producción de valores de uso mediante los incentivos fiscales apropiados. 

En ese sentido, la finalidad de esta exposición es encontrar una serie de premisas sobre una forma de economía alternativa a la del imperialismo. Por eso mismo, la planificación bolchevique es un camino numeroso en experiencias y enseñanzas. En términos generales, si la economía imperialista busca articular la producción y consumo mediante la tasa de ganancia, entonces la dictadura del proletariado buscaría de alguna manera conectar ambos polos mediante el valor de uso. Otra forma de economía es posible y su objetivo está centrado en el tránsito de una forma en donde el dinero sea el eje central y el otro puede reconquistar el amor a la vida, tanto humana como de la naturaleza. Frente a este hecho, la economía mexicana de la 4T podría arrojar mucha luz como una economía nueva; puede proyectarse en un escenario donde la crisis económica está al orden del día.

La Economía Mexicana en tiempos de la Cuarta Transformación

Andrés Manuel López Obrador presentó una propuesta sobre una concepción de economía que él denominó como una economía moral. El debate se abrió de manera importante, ya que los eruditos de la economía asumieron su compromiso de defender los manuales marginalistas. La 4T expuso que los pobres serán el eje central de las políticas públicas y el gasto público se enfocara en los sectores productivos y en detonar el consumo de las familias mexicanas. Las dos premisas parecen un poco alejadas de la teoría marxista, pero la cuestión cobra mucha importancia, porque el objetivo es aumentar la eficiencia de la inversión fija bruta y aumentar el ciclo de venta de las mercancías.

Después de un boicot comercial y una crisis económica, México ha transitado tres años con bastante sustento en los temas económicos. El balance es muy positivo en la recuperación de la caída del Producto Interno Bruto y el crecimiento vivido en los otros dos años. Los analistas internacionales han quedado perplejos ante la realidad, derivado de que este país ha logrado salir adelante en esta época de torbellinos. En 2023 la tasa de crecimiento superaron la cifra de los tres puntos porcentuales y los informes recuperaron al menos tres niveles muy importantes sobre este hecho: Estados Unidos tuvo un ligero repunte en sus datos económicos; la inversión fija bruta fue bastante amplia por parte del gobierno y el consumo creció de manera muy rápida a lo largo de los años que siguieron a la crisis sanitaria. Los analistas más prestigiosos de las corporaciones transnacionales han dicho que la economía mexicana tuvo un primer semestre mejor a lo anticipado y logró un crecimiento de 3.6 % anual.

El gasto social fue un elemento central dentro de la crisis sanitaria, porque la distribución del ingreso estaba centralizado en una pequeña parte de la sociedad mexicana y la crisis económica también era una de subconsumo, por lo que la capacidad de gasto se debía incrementar en los años de oscuridad. La potencia económica tiene dos motores especiales y uno de ellos radica en la capacidad de realizar mercancías. Por un lado, la caída del consumo fue contenida por las políticas públicas; por el otro, la tasa de ganancia aumentó por medio de la venta de las mercancías. Tanto la clase oprimida ganó mediante el incremento de su consumo, como la clase dirigente se benefició porque sus bolsillos no se vieron mermados por la crisis económica. 

Andrés Abadia, economista en jefe para Latinoamérica de Pantheon Macroeconomics mencionó que la actividad económica mexicana alcanzará un crecimiento un poco mayor al 3 %, apuntalada por el consumo interno y considerando la posibilidad de que Estados Unidos consiga un aterrizaje suave con su política restrictiva. Por otro lado, el economista jefe de BBVA México, Carlos Serrano, destacó que el motor interno de crecimiento sigue encendido en el consumo, impulsado por la fortaleza de los salarios reales que han crecido por encima de la inflación, así como por la creación de empleos.

La inversión fija bruta fue un caso muy interesante, ya que en estos últimos tres años la aportación de este rubro ha sido muy significativo en la economía mexicana. El crecimiento total se vio reflejado en este periodo y la construcción ha sido en especial un tema a rescatar en los informes oficiales y técnicos. Las obras estratégicas de este sexenio ya están dando frutos en los rubros económicos y los dos trenes están aportando mucho al crecimiento del país. Pero la cuestión resalta en un doble sentido, pues el desarrollo industrial se proyecta en los últimos años y el empleo también crece, por ende, aumenta el nivel de consumo. Lo interesante es en este punto que la teoría económica bolchevique ha impactado en esta 4T y mucha gente no lo sabe aún.

La 4T y la economía planificada bolchevique

La economía planificada de la 4T inició su camino en 2018, cuando –bajo una consulta popular– el Nuevo Aeropuerto Internacional de México fue cancelado bajo el mandato del pueblo. Gracias a esto, los intereses de las oligarquías fueron neutralizados. Si bien el imperialismo quería incrementar sus ganancias con un proyecto de expoliación de la riqueza del país, la 4T apostó por una forma de economía más ética y moral. La organización productiva debe contemplar la articulación de la producción y el consumo, y estar al servicio del valor de uso mas no del valor de cambio. En este gobierno el tránsito está al inicio del camino, entonces el intercambio debe poner en el centro a los más pobres.

La crisis sanitaria ante todo fue una crisis civilizatoria en toda la extensión de la palabra. Por ende, el gobierno encabezado por Obrador hizo una serie de cosas bastante interesantes, en donde las políticas públicas se enfocaron en los más necesitados, es decir a los trabajadores, de este país, se les abrieron el acceso a varios recursos. A nivel económico, el gasto social fue el detonador de medidas de contención que ayudaron a la población a no caer en las garras de la desesperación. Si bien es cierto que la economía cayó abruptamente en este periodo, también el efecto se redujo gracias a la intervención precisa de un gobierno de izquierda.

Aquí cabe mencionar dos cuestiones muy relevantes. Primero, la estrategia energética fue clave para la economía mexicana, ya que su recuperación impulsó la inversión fija bruta en el país y se contuvo la caída de la demanda de empleo. Por ende, la economía no cayó tanto durante la crisis y su recuperación ha sorprendido a varios analistas de las escuelas burguesas. Pero lo relevante radica en el control de la energía eléctrica, el recurso más importante del país. En el pasado, las oligarquías financieras lo secuestraron para sus beneficios privados; actualmente, el gobierno popular lo está administrando para el bien del pueblo. Este recurso ha sido un pilar en esta administración. Su inflación fue paralizada oportunamente y ha ido retrocediendo gracias a la soberanía energética.

La segunda cuestión son los dos trenes. Estos han sido una verdadera revelación para los analistas del viejo orden, ya que en la pandemia su función fue detener la caída de la demanda efectiva e incrementar la inversión estratégica en la zona más rezagada del país. Ahora que ha pasado la crisis sanitaria, la economía ha gozado de gran salud gracias a estos proyectos. La planificación económica también ha asumido una organización territorial a nivel regional. Mientras la producción nacional ha crecido de manera vertiginosa en los últimos años, también el sur de México ha tenido los mejores rendimientos del sexenio. La planificación económica ha dado un duro golpe a los viejos manuales y la función del gobierno, en la economía, será un punto de referencia para los siguientes tratados de economía política.

El gasto público ha dado un giro muy importante y la atención se enfoca en los más pobres. El gasto corriente se está controlando y su reducción pretende llegar al mínimo. La corrupción derrochaba bastante dinero, sin embargo, ahora las arcas del gobierno se llenan para destinarse al gasto de inversión y así que los dos motores de la economía tengan un crecimiento notable. El logro previo se debió a la austeridad republicana, que fue el eje central de repensar la función pública popular y a hacienda, que puso énfasis en el cobro de impuestos de los terratenientes en México. La política fiscal tuvo una perspectiva bastante interesante, en donde los más pobres han sido el objetivo.

La Cuarta Transformación ha avanzado en la lucha contra el capital financiero y su política ha contemplado la creación de un banco nacional. Mientras los consumidores de créditos están secuestrados por dos grandes bancas mundiales, el país no tiene una contención a ese problema. El Banco del Bienestar quiere luchar contra los intereses de la banca privada e internacional y por ende sus operaciones crecen en este periodo como también lo hacen sus instalaciones a lo largo del país. Una banca popular luchará por reducir el pago de intereses de un crédito, y por destinar el dinero a la inversión en la economía real. El Proyecto de Nación ha dado las primeras pinceladas, pero la naciente banca de desarrollo plebeya no tiene la suficiente fuerza, aunque esta lo logrará en un futuro cercano.

Andrés Manuel López Obrador, en su economía moral, menciona la siguiente idea: en materia financiera, implementamos el Banco del Bienestar. La gran mayoría de la población que se encuentra en situación de pobreza carece de acceso al sistema bancario. En muchos municipios del país no existe una sola sucursal de instituciones financieras, ni siquiera se cuenta con un cajero automático.

Este sexenio la red ferroviaria mexicana está recuperándose y su impacto en la economía será bastante positivo. El imperialismo apostó por las autopistas, sin embargo, la planificación obradorista luchará contra los poderes financieros gracias a los trenes. Las cuotas de transporte ahora son bastantes caras para cruzar el país, por lo que sólo quedan las vías férreas, que bajarán el costo de traslado de los usuarios y las mercancías. Mientras las carreteras elevaron la especulación del dinero y la tierra, las vías férreas van por el control del mercado y fomentarán la industrialización. La 4T tiene fijadas sus metas; la lucha por el control de la economía tiene como objetivo que los más pobres sean los más beneficiados.Al final, la estrategia está basada en la lucha contra el enriquecimiento desmedido de los dueños del capital financiero y de la tierra. La especulación del dinero y la naturaleza ha hecho bastante daño a este país, no obstante, la transición ha planteado una primera línea de batalla. Los resultados son bastante positivos ya que –sin ir a la raíz– los más pobres han gozado de beneficios muy importantes y las variables se han fortalecido dentro del Proyecto de Nación. Pero, la Cuarta Transformación ha iniciado su visión del mundo y los resultados siguientes serán determinantes en las siguientes fases. La primera piedra ha sido puesta en este tenor y el obradorista debe seguir empujando la transición hacia la izquierda. Una economía popular comenzóo en 2018, en 2023, está dando sus mejores resultados y, en un futuro, tendrá que dar un giro hacia una forma más socializada.